VALÈNCIA (VP). La Asociación de Empresas de Asesoramiento Financiero (Aseafi) ha celebrado Aseafi Green Evolution en modalidad presencial para analizar cómo afecta la regulación SFDR a la gestión de activos y al asesoramiento financiero. Sobre el escenario, los ponentes de EY, Federated Hermes AM, Mapfre AM, Refinitiv, Diverinvest EAF, D4Suite, EFPA España y Ética Patrimonios han dado las claves de la normativa en relación con la inversión sostenible
El evento comenzó con la bienvenida de Fernando Ibáñez, presidente de Aseafi. “El sector financiero es una herramienta de transformación social y medioambiental. Está todo preparado para que el inversor pueda acometer esta transformación ESG”, señaló Ibáñez. Junto a él, José Miguel Maté, vicepresidente de EFPA España, añadió que “tenemos que formarnos más y mejor en sostenibilidad. Nos enfrentamos a un tema moral. Ya son más de mil profesionales los que han logrado el certificado ESG Advisor de EFPA”.
A continuación, el público asistió a la ponencia “Divulgación de la sostenibilidad en el sector de servicios financieros. Retos y oportunidades” por parte de Mario Delgado, socio de regulación financiera en EY, y Javier Ybarra, director de risk compliance y sostenibilidad en EY. Para Delgado, la normativa SFDR plantea dos grandes retos estratégicos: “por una parte, que cada gestor se posicione en qué mix de productos quiere tener. Por otra parte, es necesaria una estrategia de comunicación e interacción con el cliente”. En el plano operativo, Ybarra subrayó como desafío “la adaptación de la inversión a las necesidades del cliente, y también a la hora de desarrollar capacidades para reportar el impacto”.
La ponencia dio paso al coloquio entre Pedro Santuy, proposition sales de Investment Banking Refinitiv, y Esther Colomer, consultora ESG en Ética, en la que debatieron sobre cómo afecta SFDR tanto a asesores como a gestores. “Quizá hace años la inversión sostenible era algo moralmente deseable, pero el cliente se preguntaba cuánto les iba a costar. Este paradigma ha cambiado. En el largo plazo, todas aquellas empresas que cumplan, van a ser las compañías que mejor lo hagan”, expresó Santuy. A su vez, Colomer incidió en que “hay que integrar ESG a nivel de estrategia, no centrarse solo en el cumplimiento normativo. No tener solo en cuenta el producto, sino cómo opera la gestora, ir más allá”.
Tras ellos, tuvo lugar la mesa redonda moderada por Marta Olavarría, consultora D4Suite y directora de programas de formación ESG en el IEB, en la que participaron Georgina Sierra, responsable de estrategias de inversión en Diverinvest EAF, Carlos Capela, director de distribución para España, Portugal y Andorra de Federated Hermes AM y Eduardo Ripollés, director de negocio institucional y ventas de Mapfre AM. En este bloque, los expertos examinaron cómo afecta la nueva normativa a la oferta de productos sostenibles y cuáles son las necesidades e implicaciones para asesores y gestores.
Olavarría puso de relieve la necesidad de comunicar con claridad al cliente qué impacto tiene la inversión sostenible. A lo que Sierra respondió que es preciso mantener un diálogo para tener claras sus preferencias. “Hay que transformar los acrónimos en conceptos sencillos. Por ejemplo, a la hora de hablar sobre cuánto C02 estamos ahorrando, no solo darle cifras de toneladas, sino expresárselo también con equivalencias como viajes en avión”, afirmó.
Por su parte, Capela indicó que “el cliente final debe ser consciente de que se puede obtener rentabilidad sin destrozar el Amazonas. Es mejor hablar de rentabilidad a largo plazo, y mostrarles cómo ayudan a las personas, al medioambiente”. Ripollés coincide en que “ese binomio de rentabilidad financiera y no financiera hay que explicarlo” porque “un enfoque demasiado técnico genera desinterés y distancia”.
Tras la mesa redonda, Livia Orozco, especialista en ventas y desarrollo de negocios en LSEG (London Stock Exchange Group), presentó la herramienta Workspace, el entorno digital para asesores y gestores de activos creado por Refinitiv. En palabras de Orozco, la principal virtud de Workspace es que utiliza datos globales, que son trazables, y los emplea para puntuar las compañías en materia de ESG de forma visual.