Madrid acoge este jueves la presentación de 'Mala ruina', un spin-off de la película 'Criando ratas', a medio camino entre un videoclip y un cortometraje, que cuenta con el actor Ramón Guerrero repitiendo el papel de El Cristo y el exitoso trapero Yung Beef como protagonistas. El director alicantino Carlos Salado y el productor Rubén Ferrández hablan sobre esta oda a la reinserción y a las segundas oportunidades
MADRID. El reloj marca las dos de la tarde. Tras varios segundos comunicando, las agitadas y ajetreadas voces de los alicantinos Rubén Ferrández y Carlos Salado resuenan al otro lado del teléfono. El estreno de su próxima obra, Mala ruina, es inminente y ambos ultiman los detalles pocos días antes de que el film vea la luz este jueves 8 de noviembre en el Palacio de la Prensa de Madrid, a las 20 horas.
Mucho han cambiado las cosas desde aquel 2015 en que, tras más de cinco años de trabajo, estos dos jóvenes se enfrentaran al estreno de su ópera prima, la exitosa película Criando ratas distribuida gratuitamente en Youtube y en la que se narra la historia de El Cristo –interpretado por Ramón Guerrero– un delincuente abocado a un callejón sin salida de droga y criminalidad. Un equipo técnico más numeroso, mayores medios y una vasta experiencia acumulada son sólo algunas de las numerosas diferencias entre el pasado y presente de Salado, Ferrández y el resto del equipo. “Criando ratas era pura calle, un relato hiperrealista, mientras que con Mala ruina hemos cambiado el formato, aunque sigue alejado de las formas tradicionales y creo que mi sello continúa plasmado” espeta el director. No se equivoca. La impronta de Salado continúa en su segundo proyecto, rescatando esa visión verosímil y sin filtros del crudo mundo del narcotráfico y la delincuencia.
El origen de Mala ruina radica en un proceso creativo impulsado por la necesidad imperiosa de Carlos Salado de volver a trabajar con Ramón Guerrero, El Cristo en la ficción, quien, al igual que su personaje, también conoció el mundo de la delincuencia de primera mano, llegando incluso a ingresar en la cárcel durante el rodaje de la película. Tras años de trabajo codo a codo y múltiples visitas de Salado a Guerrero durante su estancia en la cárcel, su relación transcendió lo meramente profesional y se convirtió en fraternal.
Aunque la idea primigenia para Criando ratas era una trilogía, nos cuenta el productor Rubén Ferrández, la falta de recursos económicos ha hecho imposible, de momento, rodar la segunda parte. Sin embargo, este deseo de Carlos Salado de trabajar con Ramón Guerrero, a quien el director atribuye un talento innato para la interpretación, fue satisfecho con la aparición en sus vidas de Fernando Gálvez, conocido como Yung Beef, referente del trap y la cultura urbana en España y quien, como Ramón Guerrero, también ha vivido de cerca el mundo de la delincuencia, lo que le confiere aún mayor verdad a Mala ruina. “Yo sentía que Yung Beef tenía un gran talento y carisma y él era gran admirador de nuestro trabajo, pero creo que el trap está contando lo mismo que Criando ratas”, afirma Salado.
Al conocerse en persona hubo una gran sinergia entre Yung Beef y Carlos Salado pero, realmente, la inspiración que lo movió todo fue la canción Lil Romeo de Yung Beef, un canto a la libertad y a la reinserción que, tras un proceso de transformación, se ha convertido en la canción original de Mala ruina. Mientras que Criando ratas retrataba un círculo vicioso de droga y delincuencia, su spin-off Mala ruina arroja un rayo de luz y de esperanza con “un Cristo lleno de matices”, recalca Salado, que junto al personaje de Yung Beef redime sus pecados como delincuente gracias a dos puntos de inflexión en las vidas de ambos protagonistas: sus hijos y el paso por la cárcel.
“Mala ruina tiene un relato mucho más esperanzador, porque aunque el mundo de la delincuencia y la droga es muy difícil, puede haber una salida y una reinserción en la sociedad”, explican. Es por eso que Salado confía en que este nuevo proyecto también se emita en cárceles y centros de menores, como ya se hizo con el trabajo anterior. Pero además su motivación como director de cine es generar preguntas al espectador. De hecho, asegura que si alguien viera su trabajo y no se conmoviera o reflexionara, sentiría que no ha cumplido su objetivo. “Pretendemos despertar una mirada crítica en el espectador”, apostilla Ferrández, dejando de manifiesto que ambos consideran el cine un arma social.
Rubén Ferrández y Carlos Salado se muestran ávidos de nuevos proyectos, planteándose diferentes formatos y alternativas. “Vivir de la difusión gratuita en Youtube es insostenible”, señala Ferrández. Sin embargo, en sus mentes siempre está presente Criando ratas 2, un proyecto muy ambicioso que sueñan con ver en salas comerciales y festivales de cine. “De momento es inviable llevarlo a cabo y estamos esperando que aparezca una productora valiente que se atreva a apostar por ello”, concluyen.