MADRID. La interpretación de las señales de la curva de tipos se ha complicado en los últimos años, ya que las compras de activos que llevan a cabo los bancos centrales y la fuerte demanda mundial de bonos públicos seguros distorsionan algunos de los mensajes macroeconómicos de la estructura de la curva. Tradicionalmente, una inversión de la curva de rendimiento 2-10 años indica que el banco central tendrá que recortar los tipos de interés en un futuro próximo, probablemente a causa de una recesión, lo que significa que los tipos de interés medios a largo plazo serán más bajos que los de corto plazo.
Sin embargo, esta señal se ha distorsionado, ya que los programas de expansión cuantitativa (QE) y otras fuerzas pesan sobre los rendimientos a largo plazo, al cambiar la forma de la curva y hacer que parezca que el mercado está valorando este ajuste antes de que se produzca. Por eso no estamos tan convencidos de que la forma de la curva de rendimiento nos transmita la misma historia que, por ejemplo, antes de la crisis financiera.
Para ser claros, esto no quiere decir que ignoremos lo que dice la curva de tipos. El aplanamiento de los últimos meses revela claramente información sobre las perspectivas macroeconómicas y de los tipos de interés, incluso si nos centramos menos en el nivel exacto del diferencial 2s-10s. Y podemos ajustar la curva para reflejar estas distorsiones a largo plazo, que es uno de los muchos indicadores que utilizamos en nuestro marco de modelización de la probabilidad de recesión.
De hecho, el conjunto de estos modelos nos dice que el riesgo de recesión ha aumentado, y cuando hacemos una previsión hasta finales de este año, vemos una probabilidad de alrededor de un 25% de recesión en 2023. Lo que es otra forma de decir que los datos económicos y financieros nos dicen que los riesgos de una recesión son significativos y van en aumento, pero no hasta el punto de que nuestro actual escenario base sea una recesión si tenemos en cuenta las perspectivas macroeconómicas y de mercado.
James McCann es economista jefe adjunto de abrdn