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la tribuna del politólogo / OPINIÓN

Marchando una de primarias

30/01/2017 - 

Semana importante para el socialismo europeo. Los partidos socialdemócratas de España, Francia y Alemania se encuentran inmersos en plena fase de primarias internas. Toda una preparación y puesta en orden de sus ejércitos para intentar salvar las siguientes citas electorales.

La verdad es que los sondeos no les dan demasiado bien. Es evidente que el auge de los extremismos ha mermado en los socialistas, que ahora son vistos por parte de su antiguo electorado como una versión algo más simpática de la derecha o el establishment.

Por esto, he querido seguir con especial atención estos procesos internos. Ante las situaciones desesperadas, muchos ven necesario buscar nuevas soluciones. Así que yo tenía ciertas esperanzas (los politólogos somos gente un tanto ilusa) de ver algunos cambios de democracia interna. Aunque solo sea por no continuar con lo que ya no funciona.

Pero más bien no. Cabe señalar que (a pesar de todos socialistas) el PS francés, el PSOE español y el SPD alemán eligen a sus candidatos de manera muy distinta. Y en todos los casos es francamente mejorable.

Sin duda, el ejemplo galo es el más decente. Organizan unas primarias abiertas a dos vueltas, en las que todos los franceses pueden votar. En el momento de escribir este artículo todavía no hay ganador oficial, pero ustedes ya sabrán si fue Manuel Valls o Benoit Hamon.

Pero a los socialistas españoles no les gusta demasiado implicar en sus asuntos a nadie más que no sean ellos mismos. Esta semana Pedro Sánchez ha anunciado su candidatura y en principio se enfrentará a Patxi López (y puede que alguien más) en igualdad de condiciones.

No obstante, me cuesta mucho creerlo. Son raras las primarias del PSOE en las que no hay quejas con los avales o denuncias de irregularidades. Y ni siquiera solo a nivel nacional. Pregunten sino a Fernando Fernández y Pablo López, los otros dos aspirantes socialistas a la alcaldía de Alicante que acabaron retirándose por presuntas ventajas en favor de Gabriel Echávarri.

Menos esperanza aún de neutralidad me da la actual Gestora del PSOE, que como todos recordamos remplazó a la anterior de una manera tan aparatosa como irregular.

Pero sin duda, la palma se la llevan los alemanes. Este martes, la cúpula del SPD decidió que su a priori candidato Sigmar Gabriel no ofrecía muchas garantías y lo cambiaron por Martin Schulz. ¿La militancia o los alemanes tienen algo que decir? Pues parece ser que no.

En cualquier caso, es lamentable que los partidos (sean cual sea su país o ideología) vean las primarias como un proceso a controlar, y no como una oportunidad. Con tal de evitar la discordia interna, cierran lo más posible el procedimiento. Y con ello nos arrebatan al electorado una gran posibilidad de conocer el ideario de los futuros candidatos desde meses antes de las elecciones.

En Estados Unidos, el proceso de primarias en ambos partidos dura casi un año, está abierto a todos los ciudadanos y se hace por estados. Se organizan numerosos debates públicos, que son televisados en todo el país. Una manera mucho más amplia de decidir el voto que en las tres semanas de una macro saturada campaña electoral.

En España, este problema está muy lejos de ser exclusivo del PSOE. De hecho, el PP es el gran campeón en cuanto a partido cerrado se refiere. Ni siquiera los propios afiliados pueden votar gran parte de sus cargos internos.

En Podemos, se organizan numerosas asambleas entre sus afiliados, pero también oímos continuamente a los candidatos contrarios a la corriente de Pablo Iglesias protestar por las irregularidades y presiones que sufren. De hecho, muchos han acabado dimitiendo. Ejemplo más claro no hay que el de Alicante, donde incluso llegaron a organizar un pucherazo electoral reconocido meses más tarde por el propio partido.

Tampoco se salva Ciudadanos. En esta casa el líder del partido tiene prerrogativas y poderes mediante los cuales puede pasar por encima de lo votado en primarias. Por ejemplo, así Albert Rivera colocó a Toni Cantó en la lista electoral de Valencia.

En definitiva, nuestros principales partidos patrios tienen una asignatura pendiente en democracia interna. En política hay que saber reinventarse, y en los tiempos actuales se antoja cada vez más necesario que empiecen a tomar medidas como abrir las votaciones, suprimir avales, etc.

De lo contrario, alejarán más y más a los ciudadanos de los partidos, el escepticismo en la política seguirá aumentando y la democracia continuará perdiendo.

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