ALICANTE. La Universidad de Alicante celebra esta semana -los días 27 y 28 de noviembre- las elecciones para elegir a un nuevo rector/a. Lo hace, además, por primera vez, con voto electrónico. Al cargo optan dos personas: la catedrática de Derecho Amparo Navarro, que opta a la reelección después de haber ganado las elecciones de 2020 contra todo pronóstico, y el catedrático de Químicas Enrique Herrero, que ahora lidera la candidatura alternativa después de formar parte -como Navarro- del equipo de Manuel Palomar, entre 2016 y 2020. En juego hay la gestión de un presupuesto de 298 millones de euros, 5.000 trabajadores y una comunidad educativa de 21.500 alumnos. Aunque el campus de Medicina ha protagonizado muchos titulares con el grado de Medicina en los últimos años, por la creación de los estudios y el posterior recurso de la UMH, en el que se allanó la Generalitat, la campaña se juega en varios ejes, y no precisamente educativos ni de Medicina. Reducción de la burocracia, transparencia, empleabilidad, infraestructura y crecimiento son los ímputs sobre los que circunscribe el futuro de la Universidad de Alicante.
Si uno repasa la hemeroteca, verá que algunas cuestiones se repiten. Algunas, como las derivadas de la pandemia se han corregido: la presencialidad ha acabado imponiéndose, así como el voto electrónico que se estrena, por fin, en el campus de San Vicente.
A diferencia de los comicios de 2020, no hay grandes promesas. El presupuesto tiene partidas fijas -los capítulos de personal y mantenimiento se comen el 97% del gasto-, lo cual deja los pocos márgenes de maniobra en manos de la financiación plurianual que aporta la Generalitat Valenciana, sobre la que ya existe un principio de acuerdo para los próximos años, pero que las consecuencias de la Dana en Valencia pueden comprometer todavía más.
De Medicina se espera el fallo del TSJ. Tampoco hay grandes diferencias entre ambos candidatos. Ambos han defendido los estudios -Navarro y Herrero estuvieron en la gestación del grado-; le ponen muchos matices al campus interuniversitario que propone la Generalitat y, en todo caso, es Herrero quién reprocha que no se hubiera resuelto antes las cuestiones pendientes para la puesta en marcha de ese grado. Navarro se ha mantenido firme en su defensa de los estudios, pese a las presiones de la Generalitat para renunciar a él y sumarse a la oferta de la UMH.
Uno de los principales ejes de la campaña ha girado sobre este asunto. La candidatura de Herrero ha cuestionado que algunas de las decisiones de la UA no sólo no se han comunicado bien, sino que no han llegado a los colectivos a los que iban dirigidas diferentes iniciativas. "Nos hemos enterado por terceras personas", critica el catedrático de Química. Por eso, defiende que la UA debe informar mejor de sus decisiones y chequear que llegan a los colectivos a los que va destinada cada decisión o medida. Amparo Navarro replica que Herrero se refiere a un caso muy concreto y defiende que la UA es una de las más transparentes de España, según la Fundación Haz, que la sitúa entre las cinco primeras.
Hay debate sobre el estado de los edificios más viejos del campus de San Vicente. Herrero sostiene que hay instalaciones cerradas por falta de mantenimiento y pone como ejemplos la piscina cubierta y el pabellón 13, de ahí que propongan un plan de reforma de las infraestructuras más deterioradas. Navarro admite que hay edificaciones obsoletas, que no se han deteriorado porque tienen 45 años de historia y que desde 2008 no se han recibido fondos para nuevas infraestructuras. Razón por la cual defiende que sí se han hecho inversiones, pero siempre con los fondos propios de la propia universidad o financiación externa. Es el caso de los edificios del Parque Científico y de Investigación; el edificio 4 de la Politécnica o el 3 de Ciencias. Según la actual rectora, se han comprometido 37 millones en inversiones de mantenimiento durante estos últimos cuatros años. Además de las inversiones para instalar plantas fotovoltaicas y reducir la factura de la energía. Para Herrero, el futuro del antiguo Colegio Mayor sigue siendo una asignatura pendiente.
Esta es otra de la divergencia evidente entre ambos candidatos. Herrero cuestiona que a los profesores les falten incentivos fruto de su actividad investigadora o de dirección de trabajos de dirección de fin de grado o doctorandos. Y también se queja de que falta un proceso de estabilización más amplio para el personal administrativo. A su juicio, el trabajo extra de los profesores no es recompensado. En el caso del personal administrativo, el catedrático de Química sostiene que los trabajadores de la casa sufren una pesada burocracia administrativa para rellenar formularios u otras tareas, que considera farragosas. Por ello, propone una mayor digitalización y formación del personal administrativo. Amparo Navarro discrepa. Y bastante. Defiende que sí se han reducido las horas lectivas a los profesores para que puedan dedicarse a otras tareas extra, como doctorado y tesis doctorales, que sí están más remuneradas. También defiende el aumento de profesores ayudantes en los últimos años. Respecto al personal administrativo, la actual rectora sostiene que se ha estabiliado al 23% de los interinos y que esa cifra ha permitido bajar del 7%, cosa que no han conseguido otras administraciones. Navarro también es partidaria de simplificar algunas tareas del personal administrativo para que tengan una mayor espacialización y eso pasa por una mejor formación, sobre todo, en competencias digitales.
A diferencia de las elecciones de 2020, esta vez, del debate parece haber quedado fuera asuntos como la captación o retención del talento, incluido en los programas electorales, pero no parece ser fruto de confrontación; la estructura de la propia universidad (sedes fuera de San Vicente del Raspeig), o los denominados reinos de taifas que hay en determinadas facultades o sedes universitarias, a los que nadie osa a poner coto. Y una gran asignatura pendiente: la motivación. Lograr (y premiar) la motivación de los profesores y de los propios alumnos por igual, y no dejar el esfuerzo a consideración particular. Pero eso lo tendrán que valorar los electores el próximo martes y miércoles. Esta vez, a mediodía del 28 de noviembre, si no media error tecnológico, habrá resultados, a diferencia de las anteriores jornadas electorales, vividas en plena madrugada, como si un supermartes americano se tratara.