VALÈNCIA. La cifra de nacimientos registrados en el conjunto de la Comunitat Valenciana marcó un nuevo mínimo histórico en 2022 con poco más de 35.600 alumbramientos, una cantidad inédita al menos desde 1975 y que refleja la realidad de la crisis demográfica que se padece no solo en la autonomía sino también en el resto de España. Este descenso continuado de los recién nacidos, unido a un aumento paulatino de las defunciones, provoca que un 85% de los municipios valencianos registre más personas fallecidas que nacidas en la última década, así como que casi la mitad de las localidades encadene al menos diez ejercicios consecutivos con más muertes que nacimientos.
Este es, por tanto, un fenómeno ya generalizado y que afecta tanto a las pequeñas poblaciones de las áreas rurales, aquejadas por fenómenos como la despoblación y la elevada mortalidad de sus escasos habitantes, como a muchas de las grandes ciudades de la autonomía, entre las que cabría contar a las tres capitales de provincia: València, Alicante y Castelló de la Plana. Así lo confirma al menos la última actualización de los principales indicadores demográficos realizada esta semana por el Instituto Nacional de Estadística (INE), que arrojan un saldo vegetativo (diferencia entre el número de nacimientos y defunciones) negativo para la Comunitat Valenciana de más de 14.200 personas.
En concreto, en la ciudad de València, donde habita en torno al 15% de la población que reside en la autonomía valenciana, se contabilizan desde 2013 unas 15.200 muertes más que nacimientos, mientras que en Alicante la diferencia es de casi 1.700 y en Castelló de la Plana se superan las 940. Aun así, muchas de las localidades que resisten a este declive demográfico se sitúan en el entorno de las principales urbes de la Comunitat Valenciana. Sucede de este modo por ejemplo con Paterna, que en la última década obtiene un saldo vegetativo positivo de 2.678 personas, o en otras localidades del área metropolitana de València como Torrent, Paiporta o Aldaia.
Existen igualmente varias poblaciones del entorno de València, como Náquera o Quart de Poblet, donde se registran incluso más nacimientos ahora que hace una década. No obstante, esta no es la tónica general, y es más frecuente que los municipios anteriores comiencen ya a experimentar un cambio de tendencia para asomarse en los últimos años a balances negativos entre recién nacidos y defunciones. En Torrent y Paiporta, la evolución del saldo vegetativo de la última década muestra cómo se enlazan ya dos ejercicios seguidos con un resultado negativo, por lo que en los próximos años podrían reducirse todavía más si cabe las localidades que arrojan a largo plazo recuentos positivos.
En esta situación se encuentra a su vez el municipio de la Comunitat Valenciana que mejor saldo demográfico presenta en la última década, como es Elche, que arroja 2.757 nacimientos más que defunciones en ese periodo pero que desde 2020 suma tres años en negativo. En cualquier caso, esta ciudad de momento se ubica, junto a otras localidades próximas a Alicante como Crevillent, Albatera o Sant Vicent del Raspeig, entre las poblaciones de la provincia que mejor balance obtienen. Por su parte, en Castellón todos los municipios que rodean a la capital a excepción de l’Alcora, como son Almassora, Borriol, Benicàssim y Onda, presentan más nacidos que muertes desde 2013.
Si solo se tienen en cuenta las cifras del último ejercicio, un 84% de las poblaciones de la Comunitat Valenciana registra un saldo vegetativo negativo, un porcentaje algo inferior al del año precedente (86%) pero igualmente el segundo más alto desde 1996. Hace justo quince años, en cambio, durante un repunte de la natalidad que se extendió desde principios de este siglo y hasta la llegada de la crisis económica de 2008, el porcentaje de poblaciones valencianas que sumaba más fallecidos que nacimientos no alcanzaba siquiera el 50%.
En su conjunto, la Comunitat Valenciana va camino de encadenar una década completa con un saldo vegetativo negativo, ya que desde 2015 siempre se han registrado más muertes que nacimientos en suelo valenciano. Estos balances son además cada vez más acusados, ya que si bien hace ocho años los fallecimientos superaban a los alumbramientos en solo 901 casos, en 2022 esa diferencia se halla por encima de los 14.000.
Lejos quedan ya por tanto los saldos positivos por más de 17.000 personas que se registraron antes de que terminara la primera década de este siglo, y sobre todo aquellos superiores a 35.000 que se contabilizaban de forma recurrente hace cincuenta años. En la última década, de hecho, el número de nacimientos se ha reducido en más de un 19% en la Comunitat Valenciana, si bien es cierto que tanto en 2021 como en 2022 la tendencia se ralentizó hasta mantenerse prácticamente estable, con un descenso del 0,2% en ambos casos.
La cifra de defunciones, por su lado, crece a buen ritmo con un incremento del 23% desde el año 2013, aupada en gran parte por el aumento del 10% que se produjo en 2020 como consecuencia de los peores momentos de la crisis del coronavirus.