ALICANTE. Que sería "el entrenador hasta el final de temporada y el curso siguiente salvo hecatombe", es decir salvo que el equipo no lograse la clasificación para el 'play-off'.
El nítido mensaje de Juan Carlos Ramírez todavía resonaba en las paredes de la sala de prensa del estadio José Rico Pérez este domingo, cuando Carlos Parodi confirmaba la destitución de Luis García Tevenet como entrenador y que Carlos Luque, técnico del filial ascendía al banquillo del primer equipo.
El presidente que durante la comparecencia del lunes, la del "si caemos, caemos todos" que también pronunció el socio de Enrique Ortiz en el Hércules, estuvo en todo momento en un segundo plano (como a Dani Barroso y Javier Portillo), apuntaba que "las sensaciones no habían sido buenas", que se veía "muy negro" el alcanzar el 'play-off' con el entrenador andaluz en el banquillo y que con el cambio se buscaba "dar en la tecla" porque se seguía creyendo que el objetivo de terminar la temporada entre los cuatro primeros es factible.
Obviamente, a Tevenet le ha pasado factura el haber sumado solo 10 de los últimos 27 puntos disputados pero también sus desconcertantes decisiones antes, durante y después de los partidos... Un gusto por dar bandazos en el que ha sido secundado por el club y más concretamente por Ramírez que ha pasado de mantener al entrenador andaluz en el banquillo tras las derrotas ante Badalona y Lleida, responsabilizando abiertamente a los jugadores de la situación y tratando de convencer a propios y extraños de que se confiaba en Tevenet pese a que solo unas horas antes se había negociado el fichaje de un sustituto, a cesarle tras un empate este domingo.
Foto: Rafa Molina
