ALICANTE. El enésimo traspiés del Hércules acabó con invasión de campo, pelea en el túnel de vestuarios y concentración en la puerta cero, seguida de cargas policiales y futbolistas e integrantes del 'staff' técnico blanquiazul saliendo escoltados del estadio Rico Pérez.
La tarde-noche del domingo en el otrora coliseo blanquiazul fue muy intensa, pues ya en los prolegómenos de la disputa del choque con el Alzira unos 300 aficionados marcharon para exigir la salida de Enrique Ortiz de la entidad: lo hicieron convocados por la plataforma Podemos Recuperarlo, bajo el lema "Debemos recuperarlo" y tras haber recibido la visita de integrantes de las candidaturas del PSPV-PSOE, Compromís y Ciudadanos en la suerte de almuerzo de convivencia previo que llevaron a cabo en la avenida del Doctor Rico.
Tanto esa marcha como la concentración ante la puerta cero del estadio que le siguió se desarrollaron sin incidentes, algo que no iba a suceder igual una vez el árbitro albaceteño Julián Pérez Guimera decretó el final del partido... Primero, los integrantes de la grada de animación (los miembros de la peña Curva Sur, la mayoría con la cara cubierta) invadieron el terreno de juego para cargar contra sus jugadores. Mientras la seguridad privada contratada por el Hércules y la Policía Nacional se hacía con la situación sobre el verde (sin llevar a cabo detenciones), en el túnel de vestuarios se desarrollaba una pelea entre integrantes de uno y otro equipo ('Alvarito' fue el principal protagonista por parte de los blanquiazules y Javi Soler su homólogo en el bando azulgrana) a la que terminó poniendo fin la acción policial (el secretario técnico del Hércules Francisco Peña llegó a ser desalojado del vestuario del Alzira por los agentes).
Para ese momento, en la puerta cero de Rico Pérez ya eran varios centenares de aficionados los que se habían concentrado para exigir de nuevo (lo hicieron antes del choque, pero también durante el desarrollo del mismo) la marcha de Ortiz, al tiempo que señalar a los jugadores. La situación se fue tensando con el paso de los minutos, especialmente cuando hicieron acto de presencia los integrantes de Curva Sur, llegándose a producir dos amagos de carga por parte del Policía. La existencia de menores (algunos niños) en la primera línea de los concentrados probablemente disuadió a los agentes (tampoco se produjeron detenciones), pero no así a algunos de los que protestaba, quienes lanzaron botellas, mecheros y otros objetos tanto sobre los funcionarios como sobre los periodistas que cubrían los hechos (algunos de ellos ya habían sido objetivo de los radicales durante la invasión del terreno de juego).
Afortunadamente, hacia las nueve de la noche los ánimos se serenaron lo suficiente como para que la Policía tomara la decisión de que el autobús del Alzira, el trío arbitral y, especialmente, los jugadores del Hércules (estos últimos por grupos y escoltados) abandonaran el Rico Pérez. Huelga decir que los aficionados que se encontraban en ese momento junto a la puerta que da acceso al aparcamiento (donde los futbolistas tenían sus coches estacionados) no dudaron en proferir toda clase de insultos hacia algunos de los integrantes de vestuario blanquiazul (fundamentalmente Mario Gómez, 'Michel' Herrero y Ander Vitoria), aunque otros fueron ovacionados (el caso de los canteranos o de Carlos Abad).
Dicho de otro modo: al inicio de la tarde el foco estaba puesto exclusivamente en la figura de Enrique Ortiz y 'su' directiva, pero con conforme fueron avanzando las horas también pasaron a estar bajo el mismo la plantilla y Francisco Peña, entre otros. Precisamente el secretario técnico abandonaba el Rico Pérez pasadas nueve y media de la noche, también rodeado de policías y de aficionados descontentos. En ese momento permanecían en su interior aún los miembros del consejo de administración del Hércules con su presidente Carlos Parodi a la cabeza, quien tardaría aún media hora en salir de las instalaciones en su propio vehículo.