ALICANTE. Hace muchas semanas que para el Hércules cada encuentro se ha convertido en un viaje a la Luna: la realización sobre el verde de la función futbolística más básica, aquello que resultaba pan comido para las piernas unos tan jóvenes como descarados jugadores, se ha convertido en una tarea titánica. A aquellos el escudo les pesa toneladas y quien tiene más pelos en los huevos (con perdón), su entrenador, tampoco está sabiendo compensarlo.
Lo anterior implica ahora mismo que la consecución del objetivo del ascenso de categoría para los blanquiazules pasaría por realizar siete viajes a la Luna correspondientes a la fase regular y otros cuatro correspondientes con el 'play-off'. Demasiado si tenemos presente que durante la llamada Carrera Espacial solo seis misiones tripuladas incluyeron un paseo sobre la superficie del único satélite natural de la Tierra.
Por tanto, no queda otra que recuperar las sensaciones perdidas, volver a alcanzar nivel de fútbol exhibido para la consecución del campeonato de invierno y dejar que cada partido no sea para los blanquiazules como su accidentado vuelo lo fue para la tripulación del Apolo XIII.
Como Rubén Torrecilla se encarga de recordar una y otra vez, siguen siendo los mismos (futbolistas y entrenador) que en la primera vuelta. Esa es una de las contadas buenas noticias que planean sobre el presente manifiestamente mejorable del Hércules, la otra es el tiempo: el equipo está a tiempo de 'curarse', de volver a ser un aspirante de garantías... y ascender.
La carrera de cojos que protagonizan aquellos que aspiran a arrebatarle la plaza de 'play-off' le confiere margen, solo que hasta cierto punto; es más, puede ser un arma de doble filo porque si se da por hecho que se va a jugar el extra en la competición que permite dar el salto de categoría alguno se puede dormir y para cuando despierte habérsele hecho tarde, no hasta el punto de perder sus sitio en la fase de ascenso, pero sí llegar a ella como quinto o cuarto, con lo que eso supone: factor de campo en contra (jugar la vuelta a domicilio) y obligación de regatear los empates en las prórrogas de los partidos de vuelta para no quedar eliminado si su adversario es un equipo que finalizó la fase regular en mejor posición, algo que está asegurado que le pasa a un quinto y un cuarto en la eliminatoria de semifinales (hasta el punto de que las Normas y Bases de Competición no excluyen que se pueda medir en esa ronda a un rival de su mismo grupo si la suerte así lo depara) y lo normal es que le suceda también en la final.
Lo anterior hace que ese ejemplo que tanto recuerda en sala de prensa Torrecilla que representa el Recreativo de Huelva del curso pasado, que ascendió empatando los cuatro partidos del 'play-off', no sea válido para un Hércules que acabe como cuarto o quinto.
Así que toca espabilar cuanto antes. Volver a ser ese equipo que miraba a la portería contraria, que podía tener muchas o pocas ocasiones de gol, pero las tenía y por lo general le resultaban suficientes para marcar y ganar encuentros.
El Terrassa representará el domingo (desde las 19 horas) la primera piedra lunar a recoger. El sábado 30 (desde las 17 horas), el Alzira será la segunda. Puede haber algunas más, pero es importante tener presente que los viajes a la Luna se tienen que acabar antes de que lo haga la fase regular, que hay que ganar partidos desde ya para mejorar la situación clasificatoria y con el paso de las semanas, además, volver a brillar para ser un rival temido porque ese escudo y la historia que representa, además de pesar hoy a los jugadores, ya sabemos que no basta para ascender.