ALICANTE. Siguiendo con nuestro espíritu de recomendación libresca, estableciendo pequeños sesgos para orientar a lectores y regaladores en potencia, si hay un segmento que gusta de textos cuidados, ediciones con diseño atractivo y “estar a la última”, son los consumidores de las nuevas tendencias en lecturas musicales, visiones más o menos heterodoxas del mundo y los personajes del pop, el rock, la electrónica y, por qué no, la clásica y la didáctica musical.
Los modernos, hípsters, indies, gafapastas, culturetas o todo lo contrario, porque a ver, está empezando a haber para todo el mercado del gusto sonoro.
El tiempo es inmisericorde, abandona en el olvido de las ferias del libro de segunda mano y las colecciones particulares de los musicómanos, productos editoriales con contenidos tan bien elaborados como los de la valenciana editorial la Máscara, con especiales desde Gary Barlow a los Fabulosos Cadillacs, pasando por los ahora renovados Pixies. O la desaparición absoluta, total, de las referencias de propuestas fenecidas hace apenas seis años, como Global Rhythm Press y su Tom Waits. Conversaciones, entrevistas y opiniones.
El testigo de esta última lo parece haber cogido, en cuanto a la estética del diseño de sus publicaciones, a la elección de su línea editorial y a los nombres de los elegidos, la también barcelonesa Malpaso Ediciones. Suyos son dos de los must de este renacido lineal de librería, dos inmensas autobiografías, la del Boss en su versión catalana (la castellana la distribuye el grupo internacional Random House) Born to Run, y la de Mozz, Morrissey. Autobiografía. Del jefe se ha dicho que es un tipo sencillo, honesto y de lenguaje crudo que cuenta lo que quiere contar y omite lo que quiere omitir. No vamos a contradecir a quien lo ha dicho, sea quien sea. De Mozz se ha dicho tanto. Morrissey se atrevió a presionar hasta conseguir que la ampliación de su The Bleak Moor Lies, publicado en 2009, dentro del catálogo de la galería de arte Tate St Ives The Dark Monarch: Magic & Modernity in British Art, a compendium, se editara dentro de la prestigiosa colección Penguin Classics. Debía estar junto con su “antecesor” Oscar Wilde. Para la edición española no se han atrevido a tanto. Así es que los chicos de Malpaso apostaron fuerte para hacerse con los derechos de edición, a pesar de ser conscientes de que los incondicionales de sir animal welfare han tenido todo un año para devorar el texto inglés, con sus B2, sus Cambridge, sus estancias erasmus y el apoyo de un buen Collin’s. Es igual, volver a leer cómo las discográficas le han engañado, sus compañeros le han estafado, los medios le han difamado, y algunos de sus amigos le han abandonado (de los que él ha dejado en la cuneta pasa tan de puntillas como por encima de una burguer cangreburguer) es razón para comulgar de nuevo entre los fans irredentos del co-líder de The Smiths.
Pero para los colmillos finos los chicos y chicas de Malpaso, comandados por Bernardo Domínguez, han puesto a disposición dos delicatessen: Elvis Costello. Música infiel y tinta invisible, y Ian Curtis. En cuerpo y alma: cancionero de Joy Division. No hay más palabras.
Bueno, sí, para el público “viceversa”, una inmensa (por gigante) edición de las Letras Completas del Nobel Bob Dylan en tres coloridos volúmenes.
Saltando de editorial, aunque no de ciudad, tal vez el título que supuso el punto de partida del boom de la nueva literatura musical fue el Cosas que los nietos deben saber, las “memorias” de Mark Oliver Everett “Eels”, editadas en 2010 por Blackie Books. Sin dejar de mencionar por el camino un referente de la transcultura hispánica desde la transición sociocultural (esa cosa llamada Movida), Pablo Carbonell, que en alguna entrevista se ha declarado hijo del libro de Eels, y su El mundo de la tarántula. Memorias, el nuevo gran boom de la editorial de la perrita es Mr. James Rhodes, con su striptease emocional Instrumental, donde aborda su pasión por el poder terapéutico de la música y cuestiones fascinantes sobre cómo funciona la música clásica y sobre cómo y por qué puede cambiar nuestras vidas, incluso si están marcadas por la violación y la pederastia. La continuación del efecto Rhodes es, ni más ni menos que un librito de 96 páginas, con el título de Toca el piano, donde “te enseña a tocar el Preludio nº1 en Do Mayor de Bach en seis semanas”, con 45 minutos al día de dedicación. A ello.
En la línea de Blackie Books y Malpaso, cuidadas ediciones, encuadernación de tapa dura cosida, ilustraciones inspiradas en el mundo del cómic, los donostiarras Expediciones Polares han editado tres referencias que destacan sin apenas pretenderlo. El extraño libro de memorias del líder de los imprescindibles Belle and Sebastian, Stuart Murdoch. El Café Celestial, el magnífico homenaje de Felipe Cabrerizo al no suficientemente recordado Serge Gainsbourg Gainsbourg:Elefantes rosas, y el delicioso A Bam Bam Boo Loo Ba elaborado por Javier Polo & Saioa Burutaran (Susi Quiu).
De postre, por si alguien se ha quedado con hambre de lectura pop-rock… o todo lo contrario, una de crossover cine-rock, del crítico Eduardo Guillot, que acaba de publicar en la editorial UOC (niños y niñas, toca aprender cine del bueno a ritmo sincopado) Sueños eléctricos. 50 películas fundamentales de la cultura rock, y no podemos dejar fuera el iconoclasta Indies, hípsters y gafapastas. Crónica de una dominación cultural que el crítico Víctor Lenore publicó en 2014 (y sigue reeditando, ya por la cuarta) en la magnífica Capitán Swing libros.