MADRID (EP). Un estudio en cráneos fósiles y modenos sugiere que los grandes simios vivos son más inteligentes que nuestro ancestro prehumano Australopithecus, un grupo que incluía a la famosa "Lucy".
El estudio, realizado por científicos de la Universidad de Adelaida en colaboración con el Instituto de Estudios Evolutivos de la Universidad de Witwatersrand y publicado en 'Proceedings of the Royal Society B', desafía la vieja tesis de que, debido a que el cerebro de Australopithecus era más grande que el de muchos simios modernos, fue más inteligente.
La nueva investigación midió la tasa de flujo sanguíneo a la parte cognitiva del cerebro, en función del tamaño de los agujeros en el cráneo que pasaban por las arterias de suministro. Esta técnica se calibró en humanos y otros mamíferos y se aplicó a 96 cráneos de grandes simios y 11 cráneos fósiles de Australopithecus.
El profesor principal de la investigación, Roger Seymour, de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad de Adelaida, dijo que el estudio reveló una mayor tasa de flujo sanguíneo a la parte cognitiva del cerebro de los grandes simios vivos en comparación con Australopithecus.
"Los resultados fueron inesperados por los antropólogos porque generalmente se supone que la inteligencia está directamente relacionada con el tamaño del cerebro", dijo el profesor Seymour.
"Al principio, el tamaño del cerebro parece razonable porque es una medida de la cantidad de células cerebrales, llamadas neuronas. Sin embargo, pensándolo bien, la cognición se basa no solo en la cantidad de neuronas, sino también en la cantidad de conexiones entre ellas, llamadas sinapsis. Estas conexiones gobiernan el flujo de información dentro del cerebro y una mayor actividad sináptica da como resultado un mayor procesamiento de la información".
El cerebro humano usa el 70% de su energía en la actividad sináptica, y esa cantidad de energía depende de un suministro de sangre proporcionalmente alto para suministrar oxígeno. Aunque nuestro cerebro ocupa solo el 2% de nuestro peso corporal, utiliza del 15 al 20% de nuestra energía y requiere aproximadamente el 15% de la sangre del corazón.
El profesor Seymour dijo que se sabe que los grandes simios eran muy inteligentes, con ejemplos como el gorila Koko, a quien se le enseñó a comunicarse con más de 1.000 signos, un chimpancé llamado Washoe que aprendió sobre 350 signos, y Kanzi, un bonobo, que no solo desarrolló buen nivel de comprensión y sintaxis del inglés, sino que también hizo herramientas de piedra.
"Según los resultados, se estima que el flujo sanguíneo a los hemisferios cerebrales de Koko era aproximadamente el doble que el de Lucy. Debido a que la tasa de flujo sanguíneo podría ser una mejor medida de la capacidad de procesamiento de la información que el tamaño del cerebro, Koko parece haber sido más inteligente".