Hay síntomas de la fortaleza económica de Alicante tras el ejercicio 2020 y uno de ellos es el apetito que han despertado, entre grandes grupos nacionales y multinacionales e inversores privados, multitud de empresas con sede en la provincia. Así, 2022 se ha convertido en un año de récord también en operaciones corporativas no solo en pequeñas, y a veces poco conocidas empresas, sino también sobre buques insignia del tejido alicantino
ALICANTE. Uno de los síntomas de la fortaleza económica de Alicante y de la recuperación de las cifras de negocio y de los beneficios empresariales tras el ejercicio 2020 es el apetito que han despertado multitud de empresas con sede en la provincia entre grandes grupos nacionales y multinacionales e inversores privados. Así, 2022 se ha convertido en un año de récord también en operaciones corporativas en la provincia, que han implicado no solo a pequeñas, y a veces poco conocidas empresas, sino sobre todo a auténticos buques insignia del tejido económico alicantino.
Para dibujar este escenario, no hay que tener en cuenta solo la recuperación de la economía provincial en 2022, pese al escenario inflacionista, sino también que en algunos casos esas importantes empresas atraviesan una situación complicada tras encadenar dos años de pandemia con uno de espiral inflacionista y crisis de materias primas, e incluso el factor de vivir un momento próximo al relevo generacional en el ciclo de muchas de esas grandes firmas. Condicionantes que se han combinado con la sobreabundancia de liquidez que aún hay en el mercado, y una subida de tipos que contrae las valoraciones de las empresas y las hace, si cabe, aún más atractivas —pero con el factor tiempo en contra—.
Así, si en 2021 ya se vivió un fenómeno similar al de 2014, año que marcaba el final de la crisis anterior —con las adquisiciones de Goldcar e Inaer por parte de empresas extranjeras—, con cinco operaciones en tres meses que incluían la venta de la farmacéutica alcoyana Korott o la empresa de muebles de baño Nuovvo a fondos de inversión, en 2022 la tendencia se ha acelerado. Durante este año se ha cerrado la adquisición por parte de multinacionales, grandes grupos y fondos de inversión de nada menos que diez grandes empresas de la provincia, referentes en cada uno de sus sectores. La más icónica, probablemente, Suavinex, que se ha integrado en el grupo francés Peek-a-Boo, pero también destaca el nuevo cambio de dueño —de multinacional británica a fondo de inversión internacional— de la empresa de helicópteros Babcock, la antigua Inaer.
La primera gran operación de este año, en el mes de marzo, fue la venta de Arena Alicante, la empresa que gestiona el centro deportivo del mismo nombre en la zona de playas de la capital. La familia Palacio, propietaria de la concesión desde que se puso en marcha, traspasó el 100% de la sociedad a un fondo inversor internacional, gestionado por la consultora de origen ruso pero con sede en Alicante Rosmedian, que empleó para ello su vehículo Sovcom. El Ayuntamiento dio el visto bueno al cambio de titular de las acciones, que no modifica las condiciones de la concesión, y el centro ya piensa en crecer con nuevas instalaciones.
El mes de junio trajo consigo hasta tres acuerdos para vender empresas alicantinas. El Grupo Verne, referente en el sector de las telecomunicaciones, cerró la venta de su firma original, Teleco (con la que entró en España en los años noventa para instalar cable para Telefónica), a la multinacional Zener, especialista en el mismo campo, para centrarse en otras líneas de negocio. Verne está lanzando su división VerneTech, de soluciones tecnológicas para empresas, tras culminar la operación de venta este otoño. También en junio se anunció la venta de Laboratorios Lokímica, una de las grandes empresas españolas de control de plagas, a la multinacional británica Rentokil, que está creciendo en España con distintas adquisiciones de firmas del sector. Y una de las operaciones más llamativas, por cuanto servía para garantizar la continuidad de una marca histórica, fue la adquisición de Chocolates Clavileño por parte de otras dos empresas familiares del sector: Sanchis Mira, que fabrica los turrones y chocolates de Antiu Xixona y la marca de Mercadona, y Turrones Picó. El acuerdo mantiene el empleo y la actividad de la histórica empresa chocolatera de La Vila.
