VALÈNCIA (EFE). La transformación de la planta española de Ford, en Almussafes (Valencia), en una factoría eléctrica con dos modelos de nueva generación requerirá la recualificación de los trabajadores para dominar los nuevos procesos de producción y sus tecnologías y una plantilla más reducida, que comenzará a sufrir los efectos de la transformación con la desaparición de tres de sus cuatro referencias actuales en los próximos dos años.
La reciente elección de Valencia como la planta para ensamblar vehículos basados en una arquitectura de vehículos eléctricos de nueva generación propia de Ford plantea cuestiones a corto y medio plazo que por el momento no ha concretado el fabricante: qué modelos fabricará, el montante de las inversiones necesarias o el itinerario del proceso de transformación hacia una "Almussafes eléctrica".
Es pronto para esos detalles, señalan a EFE fuentes de la negociación que ha culminado favorablemente para Valencia, toda vez que los esfuerzos desde la planta valenciana han estado enfocados en los últimos meses en demostrar su flexibilidad, su calidad en los procesos y su disposición a adaptarse, a cambio de asegurar 10-12 años de trabajo para una fábrica que, con 46 años de existencia y siendo el motor de una industria auxiliar que da casi 25.000 empleos en la Comunitat Valenciana, competía con la alemana Saarlouis.
La salida del primer eléctrico de la planta de Almussafes (Valencia) será en 2025 pero cabe la posibilidad de que se introduzca antes de esa fecha, unos tiempos ajustados si se tiene en cuenta que el lanzamiento de un modelo cuesta entre un año y medio o dos.
En caso de producirse ese adelanto en el "sprint hacia la electrificación", que coincidiría con la desaparición de los modelos Transit, Galaxy y S-Max, los problemas en el empleo de una planta que ahora tiene 6.000 trabajadores podrían rebajarse, según la opinión de la representación social.
La plataforma GE2 de vehículos basados en una arquitectura de eléctricos de nueva generación propia de Ford en la factoría sucede a la GE1, uno de cuyos vehículos más emblemáticos es el Mustang eléctrico, y se concretará en el ensamblaje de dos vehículos eléctricos, según se ha puesto de manifiesto en las reuniones mantenidas en las últimas semanas, aunque Ford aseguró el miércoles que todavía no se ha decidido qué ni cuántas referencias se producirán en Almussafes.
Es evidente que la transición hacia un futuro eléctrico conllevará un redimensionamiento de la plantilla (ahora hay 5.000 empleados en operaciones de vehículos y unos 1.200 en motores) ya que se considera que el vehículo eléctrico precisa un 30 % menos de horas de trabajo que el de combustión.
De la misma manera, el motor de combustión tiene fecha de caducidad y la factoría se pregunta cuánto podrá aguantar cuando deje de montar el 2.5 litros para la Transit de gasolina y si será suficiente con los propulsores que ahora destina a las plantas de Norteamérica.
No obstante, en septiembre de este año tiene previsto el lanzamiento del motor Duratec 2.5 litros, un motor híbrido que se equipa en el Kuga PEHV (híbrido enchufable).
Este año la planta ya ha dejado de fabricar el Mondeo -en marzo- y en los próximos 2023 y 2024 ocurrirá lo mismo con la Transit para el mercado norteamericano y el europeo, la Galaxy y la S-Max, y únicamente mantendrá el Kuga, que representa más de la mitad de la producción actual.
En los años que vienen tendrá que acometer la formación de la plantilla para adaptarla a los procesos, tecnologías y materiales de la plataforma eléctrica 100 % desarrollada por Ford que, según fuentes sindicales, competirá con Tesla y su fuerte irrupción en el mercado.
A la vez, UGT, impulsor del Acuerdo por la Electrificación que regula las relaciones laborales hasta 2026 y que se incorporó al XVIII Convenio colectivo de Ford España, insta a su desarrollo en aspectos como el teletrabajo, la jornada flexible y la plataforma de retribución flexible.
Toda la industria valenciana se ha felicitado por la continuidad de la factoría y por la oportunidad que representa para el sector de proveedores, y las empresas auxiliares aglutinadas en los polígonos de Almussafes ya han advertido del reto de avanzar en la excelencia para mejorar la productividad y la competitividad de los proveedores y de la propia Ford.