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crítica

Las grandes orquestas regresan al Palau de la Música por la puerta grande

2/11/2023 - 

VALÈNCIA. Permítanme una digresión previa. Al inicio del conflicto entre Ucrania y Rusia el ministro de exteriores ruso se quejaba de que Occidente iba a iniciar un veto a la cultura rusa citando concretamente a autores de música y literatura, el inicio de una persecución por “rusofobia” contra los artistas y, en definitiva, contra la cultura de Rusia. Si Serguéi Lavrov se hubiera dado un paseo por Valencia este mes de octubre habría disfrutado de una ópera como la Dama de picas de Tchaikovsky, una inolvidable cuarta de Shostakóvich y esta semana obras de Prokofiev y Rajmáninov. Ahí es nada.

Dicho esto, con este concierto de abono, de resultado magnífico, se cumple otro pequeño hito de la nueva etapa del Palau de la Música, pues ha significado el regreso a la programación de las grandes orquestas extranjeras otrora tan presentes en la programación. 

Doble celebración pues cumple justamente un siglo la ya legendaria orquesta de la Radio de Berlín -Jochun, Celibidache, Abendroth o Frühbeck, han sido directores titulares- embarcándose, por ello, en una gira acompañada de su titular el fenomenal maestro moscovita Vladimir Jurowski (seguimos con los rusos). Un director que vive una etapa de idilio con la formación berlinesa, puesto que acaba de renovar su compromiso hasta 2027, lo que significa que estará una década al frente de la formación. En estos tiempos de la velocidad, no está nada mal. Por lo visto y escuchado, ya se percibe la gran afinidad que tiene con los músicos, mostrando una extraordinaria capacidad para modelar el sonido, cualidad que exhibe como pocos maestros de la actualidad. 

Foto: LIVE MUSIC VALENCIA.

Abrió la velada el Scherzo Fantástico de Suk, una obra algo repetitiva, pudiendo ventilarse el mensaje en la mitad de sus quince minutos, a rebosar de clichés, con demasiadas deudas al mundo de su admirado Dvorak y a los grandes nacionalistas checos. Sin embargo, se pueden recuperar varias frases memorables de indudable belleza e inspiración a cargo de la cuerda que sirvieron como carta de presentación de una orquesta de característico sonido alemán poderoso, denso, que se lleva estupendamente con la acústica del Palau. 

Las dos grandes obras del programa que vendrían a continuación tienen la peculiaridad de vivir a la sombra de otras del mismo catálogo más célebres y accesibles como el concierto número tres y la segunda sinfonía. Lo fácil habría sido venir con estas dos últimas, elección, por tanto, que hay que aplaudir.

El joven, pero ya veterano, pianista canadiense Jan Lisiecki es ya un gigante del teclado y no lo digo por los dos metros de altura del mozalbete. Sin duda es ya uno de los grandes de nuestro tiempo y no defraudó con un segundo, sino todo lo contrario con el temible segundo concierto de Prokofiev, una partitura verdaderamente demoledora. Se trata de uno de los más complejos y virtuosos conciertos para piano nunca escritos por muchas razones técnicas y también por las oscuridades expresivas que presenta de inicio. Ya solo su memorización produce cierta incredulidad en el oyente, pero su ejecución a partir de un rango de calidad es lo verdaderamente pasmoso. Lisiecki hace una verdadera creación alternando los pasajes más introspectivos que recuerdan a las sonoridades del Debussy de la Cathédrale Engloutie, con las grandes cadenzas casi sinfónicas en las que el compositor nacido en Uckania pone al límite las posibilidades de cualquier músico. Aunque pueda sonar a anatema, pues lo importante es la música, la mejor experiencia es disfrutar en vivo de esta partitura pues ahí se aprecia el Himalaya al que el solista ha de enfrentarse. Impresionante la terrorífica cadenza del primer movimiento y el final de la misma con la entrada de los acordes descendentes del metal con claros tintes brucknerianos. Cristalinas fueron las veloces y virtuosas escalas que escribió el compositor para el segundo movimiento e imponente la orquesta y piano en el mussorgskiano tercer movimiento. Jurowski no quiso quedarse atrás en el protagonismo, puesto que a pesar de las largas cadenzas la orquesta tiene un papel importante, sin embargo, en todo momento, sobre todo en el movimiento de cierre, reguló los volúmenes hasta el límite, para no tapar a Lisiecki, como si conociera las posibilidades acústicas de la sala a la perfección. Es lo que tienen los grandes maestros. Los aplausos dieron lugar a una propina de una especialidad de la casa como es Chopin. Generosidad por parte de Lissieky pues tras el demoledor concierto no sé hasta qué punto, a un intérprete, puede apetecerle regresar al instrumento.
Foto: LIVE MUSIC VALENCIA.

Como certeramente nos explica Justo Romero en sus siempre estimulantes notas al programa, la tercera sinfonía de Rajmáninov significó una evolución en su música respecto a la exitosa segunda y en lugar de lograr el aplauso lo que consiguió es la incomprensión de público y crítica, lo que significó un duro golpe para el compositor. Lo fácil hoy día sigue siendo programar la celebérrima predecesora, más memorable y fácil para el gran público, sin embargo, esta tercera es la “tapada” de su corpus y una obra más madura en todos los sentidos. También más compleja, no tanto en su lenguaje musical con en el espíritu más melancólico. Las huestes berlinesas y un inspiradísimo Jurowski ofrecieron una lectura referencial con un extremo cuidado de las dinámicas ya no solo de unos pasajes respecto a otros sino, en un alarde de virtuosismo orquestal y directorial, en las propias frases a través de un modelado del sonido como si fuera barro. Jurowski es una batuta de una variedad gestual y de una elegancia como pocas se pueden disfrutar en el panorama internacional. Un gesto distinto, desde cierta contención flemática, para cada entrada que ayuda enormemente al músico. De nuevo presumieron los berlineses de un sonido rotundo, empastado y denso, alardeando además de excelentes solistas en clarinete, flauta, trompa, fagot, oboe, corno o timbal entre otros 


Ficha técnica

Palau de la Música de Valencia

Martes 31 de octubre de 2023

Obras de Suk, Prokofiev y Rajmáninov 

Jan Lisiecki, piano

Orquesta de la Radio de Berlín

Vladirmir Jurowski, director musical

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