Esta semana me he reencontrado con un viejo político ilicitano ya retirado, Manuel Ortuño.Tras mantener una charla con él a propósito del último libro que ha publicado, me veo en la obligación de contar a las nuevas generaciones, de su partido y de la sociedad en general, quien es este hombre que protagonizó la vida política en Elche durante 30 años.
Ortuño es abogado de profesión y entre otras cosas ha sido paracaidista, no es broma. Pero su vida no puede entenderse sin la política, y la política en Elche no puede entenderse sin nombrarlo.
Se afilió en un partido político por primera vez en 1974. Inmediatamente lideró Alianza Popular en Elche hasta que se convirtió en Partido Popular, que presidió también hasta el año 2003.
Ha tenido numerosos cargos, pero nunca llegó a ser alcalde de Elche, seguramente no habría pasado desapercibido y casi con toda probabilidad no lo habrían apeado del despacho en la plaza de Baix tan fácil como a su compañera de partido Mercedes Alonso.
Lideró el partido en Elche, pero fue candidato a la alcaldía pocas veces. Creo que el propio partido no lo dejaba y buscaba constantemente “mirlos blancos”. La mayoría le salieron reguleros, ni contentaron a Valencia ni a Ortuño y muchos acabaron dimitiendo. Así, sobre la marcha, me acuerdo de Diego Martínez Selva, Rafael Ramos o Manuel Serrano Richarte.
Ortuño está ahora a otra cosa, pero aun muchas personas de las que entonces le acompañaban y formaron parte de su equipo de trabajo, siguen en política. Juan de Dios Navarro es diputado provincial y concejal del ayuntamiento de Elche o Elena Bonet que también sigue en política, muy activa en el partido y de nuevo concejala.
Es imposible resumir la trayectoria de Manuel Ortuño en unas líneas. De hecho, él mismo ha necesitado 600 páginas para contar su vida solo entre 2003 y 2005, ocupando el cargo diseñado para él de subdelegado del Consell en Elche. No es el primer libro de memorias que publica y es que, además de buena memoria, Ortuño es un hombre muy disciplinado y escribía un diario cada día de lo que hacía, con quién se entrevistaba y qué hablaban.
El elige qué cuenta y qué no, pero guarda mucho. Seguro que algunos de los secretos que prefiere callar serían portada de los diarios de hoy todavía.
Se dejó el partido en 2003, forzado por los dirigentes del momento en Valencia y empujado por Alicante donde el PP temió siempre lo que pudiera llegar desde Torrellano al Vinalopó. Trabajó entonces desde la Calahorra, donde se ubicó la sede de esa subdelegación del Gobierno creada para él.
Posteriormente salió del partido que él ayudó a crear, expulsado por esos comités de disciplina que ahora se utilizan, como antes, para quitarse de encima a los que hacen sombra o molestan. En 2007 creó un partido local, Agrupación Popular de Torrellano y El Altet y se presentó a las elecciones locales obteniendo 2.706 votos.
Fue su última aventura política.
Se retiró entonces y se prodiga poco por los actos públicos, aunque me consta que tiene una intensa vida social e intelectual con los amigos de siempre.
Ortuño representa una etapa política pasada de la que todavía hablamos en algunas ocasiones, para lo bueno, argumentos sólidos, dialéctica brillante, interesantes debates ... o para lo malo … Zaplana, Blasco, Ripoll, y lo que representan.
Los que ahora “cortan el bacalao”, en política, en los medios, en economía, deben saber al menos quién es Manuel Ortuño Cerdá, y conocer algo delpapel que desempeñó en la historia más reciente de esta ciudad. También deberían saber de otros políticos con los que el propio Ortuño compartió salón de plenos como los exalcaldes Manuel Rodríguez o Diego Maciá.
Entenderíamos mejor la actualidad.