Hoy es 14 de octubre

publica el poemario 'No es amor sino fiebre'

Mariano Sánchez Soler: "Las palabras son dignas en función de quién las pronuncie"

14/12/2023 - 

ALICANTE. Escritor, periodista, historiador y profesor. Mariano Sánchez Soler (Alicante, 1964) es bien conocido por cualquiera de sus múltiples dimensiones. Sin embargo, siendo un prolífico autor, que acumula más de sesenta obras de investigación y novela negra a sus espaldas, si hay alguna faceta menos conocida para un despistado lector, esa es su ‘vis poética’, con la que ha cultivado, no obstante, hasta ocho poemarios. El último trabajo publicado se titula No es amor sino fiebre. Poemas elegidos 1977-2023 (Editorial Mankell), que presentaba este mismo miércoles, 13 de diciembre, en la sede universitaria de la UA en Alicante. En enero retomará el calendario de presentaciones.

— Quizá haya alguien que desconozca esa parte tuya. Que conozca tu faceta periodística y novelística, pero no este lado romántico. Sin embargo, vienes cultivándola desde siempre. Pero, ¿por qué ahora este recopilatorio de poemas de amor? ¿Hay un momento de la vida en el que nos volvemos más tiernos?

— Yo empecé haciendo poesía. Comencé escribiendo canciones para un grupo de folk que tenía con diecisiete años. A partir de ahí, me dediqué a la poesía durante mucho tiempo. Después, me lancé más a la novela, cuando acabé la carrera, pero la poesía forma parte de la columna vertebral de mi escritura y de mi forma de andar en el mundo. Desde entonces, siempre me ha interesado seguir escribiendo y ahora, pues, ha surgido esta oportunidad con la que contar el recorrido de mi poesía. Publiqué el primer poemario en 1977 y, desde ese momento, he ido publicando hasta siete poemarios, además de algunos poemas sueltos. Este es el octavo.

Han pesado mucho en mi trayectoria los libros de historia sobre el Franquismo y la Transición, pero siempre me he mantenido en esa especie de magma de la creación literaria con la poesía. Según las circunstancias, pues, he ido escribiendo relatos, novelas o poemas, pero siempre he combinado un poco de todo. Y el caso es que esto ha salido cuando ha salido. En literatura tú no eliges los ritmos. Son los ritmos los que te eligen a ti por las circunstancias de la edición.

— ¿Cuántos poemas recoges y por qué son estos los elegidos?

Son un centenar de poemas que se han recogido cronológicamente. El libro comienza con el poema Walking blues, de mi primer poemario homónimo, publicado en 1978. Desde ahí, hasta ahora, se ve el recorrido o la evolución de lo que es mi visión poética.

Hizo la selección Esther Abellán, que además de ser una poetisa y actriz estupenda, es mi mujer. Y es que yo soy bastante incapaz de seleccionar. Tengo mis manías: hay algunos que me gustan mucho y luego soy incapaz de verlos con cierta distancia, pero también hay otros que no dejo de repetir en todas las ocasiones que puedo. Ella intentó no poner los poemas que yo siempre uso para abrirse a la divulgación del resto de poemas que he escrito. Con una selección de todos ellos y con alguno inédito, no se ha hecho una recopilación aleatoria, sino que se ha creado un libro nuevo que tiene una coherencia.

— Entre clichés, podría decirse que el género de investigación y la novela negra serían lo más rudo de la escritura, mientras que la poesía es algo más liviano, casi como una melodía. Tú dominas ambas partes. ¿Qué es lo que te lleva hacia un lado o el otro?

— Todo lo que escribo suele tener una coherencia en el sentido en que intento ser tierno con lo duro y duro con lo tierno. Busco un encuentro y una forma de ver la vida. Voy a cumplir setenta años el año que viene y creo que estoy en un momento en el que puedo ver las cosas con cierta perspectiva. Yo siempre estoy produciendo. La escritura, para mí, es una actividad permanente. Aunque no esté redactando en un momento determinado, siempre estoy en esa manera de entender las cosas. No es que escriba en mis ratos libres, es que me dedico a escribir. He tenido la suerte de vivir de lo que escribía durante treinta años, como periodista, y eso me ayudó bastante a ver la escritura como algo muy total, muy global.

— Entiendo que abordas la poesía con la esperanza de aliviar el dolor que provoca la crudeza del mundo real que plasmas en los otros géneros que trabajas. Si es así, ¿llegas a conseguirlo?

— Pues sí. Además, es una forma de explicar o de buscar una explicación a eso que pasa, desde un punto de vista muy íntimo. Tenemos que tratar de explicar lo que sentimos y eso ayuda a entender muchas cosas. De hecho, esa es la gran función del arte: transmitir lo que sentimos, lo que vivimos y lo que nos parece que es la realidad. En este sentido, es bastante unitario todo. Los temas cambian y cambia también el género, pero en mi caso todo forma una unidad. Yo sentí con diecisiete años que tenía que crear a través de las palabras mi forma de ver la vida y así lo hice de forma consciente.

— Como estudioso del Franquismo y la Transición, que dio paso a la Constitución del 78, ¿se te ocurre un poema sobre la amnistía? 

— No. La lírica y la política, aunque rimen, no se llevan bien. Pero sí escribí un poema que se llama Transición y que se incluye en este libro. Siendo un joven aguerrido en ese momento, explico lo que para mí significó ese momento de la historia. Ese es un poema político.

— ¿Crees en la poética de la “concordia” que está llamada a instaurar esta amnistía?

— Yo no creo en nada. Creo en los hechos y en los actos. Los actos son los que mandan sobre las palabras. Nos llenamos la boca de palabras que luego están huecas, vaciadas del significado original que tienen. Las palabras solo son dignas en función de quién las pronuncie y las respalde después con sus propios actos.

Noticias relacionadas

next
x