VALÈNCIA (EFE). La multinacional de homoderivados Grifols se ha asomado esta semana al abismo en bolsa a raíz de las acusaciones de maquillar sus cuentas del fondo bajista Gotham City. Estas son las diez claves para entender la crisis que atraviesa una de las principales firmas cotizadas en España.
Grifols es uno de los mayores fabricantes del mundo de hemoderivados, que se elaboran a partir del plasma, componente líquido de la sangre. La empresa familiar está especializada en tratamientos con inmunoglobulina para trastornos provocados por inmunodeficiencias y enfermedades autoinmunitarias o con albúmina, utilizada en cirugía y medicina de urgencias, entre otros.
La compañía factura 6.064 millones de euros, con datos a cierre de 2022, y da trabajo a más de 24.000 personas, 5.000 de ellos en Cataluña. Tiene 15 plantas productivas, la mayor parte de ellas en EEUU y España.
Fundada como un pequeño laboratorio familiar en 1909, Grifols abrió su primera planta de fraccionamiento de plasma en Barcelona en 1958 y 30 años más tarde inició su expansión internacional.
En 1995 fue la primera empresa española en recibir una licencia de la FDA -la autoridad sanitaria de EEUU-, en 2006 salió a bolsa y en 2011 realizó su primera gran adquisición: su rival estadounidense Talecris, movimiento que le permitió cotizar también en el Nasdaq.
A partir de ahí se sucedieron las compras: el negocio de diagnóstico de Novartis, la entrada en China, con la compra del 26 % de Shanghai Raas, y la compra de la alemana Biotest, entre otras.
Como consecuencia, la deuda se disparó hasta alcanzar los 9.540 millones de euros en el tercer trimestre de 2023, lo que supone un ratio de apalancamiento de 6,7 veces el ebitda, según las últimas cuentas disponibles.
La compañía tocó máximos históricos de valoración en bolsa en febrero de 2020, cuando superó los 34 euros por acción, pero el estallido de la covid recortó el abastecimiento de plasma, lo que hundió su cotización.
Ante la falta de la materia prima que usa para elaborar sus medicamentos plasmáticos, la empresa se lanzó a comprar centros de abastecimiento de plasma, lo que aumentó aún más su endeudamiento.
Para recortar los gastos y reducir deuda, el fabricante de hemoderivados planteó a principios de 2023 un expediente de regulación de empleo (ERE) para despedir a 2.200 personas en EEUU - y a otras 51 en España-.
Al finalizar el año pasado, anunció también el acuerdo de venta a Haier Group de un 20 % en su participada china, Shanghai Rass, por unos 1.600 millones de euros, que ya dijo esta semana que servirán íntegramente para reducir el apalancamiento.
Estos movimientos han coincidido en el tiempo con la cesión de todo el poder ejecutivo al suizo Thomas Glanzmann y el abandono de la primera línea de Víctor Grífols Roura, el artífice de la expansión de Grifols en las últimas décadas.
Justo cuando la compañía empezaba a sacar cabeza de la crisis en la que la sumió la pandemia, la publicación del informe de Gotham City Research que acusa a la farmacéutica de ocultar deuda y maquillar sus números la ha vuelto a noquear.
Las acciones de Grifols, que cotizan en el IBEX 35, se llegaron a desplomar un 42 % en la apertura de la sesión del pasado martes, y la acción no ha levantado cabeza en bolsa desde entonces, pese al rebote del miércoles, cuando anunció que emprendía acciones legales contra este inversor bajista y sus acusaciones "falsas".
El fondo bajista acusa a la multinacional de reducir artificialmente su endeudamiento porque en sus cuentas consolida completamente dos compañías, Haema y Biotest, que Grifols compró en 2018, pero que luego vendió a Scranton Enterprises, vehículo inversor vinculada a la familia Grífols.
Gotham pone en duda también que Grifols pueda consolidar completamente su filial estadounidense, Grifols Diagnostic Solutions, ya que Shanghai Raass controla desde 2020 el 45 % de los derechos económicos y el 40 % de los políticos.
Ante las acusaciones del fondo afincado en Nueva York, la cúpula directiva de Grifols emitió varios hechos relevantes y celebró el jueves una conferencia ante analistas e inversores internacionales en la que insistieron en que la información es "absolutamente errónea", además de "falsa" y estar guiada por un interés "especulativo", argumentó.
Las explicaciones no convencieron del todo a los mercados financieros a juzgar por cómo reaccionaron.
El presidente y CEO, Thomas Glanzmann, defendió que la consolidación de las compañías se hace siguiendo las normas contables internacionales y rechazó que Scranton sea un 'family office' (oficinas de gestión de patrimonio familiares) ya que agrupa a 22 inversores, de los que sólo tres son de la familia, con un 20 % del capital.
La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) ha requerido a la empresa más información sobre las operaciones denunciadas por Gotham, algo que la compañía ha dicho que hará "lo antes posible", en el plazo de diez días que se le ha dado desde que se dirigió a ella el miércoles.
El papel de supervisor bursátil es esencial ya que, si éste cuestiona en alguna medida la contabilidad de la multinacional, la crisis en los mercados se agrandaría.
La crisis de cotización de Grifols adquiere una especial relevancia si se tiene en cuenta que, según reveló Wikileaks en 2010, el Gobierno de EEUU considera las instalaciones de la empresa española estratégicas. En particular, la documentación filtrada entonces consideraba un activo estratégico la planta de Grifols en Parets del Vallès (Barcelona).
La fábrica catalana aparecía en esos papeles como uno de los tres activos estratégicos para el gigante estadounidense en España, junto al gasoducto que une a la Península con Argelia y el estrecho de Gibraltar.
La compañía tiene ahora por delante un arduo camino para seguir despejando incógnitas, como hasta qué punto será capaz de reconducir la crisis en bolsa y si lo podrá hacer en semanas o bien tardará meses, y si podrá cumplir con la reducción de la ratio de endeudamiento marcada para 2024 (estar por debajo de cuatro veces el ebitda).
Uno de los capítulos más importantes se vivirán a final del próximo mes de febrero, cuando la multinacional tiene previsto presentar el cierre de las cuentas de 2023, que Grifols ya ha garantizado que serán positivos.