En pleno verano, en agosto, se oficializó el acuerdo para vender el negocio español de Babcock, que había adquirido la Inaer original en 2014, al fondo de inversión Ancala Partners. La multinacional británica venía buscando salir de España desde hacía dos años, tras comprobar que el negocio de los helicópteros de salvamento, emergencias, prevención de incendios y transporte sanitario no ofrecía las rentabilidades esperadas en 2014. La venta, en este caso, se cerró por una cantidad menor que la que invirtió en su día la empresa de transportes del Reino Unido.
El inicio del curso trajo consigo otra oleada de adquisiciones de empresas alicantinas por parte del capital privado. En septiembre, el Grupo Pascual, conocido por sus marcas Leche Pascual, Mocay, Bezoya o Bifrutas, anunciaba la adquisición de, la no menos histórica, Café Jurado, referencia del sector desde su fundación hace más de un siglo en Alicante. La intención de Pascual con esta operación, que mantendrá la independencia de funcionamiento y la marca de la cafetera, es crecer en el segmento cafetero tanto en el canal horeca, donde Jurado es líder en el café molido, como en el hogar, en el que ofrece distintas presentaciones, desde cápsulas hasta solubles.
Y en octubre saltaba la sorpresa, desvelada por Alicante Plaza: la firma de puericultura ligera Suavinex, una de las marcas más emocionales de la provincia, cerraba su venta a la francesa Peek-a-Boo, que opera también en los segmentos de cuidado al bebé y alimentación infantil con sus propias marcas. La firma alicantina buscaba consolidar su proceso de internacionalización y se acercaba el momento del relevo generacional, lo que propició los contactos para integrarse en el grupo francés y terminar de introducirse en los mercados asiáticos. Suavinex mantendrá su independencia de marca y funcionamiento, y su sede y el grueso de su plantilla seguirán en Alicante.
Casi al mismo tiempo, la fábrica de tejas cerámicas La Escandella, de Agost, cerraba su propio acuerdo para vender la empresa al grupo francés Edilians Bidco, propiedad del fondo de inversión norteamericano Lone Star. Este fondo es el mismo que ya es propietario desde hace un año de la valenciana Tejas Borja, y la negociación se abrió ante las dificultades para acometer el relevo generacional de los fundadores de la histórica firma de Agost. De pasar un duro concurso de acreedores con la crisis del 2008, que logró superar gracias al apoyo de otro fondo, en este caso de deuda, Sandton Financial, a integrarse en el principal grupo europeo de su sector.
Entre finales de octubre y noviembre se cerró asimismo el acuerdo para que el fondo Miura Partners adquiriese la mayoría de la empresa alcoyana de conservas de aceitunas Cándido Miró, más conocida por su marca El Serpis. Miura Partners, principal accionista de Citri&Co y especializado en entrar en empresas de tamaño medio con proyección en el sector alimentario, ya ha culminado su entrada en la empresa y ha tomado las riendas de la gestión de una firma nacida hace siete décadas y que, junto a La Española, también de Alcoy, es todo un referente en su producto estrella.
2022 aún tenía tiempo para una operación más, en este caso en el sector de la automoción. También en noviembre, la andaluza Japemasa, propiedad del presidente de Faconauto, Gerardo Pérez, se hacía con el 100% de Automóviles Gomis, de San Vicente del Raspeig, y sus cinco concesionarios de Renault y Dacia repartidos por la provincia. Una operación para crecer en volumen y presencia territorial del grupo andaluz, que también mantendrá al equipo gestor y la plantilla de sus nuevos concesionarios. Con todo, esta podría no ser la última venta de una empresa alicantina este año. El fondo Silver Lake, basado en Silicon Valley, negocia la compra del Grupo GTT, especializado en gestión de tributos municipales y autonómicos, al fondo británico AnaCap. Un síntoma más de que la pujanza de las empresas de la provincia las ha puesto en el radar de los inversores internacionales.