Gatillazo. Luis Barcala ni se siente alcalde ni se percibe como candidato. No tiene partido. Eva Montesinos se despidió coqueteando con Natxo Bellido. Que si lo miras bien se te aparece la inquietante amenaza de Satán, el nebuloso espectro del melifluo conseller Manuel Alcaraz. Yaneth Giraldo se ve en la pasarela de les Corts. Miguel Ángel Pavón es un oso hormiguero. Fernando Sepulcre es Nerea Belmonte pero haciendo caja por el aire que respira. Periodistas sin titulares. Pelea de gatos en celo y legionarias pasivas. El debate del estado de la ciudad de Alicante, el primer acto de la campaña electoral, se quedó en la lectura sucesiva y colegial del Santo Evangelio según Enrique Ortiz. La ciudad inacabada. Un coitus interruptus. Alacant necesita un revolcón. Salvaje.
Mariano Rajoy sí es un cachondo. Se despidió -5 amenas horas de copa y puro retransmitidas en vivo y en directo- de los suyos loando a banqueros y al IBEX en Batiste de Santa Pola prometiendo que volverá. Chavales, dejad hueco para el resopón. Soraya Sáez de Santamaría santificada por la gracia de dios. Que es ni más ni menos que Pedro Sánchez. Amén. Un inédito gesto bipartidista. El presidente ve crecer su leyenda del soldado renacido, del superviviente nato y más guapo primer ministro de la España postfranquista. Una vela a Bruselas y otra al Supremo y también a la Banca. Todos estamos pagando la hipoteca de su epopeya. Rodeado por cruceristas roedores, depósitos de combustibles en llamas, amenazado por la prepotencia de Pepe Borrell y Carles Puigdemont, Pablo Iglesias y por la impericia de su tropa ministerial, el presidente del Reino de España va sobreviviéndose metro a metro, día a día, trinchera a trinchera, en medio del polvo y el gas sarín enarbolando la bandera de España. Anunciando su propia epifanía. Si cae herido, saldrá en la prensa del corazón con Begoña Gómez Fernández. O Iván Redondo le escribirá un tuit esclarecedor: “Lo he intentado. No he podido. Creed en mí. Necesito vuestra ayuda. La de todos”. Y convocará elecciones. Cantemos al amor de nuestros amores. Cantemos al señor.
Aunque la semana nos la ha salvado el sector cospedalista activado contra el nuevo PP de Pablo Casado. Dolors Montserrat, oye chatín, que ni la mismísima Mary Santpere. La elegantísima y elitista García Tejerina agriándole la campaña andaluza a Moreno y Arenas. También el fuego amigo de un pasado de vueltas Teodoro García Egea -la Hispanidad, la mariconez de la California Imperial, los 7 minutos de la Arabia Saudí- lo arregló hilvanando, asociando la palabra desconcertada puta con la de niño andaluz en plena campaña. Olé. En realidad, el puto amo es Ramón Bardají, que junto a Steve Bannon han hecho posible el milagro Santiago Abascal. Vox está marcando la agenda nacional.
Incluso la de SM el Rey Felipe VI. Roca Rey, los Franco y el Pórtico de la Gloria. Albert Rivera ha ordenado –y lo ha conseguido con Inés Arrimadas- silencio absoluto a los suyos. Lo confieso: me gustaría ser la hija de Martin Scorsese. Menos contenido de categorías absurdas y más luz interior. No a las consignas y sí al pensamiento crítico. Basta ya. Fuerza.
Mónica Oltra está un poco apagada. Que no me cunda la alarma. Resucitará de entre los muertos. La Mare de Déu de tots els valencians está aprendiendo a “tener paciencia y comprensión”. Vicent Soler és molt cabut. Gabriela Bravo tiene la piel muy fina. Ximo Puig es encantador: entre Gary Grant y Richard Gere. O sea, un poco bastante más viejo y menos potente que Manolo Mata, que en un pasillo de les Corts lo mismo le echa un capote compasivo a Eva Ortiz, a María José Catalá y a Antonio Estañ al alimón que te improvisa de maravilla una reforma de l’Estatut para bajar el listón electoral al 3%. Las diferencias del tripartit son los cimientos del futuro reeditado Botànic.
Tras el pacto en las alturas para repartirse los cargos, como en la vieja política, no sorprende para nada la explosión de candidatos en Podem. El Bloc sigue perdiendo en les comarques del Sud. Compromís continúa siendo la Iniciativa de los Mollá y el éxito turístico, el tesoro escondido de Toni Mayor. Así que Gerard Fullana, el verdadero fenotipo valenciano, muy por encima de Vicent Marzà o Carmen Montón, se retira de la candidatura a les Corts para dedicarse a la Diputación de Alicante. En donde ya no estará ni César Sánchez.
Ángel Franco sale vivo de otra. El juez no cree el Belmontazo de Elsa Martínez y Barcala. Carolina Punset deja Ciudadanos. El intelectual alicantino Eduardo Lastres convocó una reunión para manifestar que él “no se siente valenciano”. La cebolla de la tortilla de patatas de Betanzos. Borja Sanjuán, 26, nueva estrella rutilante del PSPV, deja de escribirle los discursos a Puig para hacerle la campaña a Sandra Gómez contra Joan Ribó. Blanquerías es historia, igual que la calle Albacete. Ahora, alguien como Carles Tonda y cualquier otro pitufo como Paco Villena recordaría aquí la tienda de Elías en el Tossalet. Génova le impone Juan Ramón Adsuar a Isabel Bonig. Santiago Posteguillo, Premio Planeta. En Vinaròs han caído 374,6 metros cúbicos. En su gira de despedida como presidente de la CEOE, Joan Rosell dijo que Uepal se debe, como él con su empresa de contenedores de Biar, integrar en la CEV. Y sentenció: “allá ellos”.
La lluvia ha desbordado el río. Hay que cambiar de casa. La corriente se lleva esta madrugada fotos, libros, cuadros, toda la ropa, media alma. Entre el estruendo del agua apenas se ve la llamada de mi nunca bien pagado ni ponderado Herr Direcktor Miquel González. Me dice que tengo que ir decentemente vestido a la fiesta de Alicante Plaza el 8 de noviembre en la Casa Mediterráneo. Y que le envíe el articulito ya a Alba Mercader nuestra punta de lanza en Benidorm. Uno nunca sabe por donde empezar. Los presocráticos.