“Muchos hemos cambiado por el crimen, yo soy cantante y Cristo es estrella del cine”. Así, al ritmo del trapero Yung Beef, finalizaba el cortometraje Mala ruina en su estreno en el Palacio de la Prensa de Madrid. El filme, dirigido por el alicantino Carlos Salado y protagonizado por Yung Beef y Ramon Guerrero, en el papel de El Cristo, es un spin-off valiente de Criando ratas; pues el equipo se ha atrevido a apostar por un formato innovador a caballo entre el videoclip y el cortometraje. “El lenguaje es muy libre en el cine, experimentemos”, recalcaba el director Carlos Salado. La proyección ha desatado los aplausos, la emoción y alguna que otra lágrima de los asistentes; entre los que se encontraban familiares, amigos y diversos personajes del cine, la música y la cultura urbana como Álvaro Cervantes, The Parrots, Carlota Cossi, Jorge Cremades, Jedet o Joel Bosqued.
Minutos antes de la llegada de los espectadores y la proyección de Mala ruina se mascaban en el ambiente ciertos nervios por parte del director Carlos Salado y el productor Rubén Ferrández, que se mostraban deseosos de que el acto comenzara. A los protagonistas los podíamos ver más relajados; Yung Beef incluso bebía una cerveza mientras charlaba con sus amigos cerca del escenario.
Tras los agradecimientos de Carlos Salado y Rubén Ferrández a la familia, equipo artístico y, especialmente, a la comunidad de seguidores de su ópera prima Criando ratas, la Sala 3 del Palacio de la Prensa de Madrid se sumía en un silencio absoluto para apreciar el carisma de Ramón Guerrero en el papel de Cristo y Yung Beef ante la cámara. Dos personas “sin formación en interpretación pero con un talento y una inteligencia emocional innatos”, destacaba Carlos Salado, director del film, durante el coloquio.
Mala ruina consigue captar la atención del espectador, logrando que ni pestañee ni aparte la mirada de la pantalla durante los dieciséis minutos de duración del cortometraje. Mientras que Criando ratas, de la que deriva este spin-off, mostraba un Cristo abocado al fracaso y la cárcel, Mala ruina es una oda a las segundas oportunidades, aunque muestra la crudeza del mundo de la droga y sus nefastas consecuencias: violencia intrafamiliar, peleas, crimen y cárcel. Y es que, como recalca el productor Rubén Ferrández, “el arte es un puñetazo en el estómago”.
Carlos Salado se adentra en la verdad más profunda y sin filtros de la delincuencia en un cortometraje que intercala una fantástica orquesta sinfónica producida por el director y Lil Romeo de Yung Beef. Una canción llena de significado en la que le explica a su hijo, Romeo, que el mundo de la calle no es un juego. Letra en la que tanto Ramón Guerrero y Yung Beef como sus personajes se ven reflejados. Sorprende especialmente la madurez interpretativa adquirida por Ramón Guerrero desde su actuación novel en Criando ratas, mostrando ahora un personaje mucho más complejo y maduro; un Cristo arrepentido tras salir de la cárcel por el que su ex mujer y su actual pareja muestran compasión y que inicia una nueva vida con su hijo, interpretado por el verdadero hijo del actor.
Durante el turno de preguntas Yung Beef ha querido dejar de manifiesto que las productoras no se atreven a apostar por proyectos de este tipo pero que, sin embargo, algunas cosas como la verdad de Salado al rodar o las miradas de Cristo son detalles que no se pagan con dinero ni se aprenden estudiando; a lo que Salado ha espetado que “por respeto al espectador hay que hacer cine con verdad”. Además el director ha querido recalcar su agradecimiento y cariño hacia Yung Beef, a quien considera un artista proactivo para quien ningún reto es demasiado grande.
El director Carlos Salado y el productor Rubén Ferrández han cerrado el acto concluyendo con el deseo vital de que Mala ruina llegue a todos los hogares “y que Ramón y Fernando –Yung Beef- puedan volver a brillar en una pantalla”. Mala ruina acumula cerca de 20.000 visualizaciones en Youtube, tan solo un par de horas después el estreno.