VALENCIA. La defensa de tres centrales apoyados por dos hombres de banda ha empezado a cobrar protagonismo en la Liga española, donde clubes como Barcelona o Valencia, que casi nunca la habían propuesto a las órdenes de sus actuales técnicos, Ernesto Valverde y Marcelino García Toral, la han aplicado recientemente.
Las preguntas al respecto en las ruedas de prensa de los entrenadores han empezado a ser frecuentes y el debate está en los medios de comunicación y las redes sociales.
La consideración de que los equipos que la utilizan juegan con cinco defensas, dos de ellos por fuera y algo más ofensivos, contrasta con la de los que piensan que son tres defensas por detrás de una línea de centrocampistas en la que los dos más exteriores actúan como carrileros.
En cualquier caso, este planteamiento ha sido poco habitual en el fútbol español en los últimos años, en los que casi todos los equipos han jugado en defensa con cuatro hombres en línea, disposición que sustituyó hace un par de décadas a la de tres centrales y un líbero, que nadie utiliza desde hace tiempo.
Aunque pocos equipos han jugado recientemente con tres centrales hay algunas excepciones. Una de ellas ha sido la de Pablo Machín, primero en el Girona y actualmente en el Sevilla.
Sin embargo, desde el inicio de la actual temporada son varios los equipos que han dispuesto este planteamiento. Un ejemplo es el del partido que abrió la primera jornada de 2019, un Levante-Girona en el que ambos equipos afrontaron el encuentro con este planteamiento.
El técnico levantinista, Paco López, lo implantó a mitad de la primera vuelta y consiguió una mejoría sustancial en el juego de su equipo, mientras que Eusebio Sacristán, en el Girona, mantuvo a grandes rasgos el sistema utilizado por el equipo en el pasado campeonato.
Además, este tipo de defensa permite dar paso a la línea de cuatro con tan solo la retirada de uno de los tres centrales cuando las necesidades del partido requieren una modificación.
Normalmente, la recuperación de esa línea de cuatro es consecuencia de la necesidad de tener más poder ofensivo al llevar el marcador en contra o de situaciones de inferioridad numérica, tal y como le pasó al Levante ante el Girona tras la expulsión de Sergio Postigo.
Similar fue el planteamiento inicial del Leganés ante el Espanyol o el de Huesca y Betis en el encuentro que les midió en El Alcoraz y que supuso la primera victoria de los aragoneses en casa en esta Liga (2-1), aunque su remontada se produjo tras volver a la defensa de cuatro.
Por primera vez desde su llegada al Valencia, Marcelino lo aplicó en Vitoria ante el Alavés como consecuencia de las bajas con las que afrontó el partido, aunque no le sirvió para puntuar, pues perdió por 2-1 y el Sevilla de Machín no renunció a usarlo ante el Atlético de Madrid, en un encuentro que acabó con 1-1 en el marcador.
El resto de los equipos se ha mantenido fiel a la defensa en línea con variantes a partir del medio campo con formaciones como el 4-4-2, el 4-2-3-1 e incluso el 4-1-4-1, pero casi todos parecen dispuestos a introducir modificaciones en función del desarrollo de los partidos.
Lejos quedan los tiempos de los dos defensas, tres medios y cinco delanteros con los que se anunciaban las alineaciones hasta los años cuarenta del pasado siglo y las defensas de dos laterales y un central propias de los años cincuenta y sesenta, en las que estos tres hombres solían llevar los dorsales 2, el 5 y el 3 a la espalda.
A partir de entonces apareció la figura del líbero como cuarto defensas para dar paso, a continuación, a los sistemas habituales en la actualidad.