Los artistas vuelven a adornar con su arte efímero las calles tras dos años en los que fantasía y creatividad habían permanecido encerradas. De nuevo, vuelve a Alicante el derroche de color
ALICANTE. El derroche de fantasía y creatividad con el que cada año deleitan a los alicantinos los artistas de hogueras había permanecido encerrado dos años en sus talleres. Sin embargo, esta vez sí salen a la calle a plantar sus obras monumentales. Arranca la plantà. Hasta ochenta y nueve hogueras se dispersarán por todo lo largo y ancho de sus barrios y distritos para recordarle a la ciudadanía que ahí siguen, a pesar de las dificultades que han tenido que sortear para seguir vivos, y no es una exageración. Afortunadamente, ningún artesano alicantino ha tenido que cerrar su taller.
Todos han conseguido sobreponerse a la peor situación del sector en la historia reciente, no sin la ayuda que les ha proporcionado la Administración pública en sus distintos niveles. Y con esa fortaleza demostrada, una seña de identidad del territorio se afianza. Sin embargo, mucho habrá que seguir trabajando para que los efectos con retardo de este duro golpe recibido no acaben por significar un desastre en los años venideros.
Sea como fuere, sus grandiosos monumentos vuelven a la calle para deleite de foguerers y barraquers, pero también del resto de la sociedad, tanto vecinos como visitantes. Sus entelequias, evocaciones fantasiosas y críticas hilarantes regresan de la mano de los nombres de siempre y repartidos en siete categorías diferentes. Cierto es que cada hoguera que se planta merece el mismo respeto. Un artista hay detrás con todo el trabajo que conlleva, más allá del presupuesto que cada comisión haya podido destinar a tal fin. Sin embargo, las obras más esperadas son aquellas de mayor tamaño. Las que compiten en las primeras secciones.
En el caso de las hogueras de categoría Especial, nueve son las comisiones que tratarán de alzarse con el primer premio, después de que el último año de Fogueres, en 2019, la hoguera de La Cerámica se alzara con el título, ocho años después de haber conseguido ese reconocimiento. Lo hacía con la obra Efímera, del artistas foguerer Vicente Llácer. En esta ocasión, la comisión trata de revalidar el título junto a Palacio i Serra con el monumento Mater clamat.
Además de La Cerámica, entre los otros ocho contrincantes se encuentra Carolinas Altas, que compite con In civilización, de Fran Sierra; Diputació-Renfe busca lo propio con Guerra, de Vicente Martínez Aparici; Hernán Cortés, con Llantos de ballenas, de Javier Gómez Morollón; Polígono San Blas presenta Invictus, de Paco Giner; Florida-Portazgo planta Transplantat, de Pere Baenas; Florida-La Viña lo apuesta todo a Tierra de dos corazones, de Lorenzo Santana; Sagrada Familia recurre a la poesía con No es verdad, ángel de amor, de Carlos Carsí, y Sèneca-Autobusos se disputará el premio con Érase una vez un virus, monumento a tres manos realizado por Manuel Algarra, José Gallego y Toni Pérez.
La suerte está echada. La pelota está en manos del jurado, elegido por el Ayuntamiento de Alicante. Los más expertos sabrán quién es el favorito para hacerse este año con el primer premio en la categoría Especial, en virtud del despliegue técnico y artístico de cada obra. En este diario, de momento, más que juzgar, solo se puede felicitar a los autores por su esfuerzo y dedicación, y mostrar al público los diseños de los monumentos para que cada cual saque sus propias conclusiones.