VALÈNCIA (EFE/Mercedes Salas). El alza del gasóleo, otra vertiente de la crisis de las materias primas, afecta de lleno a las explotaciones agrícolas y a las empresas pesqueras, quienes, además, ven peligrar las subvenciones al carburante profesional como consecuencia de las políticas energéticas y ambientales.
Agricultores y pescadores constatan un notable incremento del coste del combustible en el último año, que oscila entre el 40 % y el 70 % según los cálculos.
La escalada del gasóleo agrícola o marítimo (gasóleo B, de bonificado) está en línea con la subida generalizada de la gasolina o gasóleo, que en octubre marcaron récords anuales.
Aparte, armadores y productores están en guardia ante la revisión de la legislación de la Unión Europea (UE) sobre la fiscalidad de los productos energéticos, por su eventual impacto en las subvenciones al gasóleo.
El combustible supone un 40 % de los costes de la actividad pesquera española, según la patronal de armadores Cepesca.
Las cotizaciones del gasóleo marino se han incrementado un 35 % entre 2020 y 2021, según las cifras hasta septiembre de la Cooperativa de Armadores de Vigo (ARVI), primer puesto pesquero del país.
Dada la importancia del carburante en sus cuentas, la patronal pesquera ha alertado de los efectos graves que puede tener la aplicación de una política de gravámenes al gasóleo, tal y como plantea la propuesta de directiva comunitaria para reestructurar los impuestos sobre la energía.
Cepesca ha expuesto que dicha directiva propone un impuesto al gasóleo de 3 euros por cada cien litros de combustible a partir de 2023, en el contexto del Pacto Verde europeo y de una economía dirigida a potenciar otras energías y fuentes renovables frente al cambio climático.
El secretario general de Cepesca, Javier Garat, ha señalado que los objetivos que esgrime la UE para aplicar este impuesto ya han sido prácticamente alcanzados por la flota comunitaria.
Además, los armadores temen que los barcos dejen de repostar en puertos españoles para irse a otros más baratos con el consiguiente "desabastecimiento de materias primas y la pérdida de soberanía alimentaria".
Por otra parte, la Organización Mundial del Comercio (OMC) negocia el futuro de las subvenciones globales a la pesca, y en esta discusión está en juego el porvenir de las bonificaciones al gasóleo.
Las organizaciones agrarias Asaja, COAG y UPA insisten en la gravedad del alza del gasóleo porque se suma a la factura eléctrica y al incremento de costes de insumos como los fertilizantes.
Entre octubre de 2020 y de 2021, el gasóleo agrícola subió un 71 % hasta 0,92 euros por litro, según datos facilitados por COAG.
"Ha habido otros momentos con subidas históricas del gasóleo, hemos tenido crisis anteriores, pero ahora llama la atención la gran velocidad del encarecimiento de los insumos, semana a semana", según declara el director técnico de COAG, José Luis Miguel.
Señala que, además, preocupa la situación en los mercados de futuros y de materias primas agrícolas de las que España es dependiente -como las usadas para piensos-.
En relación a la directiva sobre fiscalidad energética, se sitúa en la línea del Copa-Cogeca -comité que agrupa a organizaciones agrarias y cooperativas comunitarias- y apunta que este sector "no usa el gasóleo por gusto o solo para vacaciones".
Por ello, añade que habrá que hacer valer el papel esencial de la actividad agraria para el suministro de alimentos.
Cepesca está integrada en la Plataforma para la Promoción de Ecocombustibles, nacida para impulsar el uso de carburantes líquidos renovables y neutros en carbono como vía complementaria para la descarbonización.
Pero la flota opina que el almacenamiento a bordo de todos los combustibles alternativos que se están postulando (hidrógeno, LNG, LPG, amoniaco, metanol o etanol) necesitaría instalaciones especiales y sería necesario el diseño de nuevos buques específicos para cada tipo de energía.
En cuanto al campo, el representante de COAG defiende que hay muchos avances en renovables, en el riego, en la instalación de paneles solares para sus explotaciones, pero ve más difícil una alternativa para el combustible de los tractores.
Respecto a los biocombustibles, recuerda que España es deficitaria en materias primas como el cereal y que su expansión también puede provocar mundialmente que para su producción se empleen tierras que deberían dedicarse a la obtención de alimentos.