Creo que todos nos emocionamos con la última final de Grand Slam de Australia entre Rafa Nadal y Medvedev, igual que creo que casi todos dejamos de creer en la victoria de Rafa Nadal después del segundo set. Tal vez en ese momento el único que creía en Rafa Nadal era él mismo. Con un contrincante diez años más joven, que había ganado con facilidad el primer set y que lo había doblegado en el segundo pese a su gran resistencia, las posibilidades se esfumaban. ¿Qué ocurre con Rafa Nadal y en qué nos puede ayudar su modo de afrontar las dificultades?
Ser empresario es una de las tareas más difíciles que existen. Los que no la conocen solo ven el éxito y lo envidian, pero no ven más allá, no conocen los problemas, todos los empresarios que se quedan por el camino, que no logran salir adelante. Tampoco en Nadal vemos la trastienda de su éxito: sus entrenamientos, sus dolores permanentes, sus constantes lesiones en cada una de las cuales pensamos que ya se ha acabado su carrera. Un empresario ha de lidiar cada día con personas, con su equipo, y solo el que ha dirigido personas sabe lo difícil que es gestionar sus expectativas, sus debilidades, sus egos, sus frustraciones y su talento. También con los clientes, con sus retos, sus exigencias, sus cambios de enfoque o de interlocutor, los retrasos en los pagos y a veces también con sus inseguridades. En el mercado ha de hacer frente a sus competidores, ha de pensar en términos de estrategia, de producto, de innovación, de canal de distribución. Ha de relacionarse también con sus proveedores, ya sean de productos o de servicios, con sus retrasos, con sus cambios, con sus exigencias (de pagos y de toda índole). También con el Estado, con las enormes cargas sociales, las regulaciones, los impuestos, etc. Por último, y no menos importante, ha de lidiar consigo mismo, en especial en los malos momentos, en esos que no te dejan conciliar el sueño por la noche, porque al levantarte seguirán ahí los problemas y has de afrontarlos.
Si todo lo anterior te suena excesivo es que no has conocido a ningún empresario y solo hablas de oídas del mundo de la empresa, algo que vemos a diario en los medios o en la política, por poner dos ejemplos de gran impacto en la consideración social del empresario. Pero, aquí el tema es ver cómo un empresario real como el descrito antes puede aprender de esa “magia” de Rafa Nadal y aplicarla a su día a día.
Hay un libro de 2011 que contiene estas respuestas para aquellos que disfruten de la lectura, su título es: "Rafa, mi historia" y está escrito por el periodista John Carlin (el de Invictus) basado en sus conversaciones con Rafa Nadal. El libro va describiendo momentos de la final de Wimbledon de 2008 en la que por primera vez ganó Nadal a Federer y que está considerado uno de los mejores partidos de tenis de la historia. Aquí la situación fue la inversa que la de la final de Australia; Nadal ganó los dos primeros sets y Federer le dio la vuelta ganando los dos siguientes y todo se decidió en un quinto set que duró una hora y cuarto y que acabó 7-9 a favor de Nadal. El libro recorre lo que pasaba en el partido y, sobre todo, lo que pasaba en la cabeza de Rafa Nadal en cada punto crucial del mismo. Su estado emocional, analítico y racional en cada momento y de ese modo nos vamos adentrando en las claves de su manera de afrontar las dificultades.
Una de las lecciones que un empresario puede sacar de Rafa Nadal y que ayuda en los momentos de dificultad es la que nos da cuando le preguntan sobre su vida y sus sacrificios para haber llegado donde está: “He disfrutado tanto del proceso de ser tenista que no siento que haya sacrificado nada importante”. Hay que pensar que Rafa Nadal nunca parece haber perdido sus raíces, su apego a su familia y amigos, etc. Sin embargo, para un empresario en un momento difícil la pregunta sería ¿estoy disfrutando tanto del proceso de ser empresario? Si la respuesta es no, aquí hay un problema porque esto hace perder gran parte de la concentración y la convicción necesaria para salir adelante.
