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El Paseo del Chanco

Maisonnave, a la sombra de la cruz

1/02/2018 - 

ALICANTE. El 5 de mayo de 1890 Alicante despertaba con la terrible noticia de la muerte en Madrid de Eleuterio Maisonnave y Cutayar. Apenas dos meses antes había acudido a Alicante a descansar y recuperar fuerzas en la finca Abril de su propiedad situada en Sant Joan d’Alacant. Justo enfrente, en la finca O’Gorman, residía en periodos estivales su hermano Juan. Una vez recuperado regresó de nuevo a la capital, pero el famoso aire de Madrid, ese que “es tan sutil que mata a un hombre y no apaga un candil”, le provocó una pulmonía de la que ya no se recuperaría. Pese a los cuidados del Doctor Manuel Ausó y la asistencia de sus hermanos nada se pudo hacer salvo esperar lo inevitable. A las ocho y cuarto de la mañana del mencionado 5 de mayo Maisonnave moría en su casa situada en el número 62 de la madrileña calle Serrano.

Existen dos biografías sobre Maisonnave publicadas tras su muerte. La más accesible y sencilla de leer es Don Eleuterio Maisonnave (Semblanza), escrita por Ginés Alberola en 1920; aunque sin duda la primera y más completa es la publicada el mismo año de su muerte por el erudito Manuel Rico García con el fin de sufragar la construcción del monumento conmemorativo que hoy contemplamos al inicio de su avenida. Lleva por título Boceto del Excmo. Sr. D. Eleuterio Maisonnave Cutayar. Ambas pueden consultarse en la Biblioteca Gabriel Miró, entidad perteneciente en su momento a la Caja de Ahorros fundada por el propio Maisonnave en 1877.

Maisonnave había nacido en Alicante el 6 de septiembre de 1840 en la casa hoy ocupada por las oficinas de Caixabank del número 2 de la calle Rafael Altamira. Veinte años antes, en esa misma casa había nacido el Capitán Ramón Lagier, concretamente un 12 de marzo de 1821. El que más adelante se convertiría en anticlerical y masón pasó sus primeros años de escuela en el Seminario de Orihuela. Tras realizar sus estudios secundarios en el instituto de Alicante cursó la carrera de Derecho en Valencia y Madrid, terminándola en 1865. Instalado en Alicante llevó las riendas del negocio vinícola familiar mientras ejercía la abogacía en su bufete.

El primer alcalde democrático

Su defensa de la causa democrática le llevó a participar en el alzamiento popular de 1866 y a ponerse al frente del alzamiento de septiembre de 1868 defendiendo la libertad desde las trincheras del Teatro Principal. En enero de 1869 se convirtió en el primer alcalde democrático de Alicante elegido por sufragio universal masculino. Pero poco duró su mandato. Tras la toma del consistorio por los militares, en octubre de ese mismo año, fue destituido de su cargo. Pero poco después, en enero de 1870, regresó a la alcaldía; manteniéndose en su cargo hasta agosto del mismo año. Sus breves mandatos se centraron principalmente en mejoras urbanas e higiénicas y en crear un asilo para acoger a los mendigos de la ciudad. Se interesó además en la construcción de una cárcel en condiciones

Al proclamarse la Primera República, Maisonnave llegó a su cénit político. Bajo el mandato de Pi y Margall fue Ministro de Estado, pasando a ocupar la cartera de Gobernación con sus sucesores Nicolás Salmerón y Emilio Castelar. Tras el golpe de estado de Pavía se mantuvo fiel a sus ideas ingresando en el Partido Republicano Posibilista fundado por su amigo Castelar. Organizó en Alicante el partido republicano local, siendo el diario El Graduador el principal difusor de esta ideología.

Maisonnave demostró su amor e interés por Alicante en sus peores momentos. Prestó su ayuda durante la epidemia de fiebre amarilla de 1870 y participó activamente en la defensa de la ciudad durante el ataque cantonalista de 1873. Para favorecer a los más necesitados, y evitar que cayeran en manos de los usureros, fundó en 1877 la Caja de Ahorros de Alicante siendo su primer presidente. Masón reconocido, Maisonnave alcanzó el grado 33, el máximo posible en la masonería.

El periodismo, su pasión

La obra literaria de Maisonnave se centra únicamente en libros relativos al Derecho así como algunas poesías. Pero sin duda alguna el periodismo fue otra de sus pasiones y el camino idóneo para difundir sus ideas. Fundó diarios como El Derecho y el Deber o La República Española, haciéndose con el control del diario El Globo que dirigió hasta su muerte.

Como hemos dicho, una pulmonía acabó con su vida. Dejó esposa y dos hijas. Su hermano Juan tomó las riendas de los negocios familiares y del republicanismo posibilista alicantino.

La prensa debatió durante días si Eleuterio Maisonnave había muerto como cristiano o no. Lo cierto es que, tras llegar a la estación, todas las iglesias tocaron a muerto y se celebró una misa en su honor en San Nicolás y su entierro, que fue una gran demostración de duelo, tuvo lugar en el cementerio de San Blas.

Su casa natal, desaparecida

El Ayuntamiento de Alicante acordó en 1890 dar su nombre a la Alameda de San Francisco y erigir una estatua en su honor, que tras varios cambios de ubicación, mira ahora hacia la avenida a la que da nombre. Sabemos, además, que fue instalada una placa conmemorativa en su casa natal, desaparecida en 1941 al ser derribado el edificio por las obras de prolongación de la Rambla. Por su parte, el Ayuntamiento del pueblo de Sant Joan, donde veraneaba y vivían parte de sus familiares maternos, acordó rotular con el nombre de Maisonnave la entonces plaza del Mercado en agradecimiento a las gestiones realizadas en su nombre en Madrid.

La dictadura fue benévola con la memoria del republicano y masón Eleuterio Maisonnave. Pese a que dejó perder y no repuso la placa en su casa natal, mantuvo su avenida y su estatua y continuó con la obra benéfica de la Caja de Ahorros engrandeciéndola en manos de Antonio Ramos Carratalá. Pero nada hizo por recuperar sus restos al clausurarse el cementerio de San Blas. No queda claro a día de hoy si su cuerpo fue trasladado al panteón familiar del cementerio municipal o acabó arrojado en el osario general de la cripta de la nueva iglesia de San Blas. Ni la documentación del Archivo Municipal ni su familia lo aclaran. Su procesión cívica celebrada cada 5 de mayo se perdió con la Guerra Civil al igual que sucedió con el resto de manifestaciones cívicas.

Como decíamos, la prensa debatió durante días si Eleuterio Maisonnave había muerto como cristiano o como masón anticlerical; si había muerto abrazado a la cruz o no. Casualidades de la vida, su estatua fue recolocada a finales del siglo XX a la sombra de la Cruz de los Caídos y sus restos puede que reposen en la cripta de una iglesia. Jugarretas del destino.

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