ALICANTE. Como recordaba Malena Fabregat, coordinadora de Relaciones Institucionales, Innovación Educativa y Políticas de Igualdad de la Universidad de Alicante, en la inauguración de la jornada “Liderazgo femenino, mucho más que una moda” desarrollada en la Universidad en el marco de las actividades con motivo del día 8 de marzo, esta ha sido una sesión para reflexión sobre lo que se ha avanzado y lo que queda por hacer a favor de la “igualdad a todos los niveles de los derechos entre mujeres y hombres”, poniendo en valor las aportaciones de la mujer a ese proceso imprescindible de equiparación en aspectos laborales, sociales y políticos.
La jornada, que ha tenido a Alicante Plaza como media partner, ha contado con las intervenciones de Carolina Martín, directora de las jornadas de Liderazgo Femenino y directora de Personas y Cultura Corporativa en Grupo Mora; Irene Bajo, profesora titular de Derecho del Trabajo y Seguridad Social en la UA, y directora de la cátedra de Responsabilidad Social GVA-UA; Leticia Lebrón, directora del Hotel Riudor Medplaya de Benidorm; María Mora, directora general del Grupo Mora; Begoña González, abogada, asociada principal del Área de Litigación y Arbitraje en Cuatrecasas; Guzmán Martínez, general manager en Brandty; Isabel Selva, periodista y coach; y María García, directora de RRHH en Renoveduch; bajo la coordinación de José Luis Gascó, promotor del Club de las Buenas Decisiones.
Una primera conclusión observando solo la trayectoria de los y las participantes en la jornada: en todos los casos han tenido una formación exhaustiva que no han abandonado en ningún momento, y la mayoría han tenido carreras profesionales muy amplias, con frecuentes cambios de empresa y de puesto de trabajo, lo que ha ido conformando estilos de dirección participativos acordes con las necesidades actuales de las empresas. Pero no han sido carreras fáciles. Muchas de las participantes han ido superando sucesivos retos para alcanzar posiciones de dirección en empresas, que en muchos casos no se exigían a los hombres, al menos con la misma intensidad. Y eso que, como apuntaba Guzmán Martínez en una de sus intervenciones, el talento no tiene género, y así deberían verlo todas las empresas.
Pero no ha sido así siempre, incluso ahora no siempre se reconoce el valor aportado por las mujeres al mismo nivel que el que aportan los hombres; ha costado visibilizar los logros de muchas mujeres que han impulsado ese Liderazgo Femenino a lo largo de la historia. La directora de la jornada, Carolina Martín, recordaba a algunas de esas pioneras:
- Mary Wollstonecraft, escritora y filósofa inglesa que a finales del siglo XVIII se mostró como una firme defensora del derecho a la educación tanto de niños como de niñas, convirtiéndose en una de las pioneras del movimiento feminista.
- Olympes de Couges, que en esa misma época promovió la declaración de los derechos de la mujer y la ciudadanía. Murió guillotinada por defender estas ideas.
- Clara Campoamor, artífice del voto de la mujer en España en el primer tercio del siglo XX.
- Simone de Beauvoir, feminista, filósofa, profesora y escritora francesa también del siglo pasado, que con su obra “el segundo sexo” dio un gran impulso al movimiento feminista.
- Finalmente, en ese ámbito de las pioneras, Carolina incluía a Malala Yousafzai, de Pakistán, que aún en esta época, 250 años después de Mary Wolltonecraft, tiene que seguir defendiendo el derecho a estudiar de las niñas.
Hoy, con avances evidentes en la cultura de la igualdad, especialmente en los países occidentales, aún existen limitaciones importantes para las mujeres, en muchos casos autoimpuestas como consecuencia de creencias limitantes procedentes de la historia más reciente, del entorno familiar, etc., como el síndrome del impostor (creer que no es acreedora a ese puesto de dirección; es fundamental creer en uno mismo a partir de un proceso personal de autoconocimiento), el deseo de complacer, o querer ser top en todo, cuando la realidad es, en palabras de Carolina, que el liderazgo femenino aporta al convencional Empatía e Inteligencia Emocional, creatividad y trabajo en equipo.
Determinación, perseverancia para alcanzar objetivos, capacidad de análisis, saber delegar, gestión correcta del tiempo y mejora continua, sobre la base de una formación muy sólida, son las claves que María Mora destacaba para ese liderazgo y que ella misma trataba de cuidar en su función directiva.
Irene Bajo, por su parte, hacía énfasis en que las carreras profesionales son carreras de fondo en las que hay que aprender a resistir. La resiliencia es una cualidad que deben trabajar todas las directivas o aspirantes a serlo (y los directivos).
Leticia Lebrón añadía “sin miedo al cambio”, los problemas que surgen a lo largo de la vida profesional son los que te permiten crecer, coincidiendo con aquella reflexión que apuntaba que “ningún mar en calma hizo experto a un marinero”, en este caso desde su propia trayectoria profesional.
Adicionalmente, Begoña González apuntaba que el progreso profesional, para que sea sólido –y a las mujeres aún se les exige más que a los hombres-, debe basarse en el conocimiento, el esfuerzo y el apoyo en personas que te aporten, que apalanquen tu formación y tu capacidad para resolver los problemas que se te planteen.
Todas las participantes mostraban su compromiso en trabajar para que la desigualdad forme parte del pasado, potenciando la formación, el esfuerzo, el conocimiento, el equipo, la coherencia, la tenacidad, la asunción natural de los cambios (la gestión flexible y orientada a la persona) y el recálculo de la ruta profesional a tiempo, como elementos fundamentales para los directivos y directivas en este tiempo.
María García señalaba la necesidad de abrazar la diversidad en todas las organizaciones no solo por un concepto de justicia, sino también de eficacia; con el hombre y la mujer como compañeros que se apoyan, comparten y colaboran en igualdad de condiciones.
Isabel Selva destacaba la importancia de desaprender muchos prejuicios, tanto en hombres como en mujeres, y eliminar sesgos que no contribuyen al equilibrio deseable, como los errores cometidos, que en las mujeres se perdonan menos y se recuerdan más. O muchas oportunidades que las empresas ofrecen a mujeres cuando la situación es dramática, “el acantilado de cristal” lo llamaba.
Se avanza, pero en opinión de todos los ponentes, incluso de algunos asistentes que tomaron la palabra, sigue habiendo mucho por hacer, además de consolidar los logros alcanzados, sin dar un paso atrás.
Todavía la sociedad tiene un sesgo machista importante, lo que obliga a cambiar desde pequeños, desde la guardería y desde el entorno de las propias familias, que en ocasiones mantienen y transmiten roles incompatibles con la igualdad que reivindican los ponentes y necesita la sociedad, que insisten en que es el momento de que las mujeres sean valientes porque tienen capacidad y formación, y la sociedad necesita su aportación en todos los ámbitos, especialmente en la empresa.