Los aplausos ganan a los pitos

Foto: EFE
5/10/2017 - 


ALICANTE. En el primero de los dos días de la Roja en Alicante, Gerard Piqué atrajo también todas las miradas.

Solo unas horas antes de que el Banco Sabadell anunciara que cambiaba Barcelona por la capital de la Costa Blanca como consecuencia de la crisis que se vive en Cataluña, el defensa del Barça que no ha ocultado su opinión respecto a la misma, colocándose una vez más en la diana de determinados sectores, aterrizaba en el aeropuerto de Alicante-Elche como integrante de la expedición de la selección española que este viernes, en un estadio José Rico Pérez que se llenará hasta la bandera, puede lograr el pase virtual para la disputa de la fase final del Mundial de Rusia 2018. 

A diferencia de lo ocurrido en El Altet, donde un buen número de trabajadores de las instalaciones aeroportuarias se dieron cita en la plataforma para dar su apoyo al combinado de Julen Lopetegui, minutos después y ya en Alicante capital, los pitos hacia el central del Barcelona se hicieron más que patentes a las puertas de un Hotel Meliá al que los jugadores accedieron por una puerta secundaria.

Lo anterior hizo temer que por la tarde, en el entrenamiento que la Roja había de completar sobre el verde del escenario del encuentro y para el que se esperaban unos 17.000 asistentes (ese era el número oficial de invitaciones repartidas), la bronca fuera a más pero no ocurrió así. Es cierto que en la puerta cero del Rico Pérez ya hubo pitos y algún que otro cántico cuando Piqué descendió del autobús y que, una vez saltó al césped (fue el antepenúltimo en hacerlo, solo por delante de Sergio Ramos y Reina), también buena parte de la grada optó por la música de viento pero, con el paso de los minutos, no solo se impusieron las palmas, es que en varios momentos de un entrenamiento al que asistieron finalmente más de 20.000 personas, la grada del coliseo blanquiazul coreó el "Piqué, Piqué" (algo que el jugador agradeció saludando al público).

Foto: EFE

Rostro más relajado

Tras el entrenamiento, Piqué era uno de los primeros en abandonar los vestuarios y enfilar el camino hacia el autobús pero con una gesto mucho más relajado y accediendo a fotografiarse con todo aquel que se lo pedía. 

En Foguerer Romeu Zarandieta, de nuevo, despidieron a la Roja varios miles de aficionados que, en su inmensa mayoría, apostaron por los aplausos y cánticos de aliento.

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