ALICANTE. La librería Pynchon & Co de Alicante ha tenido un mes frenético, en unas pocas semanas han visto recompensado el trabajo realizado durante sus casi 5 años de existencia con el premio a la Imagen en la 25 Edición de los Premios de la Ciudad de Alicante al Comercio, el programa de TVE Página 2, referencia estatal en la cultura del libro, les ha dedicado un espacio en sus recorridos por propuestas singulares, y han anunciado su traslado a un espacio 3 veces más grande, en el que podrán desarrollar algunas de las iniciativas que desde un inicio tenían en mente: la actividad cultural, la restauración y la promoción de la lectura infantil y juvenil.
Solo unos pocos metros separan su localización actual, en el cruce entre las calle Poeta Quintana y Segura, y el nuevo local que ocuparán en unos meses, un poco más arriba de la misma calle Segura, pero hay un mundo de distancia entre los 100 y pocos metros cuadrados de superficie de la librería actual, y los 400 del su nueva ubicación, donde podrán disponer de espacios diferenciados para la zona de librería generalista, el espacio infantil-juvenil, el aula de actividades culturales y la vinoteca que albergará en el corazón del nuevo recinto.
Manuel Asín, gerente de Pynchon, nos comenta las razones del cambio: “Ha sido un cúmulo de casualidades. Por una parte, necesidad nuestra, necesidad porque en las horas punta se nos acumulaba el trabajo. Necesitábamos más puntos de venta y más espacio para actividades, porque ahora mismo sólo podemos hacer una a la vez. Llegaba el jueves por la tarde y siempre hay talleres de literatura creativa, al mismo tiempo que mucha gente quiere hacer sus presentaciones el jueves, por lo que ya tenías que ir cambiando actividades al viernes, que tal vez no era un día tan idóneo para esa actividad en concreto. Necesitábamos ampliar, en el sentido de tener un punto más de venta, como mínimo, y algo de espacio, separado de la librería, para dar acogida a las actividades”.
Una ampliación que incorporará un proyecto latente en Pynchon & Co, desde su nacimiento, entrar en el circuito de librerías-cafeterías, espacios de relax cultural que conjugan lectura pausada y restauración, añadiendo un elemento diferenciador, un espacio de vinoteca, con sus propias actividades de maridaje literario-gastronómico. “La cafetería es un buen complemento, porque mucha gente nos pedía la posibilidad de consumir algún café, alguna cosa de bollería cuando visitaban la librería con niños, también porque desconectas un poco los ingresos del libro con una actividad complementaria. Y por una cosa muy curiosa, aunque la decoración de la librería, actualmente, ofrece muchos rincones con sillones y mesitas para poder sentarse, la gente no suele hacerlo, como que se corta.
Tener un espacio claramente diferenciado para ello, puede ayudar para que los clientes se sientan más cómodos a la hora de pasar un rato tranquilos, sentados, ojeando libros. Vivir solo de la librería es muy complicado, y tener una fuente de ingresos complementaria, que no suponga un aumento muy significativo de mano de obra, ni de horarios, es ideal. Y el tema de la vinoteca es porque nos gustan mucho los vinos, eso lo primero. No sabemos mucho, pero sí tenemos un asesor-proveedor que es todo un referente en el sector y, por otro lado, creo que el vino es muy parecido al libro, es un elemento muy vinculado a la tierra, a la conversación, a la introspección”.
Hacer de la necesidad virtud, dice sabiduría popular, y también que hay que aprovechar las oportunidades cuando vienen, si no se escapan para siempre. Convencidos de ello, en cuanto les llegó la noticia de que un local tan cercano se encontraba disponible, y coincidía esta disponibilidad con el final del contrato de alquiler en el local actual, no dudaron en tirarse a la piscina. “Un golpe de suerte que había que aprovechar”, reconoce Asín.
Aunque no parece que la suerte haya tenido tanto que ver en la coincidencia de algunos reconocimientos públicos, desde ámbitos tan diferentes como el Ayuntamiento de Alicante y Televisión Española. “Aquí ha habido varias cosas… uno, que por fin ves el fruto de un esfuerzo. Nosotros podríamos haber montado la librería igual, con la mitad de inversión, poniendo estanterías metálicas, luces de neón, el suelo como estuviera, y poner la mitad de libros. Habríamos tenido una librería igual, y en el mismo sitio. Pero poner un sitio tan acogedor como el que hemos creado, solo se hace pensando en los clientes, para que vengan y vean que aquí hay un respeto a la literatura, un respeto al cliente y un entorno pensado para que se encuentren cómodos. Y la respuesta del cliente a eso ha sido muy buena, en el último año y medio, cada vez tenemos más trabajo. Ese es el primer reconocimiento, el que nos llega primero y más profundo.
Y luego está el reconocimiento externo a esos cuidados que tú has puesto en tu propuesta: decoración, iluminación, selección de libros, diseño de actividades, la atención que das a la gente. Lo que nos indica eso es que vamos en la buena dirección. La media de tiempo que un cliente pasa en la librería son 6 minutos, y eso es algo heredado de los usos del comercio actual, donde la tienda ya no se ve como un lugar de interacción física persona-persona, sino únicamente persona-objeto. Poca gente entra y pregunta. Nuestro objetivo es superar esta barrera y que la librería sea también un punto de encuentro entre personas interesadas por los libros, que puedan intercambiar opiniones entre ellos, con nosotros. Hemos aprendido, y seguimos aprendiendo, mucho de nuestros clientes lectores”.