CASTELLÓ (EP). El Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE) ha decidido este jueves de forma unánime rebajar el tipo de interés de referencia en un cuarto de punto, hasta el 3,50 %, y ha reiterado que no se compromete con una senda de tipos, sino que analizará una batería de indicadores reunión a reunión.
"Repetimos otra vez que seguiremos dependiendo de los datos y esto está particularmente justificado en vista de la incertidumbre. Decidiremos reunión a reunión y el camino, cuya dirección es bastante obvia un camino de bajada, no está predeterminado ni en su secuencia, ni en volumen", ha respondido la presidenta del BCE, Christine Lagarde, en la rueda de prensa posterior al anuncio del recorte de tipos.
Lagarde ha puntualizado que esta dependencia de los datos no se basa en un solo indicador, sino una batería completa de indicadores.
La presidenta del BCE ha hecho referencia a la posible bajada de la inflación en septiembre, pero ha advertido de que, aunque se reduzca, no es el único indicador que analiza la institución para tomar sus decisión.
"No nos estamos comprometiendo previamente con una trayectoria de tipos particular", ha apuntado Lagarde ya en el inicio de su intervención después de que se conociera la decisión del BCE.
Lagarde ha señalado que en vista a sus previsiones previas espera que se cumplan sus proyecciones de una "manera oportuna" y que la inflación en 2025 vaya a descender hacia el 2 %.
Ha añadido que, debido a este gradual proceso desinflacionario, han considerado que era "perfectamente apropiado moderar la restricción de su política monetaria".
El Consejo de Gobierno del BCE, que se ha reunido este jueves en Fráncfort (Alemania), ha recortado en 0,25 puntos la tasa de facilidad de depósito -que remunera el exceso de reservas a un día y es su nuevo tipo de referencia-, hasta el 3,5 %.
Las operaciones principales de financiación (OPF) -las inyecciones semanales de crédito- y la facilidad de crédito -la que presta a los bancos a un día- se situarán en el 3,65 % y el 3,9 %, respectivamente, tras introducir el BCE un ajuste técnico.
Aunque en España el foco se había puesto hasta ahora en el tipo OPF, este ha perdido relevancia en el contexto de superávit de reservas actual, en el que los bancos depositan su exceso de liquidez en el organismo, lo que hace que la rentabilidad que pagan las entidades financieras, es decir, la facilidad de depósito, sea el tipo de referencia para la política monetaria.