Otra gran lección es cuando habla de aquellas personas (algunos contrincantes) que cuando las cosas van mal dejan de luchar. Para Rafa Nadal esto se debe, curiosamente, a que se sienten demasiado buenos: “El problema de la gente que a veces no lucha cuando las cosas van mal es porque se tienen en demasiada buena consideración y ellos no entienden que no son tan buenos. No aceptan jugar mal”. Esa falta de humildad también dificulta aprender de otros y entrenar con convicción, dos claves también de Nadal. En su opinión la autocrítica es imprescindible: “reconocer cuando uno se equivoca sin buscar excusas”.
Un empresario que quiera tener éxito ha de preguntarse cuánto se entrena. Esto puede parecer una pregunta extraña ¿Qué significa entrenar para un empresario? Pues significa leer, hablar con gente de la que se pueda aprender, anticipar situaciones futuras a través de este aprendizaje y estar más preparado para cuando lleguen. En palabras de Nadal: “siempre hay alguien que te puede enseñar cosas nuevas”. Es otra manifestación de humildad, pues solo la humildad sobre nuestras limitaciones nos permite aprender. Pero también hay otra manera de aprender y es a través del propio equipo. Rafa Nadal ha cambiado poco su equipo a lo largo de su carrera y eso tiene una gran ventaja: “Eso hace que se establezca una relación de confianza que les permite decir las cosas con total libertad. Es una de las decisiones mejores que he podido tomar en toda mi carrera, tener gente al lado que tenga la disposición de decirme las cosas como las ve, sin pensar en cómo o cuando me las tiene que decir”. ¿Tienes un equipo o unas personas cercanas que puedan tener esta sinceridad contigo? ¿Motivas en tu empresa conversaciones sinceras aunque pueden ser incómodas para ti? ¿Te permites aprender de la visión de otros?
Por último, cómo afrontar un problema cuando ya estamos en medio de él ¿Cómo afrontó Rafa Nadal en la final de Australia la inminente derrota frente a Medvelev cuando iban dos sets a cero o en 2008, cuando solo tenía 22 años y llevaba dos sets a favor y se veía ganador y Federer le empató en los dos siguientes? ¿De dónde sacó la fuerza para pelear ese último quinto set? ¿Por qué Nadal nunca baja las manos en la adversidad? Él nos lo explica con esta frase: “En un partido de tenis, la batalla más encarnizada que libro es con las voces que resuenan en mi cabeza”. Esto se consigue con concentración y entrenamiento del carácter y es una labor de años, pero así es como es posible superar los propios errores con aciertos: “Si he cometido un error en un punto, lo olvido, si se insinúa en el fondo de mi cabeza la idea de la victoria, la reprimo. Concentro cada átomo de mi ser en el punto que estoy jugando” Esto es estar en el presente, en el aquí y el ahora, solo concentrado en el problema hasta superarlo. Seguro que al acabar el partido hay tiempo para analizar las causas y los errores, para corregirlos en el futuro, pero, en medio del partido no es el momento del análisis, es el momento de la acción, de tapar la vía de agua, de remar, de tomar decisiones difíciles e incluso dolorosas, de lo que haya que hacer para volver a la normalidad.
Por encima de todo esto, un empresario ha de tener un objetivo, una razón por la que vive y trabaja. En palabras de Nadal: “Es vital tener objetivos. No fijarse metas hace que las cosas sean mucho más complicadas. Mentalmente, esto te ayuda muchísimo a estar despierto y activo. No entiendo la vida de otra manera. Trabajar por trabajar y entrenar por entrenar, sin un objetivo de ser mejor, aunque luego no lo consigas, no tiene sentido, es aburrido”.
Ser empresario es uno de los retos más difíciles que una persona puede abordar, al tiempo que uno de los más importantes para la economía de un país. Nada te asegurará nunca el éxito, pero hay que reforzar el carácter, dificultad a dificultad, y repetir en nuestra cabeza esta última máxima de Rafael Nadal: “Ganar o perder depende de muchos factores, pero el esfuerzo es innegociable”.
Óscar del Río
CEO y Fundador de Interacso