BENIDORM. El Instituto Valenciano de Tecnologías Turísticas (Invattur) ha publicado un Manual para la adaptación al cambio climático de los destinos turísticos. Después de una encuesta a las entidades gestoras de los municipios tanto del litoral como del interior, una de las conclusiones más generales que aprecia Turisme está en que existe una "confusión" en los términos relativos al cambio climático, pero con una disposición a mejorar. Por ello, han elaborado esta documentación con la finalidad de que se dé a conocer las consecuencias y los riesgos a los que se enfrenta el continente europeo y el arco mediterráneo.
Como se decía, una de las conclusiones que aparecen en el manual es "la confusión en los términos relativos al cambio climático, derivados de un grado de conocimiento y comprensión limitado sobre los conceptos y alcance de los procesos de mitigación y adaptación que puede emprender un destino turístico". Es por ello que ven la necesidad de sensibilización y divulgación de todo lo que conlleva, pero tanto a los responsables como a los residentes, visitantes y turistas.
Sin embargo, destacan la predisposición de la actitud de los municipios para contribuir a través del turismo en la gestión de este fenómeno. Además, detectan preocupación en la vulnerabilidad del entorno natural y paisajístico y su alteración por el cambio climático. Señalan que por ahora el nivel actual de gestión en este aspecto es "limitado" debido a que está iniciándose ahora este tipo de soluciones para evitar sus efectos.
Desde Turisme hacen una serie de recomendaciones para su adaptación a estos cambios en el planeta. Entre otros asuntos, menciona la necesidad de disponer de un diagnóstico en el que se manifiesten los riesgos del destino y del que se derive un plan de actuación.
Entre las diferentes cuestiones que ponen de relevancia para el futuro del continente europeo y el arco mediterráneo, mencionan e "mayor riesgo a causa de inundaciones fluviales y costeras". Esto, explican, genera una transformación de los sistemas físicos por efecto de la erosión costera y de la variación del nivel del mar, con perjuicio para los destinos turísticos altamente dependientes de los atractivos relacionados con el medio natural (playas, bahías, islas, paisaje, etc.) centrados en turismo activo, deportivo, de aventura, de sol y playa...
Además, explican que habrá mayores episodios de restricción de agua por el aumento del periodo de sequías. "Es aplicable a cualquier tipología de destino turístico, destacando las relacionadas con el medio por los cambios en el entorno natural y a los estándares de confort por la disponibilidad de un recurso natural tendiente a la escasez".
Otra de las consecuencias del cambio climático está en que habrá mayores daños por los fenómenos extremos relacionados con el calor e incendios forestales. Esto "genera impactos en atributos del sistema biológico como el cambio de paisaje, la afectación en flora y fauna, la desertización de zonas, y la consiguiente desestabilización de los modelos económicos productivos basados en la explotación agrícola", dice el manual. Entre otros, destacan el impacto que pueden sufrir destinos turísticos altamente vinculados a la producción alimentaria de proximidad y gastronomía locales, el enoturismo, y en general los relacionados con los atractivos naturales ya sean de litoral como de interior.
Tal y como señala el texto, "el turismo es una de las actividades socioeconómicas más expuestas a las consecuencias del cambio climático por su relación directa con el medio natural". Por ello, manifiestan que en los próximos años y décadas, el turismo debe enfocarse en trabajar para avanzar de manera intensa en la adaptación, "ya que los efectos en caso contrario pueden perjudicar severamente a los territorios dependientes de esta actividad. Y así lo es en gran medida el litoral mediterráneo".
Entre otras cuestiones, explican que el rol de la administración local en la percepción y gestión del cambio climático es relevante en la consecución del éxito a mayor escala. Además, el manual menciona algunas de las propuesta de los expertos en torno a los grandes ámbitos de actuación sobre los que debería ordenarse la gestión del cambio climático en un destino turístico.
Entre otras cuestiones, habla de la movilidad sostenible con el fomento de vehículos eléctricos, un sistema de transporte público local eficiente, la apuesta por mercados de demanda con menor generación de huella de CO2 o el incremento de zonas peatonales y ciclovías. También ponen en alza una planificación urbanística sostenible para diseñar equipamientos, infraestructuras, espacios y entornos de mayor calidad y seguridad ante los efectos de fenómenos extremos así como la importancia de la gestión de emergencias ante episodios extremos "garantizando la coordinación de los sistemas sanitarios y de seguridad para un modelo integral de atención pública".
