DÉNIA. La histórica planta de Bimbo de El Verger es ya justo eso, historia. La factoría, que ha estado en marcha desde mediados de la década de los 70 del siglo XX y que era la heredera de la mítica Magdalenas Ortiz, echó el cierre este viernes. El balance de la decisión de la multinacional de poner fin a su actividad en la Marina Alta deja un balance más que negativo para la sociedad comarcal.
De un día para otro se han perdido medio centenar de empleos y más de una decena de personas se han prejubilado, pese a estar aún en edad labora. Se trata de gente de entre 55 y 61 años. La planta ha contado hasta hace unos días con un centenar de empleados, de los que sólo se salvan 22. Las personas que se han quedado sin trabajo han optado por una indemnización e ir al paro, al renunciar a un trabajo en otra planta de la empresa.
Estas personas para poder conservar su empleo han tenido que poner rumbo a las planta que Bimbo tiene en Paterna, Cataluña e incluso en las Islas Canarias. "Todo un drama", como han explicado desde el Comité de Empresa de Bimbo El Verger, un organismo que ya pasará también a la historia, habiéndose apuntado el tanto de haber negociado, al menos, buenas condiciones laborales para quienes siguen con la empresa y para quienes han optado por la prejubilación.
Bimbo ha cerrado más que una etapa, ha puesto fin a una vida en la Marina Alta. Una historia que arrancó en el año 1965, cuando el empresario José Ortiz abrió en el sótano de un local de Dénia una pequeña fábrica, Magdalenas Ortiz. El negocio creció con rapidez, quizá el menos esperado para este emprendedor, que en su vida laboral había puesto más expectativas en otras iniciativas, relacionados con la hostelería.
La actividad creció con rapidez y pronto trasladó la producción a un local en Les Monges y después a la partida Les Alqueries, todo en Dénia. No fue hasta los 70 cuando se edificó la fábrica de El Verger. Magdalenas Ortiz estuvo después en manos de varias empresas pero no fue hasta 2013 que cambió de nombre y la entrada Bimbo conllevó el cambio de imagen. Se siguió fabricando el mítico pan tostado y algún que otro producto.
Hasta el cierre sólo se producían el pan y una línea de snacks, que se han traslado a otras plantas. El cierre no ha venido motivado por pérdidas de la factoría o por falta de modernización, sino porque desde Bimbo entendían que podían dar respuesta a la demanda de producción con el resto de plantas. De hecho, se ha ampliado hace poco la Santa Perpetua en Cataluña.
Desde este viernes es todo pasado y sólo 22 personas de los cien empleados continúan en la firma. Desde el Comité de Empresa han indicado que entienden que muchos lo hacen por las buenas condiciones que se han logrado, ya que hay incentivos para viajar a otras poblaciones e incluso ayudas para adquirir una vivienda para quien establezca definitivamente su hogar en su nuevo destino.
De las 22 personas que seguirán trabajando para Bimbo, 14 lo harán en la planta de Paterna. Pero cinco se marchan a Islas Canarias, donde hay una fábrica en la localidad de Agüimes, uno de los centros de producción alimentaria más grande del archipiélago. Sólo una persona ha optado por Santa Perpeuta de Mogoda, en Barcelona, aunque inicialmente se creía que una parte del grueso de personas que seguirían en la firma optaría por esta fábrica. Dos empleados se marchan a otra factoría en Puente Genil. Casi 50 personas, 21 mujeres y 27 hombres han optado por no seguir en la empresa, por que se acogerán a indemnizaciones.
Con este cierre se ha puesto también a varios meses de tensión desde que la empresa anunciara el cierre de la histórica planta. Los empleados han celebrado este viernes un pequeño aperitivo en el comedor de la fábrica, que ha contado con el apoyo de Bimbo, que ha colaborado con una aportación económica.
Desde que se conoció la noticia el Comité de Empresa se puso como meta impedir el cierre, pero eso no ha sido posible. Lo que sí se lograron fueron ciertas ventajas para quienes siguieran en la firma, pero en otras plantas, o quienes optaran por la prejubilación.
Quienes han optado por dejar su empleo y no ir a otras fábricas percibirán una indemnización de 33 días por año trabajado, con un tope de 24 meses. La normativa laboral fija un máximo de 20, por lo que salen ganando en 13 días. Este tipo de indemnización es para aquellos que hayan entrado después de 2012, momento en que se llevó a cabo la reforma laboral. Además, según su antigüedad obtendrán una ayuda adicional de entre mil y 1.500 euros.
Las personas contratadas antes de 2012 cobrarán 45 días por año trabajado, con un máximo de 42 meses, es decir, tres años y medio. En este caso se calculará lo que les corresponde hasta 2012 y después los 33 días como el resto de empleados. Quienes se trasladen a otras poblaciones obtendrán ayudas para el transporte y la posibilidad de obtener hasta 18.000 euros para una vivienda.
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