VALÈNCIA. Junto a las actividades sanitarias y al trabajo doméstico, la docencia es una de las ramas de empleo con mayor presencia de mujeres en el tejido laboral de la Comunitat Valenciana, ya que solo en torno a un 30% del profesorado de cualquier etapa formativa son hombres. Un porcentaje que se acentúa incluso todavía más en el caso de la Educación Infantil, donde los varones apenas suponen el 2% del total de profesionales que se dedican a la enseñanza, y que pone de relieve que las diferencias por cuestión de género continúan siendo una realidad en el mercado laboral de esta autonomía.
De hecho, incluso dentro de una profesión tan feminizada como la docencia existen brechas de este tipo, puesto que los hombres, que representan a un porcentaje inferior del profesorado en Infantil, Secundaria y Bachillerato, son mayoría en un único periodo formativo: el universitario. En este escenario, y aunque el número de mujeres ha crecido con creces en la última década, los varones son alrededor del 57% del personal docente. Y en el caso de la figura del catedrático, la categoría profesional más elevada de la enseñanza superior, el porcentaje se dispara hasta alcanzar el 72%.
Así se desprende de las estadísticas sobre el profesorado publicadas tanto por el Ministerio de Educación como por el Ministerio de Universidades, y que quedan a su vez recogidas por el Instituto Nacional de Estadística (INE) en el proyecto ‘Mujeres y Hombres en España’, cuyo capítulo sobre la enseñanza ha sido actualizado esta misma semana. Según el propio organismo, dicha publicación tiene por objetivo proporcionar “una selección de los indicadores más relevantes en el momento actual que permitan analizar la situación de hombres y mujeres en determinadas áreas sociales y económicas”.
De este modo, es posible observar cómo la presencia de las mujeres en la enseñanza se reduce progresivamente conforme se incrementa la edad del alumnado, una situación transversal que se reproduce en todas las comunidades autónomas y, en mayor o menor medida, tanto en la escuela pública como en la privada. Así pues, en el País Vasco, la región española donde existe un mayor porcentaje de hombres que se dedican a la docencia en Infantil, ni siquiera se alcanza el 5%.
En el caso valenciano, ese porcentaje se ha mostrado además invariable a lo largo de la última década, ya que entre el curso 2011-12 y el 2022-23, el último para el que ofrece datos el Ministerio, apenas ha oscilado entre el 97,4% y el 98,2%, pese a que en otras etapas educativas sí se han visto variaciones más acusadas. En este sentido, distintos estudios han hecho referencia a que con mayor frecuencia las mujeres ocupan puestos en sectores que reproducen su papel tradicional como responsables de mantenimiento de la familia y el hogar, como sucedería con aquellas actividades más vinculadas a los cuidados y la crianza.
Una situación muy similar se advierte en la Educación Primaria, donde ocho de cada diez personas que se dedican a la docencia son mujeres. En cambio, es a partir de la Secundaria cuando empieza a notarse una mayor presencia de hombres. Así pues, algo más de un 40% del profesorado que imparte clases en la última de las etapas formativas obligatorias, en Bachillerato y en la Formación Profesional son varones, un porcentaje prácticamente idéntico tanto en centros públicos como privados que, sin embargo, disminuye con el paso de los años: una década atrás eran el 45%.
De esta manera, la universidad es la única etapa de la educación en régimen general donde es más habitual encontrar a hombres entre el profesorado, aunque en poco más de diez años las mujeres han pasado de representar en la Comunitat Valenciana el 36% del total a rondar el 43%, tal y como recogen los últimos datos del Ministerio de Universidades. Aun así, estos porcentajes tampoco son transversales en todos los centros universitarios valencianos, ya que en aquellos donde tienden a concentrarse las carreras más técnicas la proporción de mujeres docentes suele ser algo inferior.
Esta realidad, además, va aparejada al hecho de que existe una mayor concentración de alumnado masculino en algunas ingenierías y otros estudios técnicos, donde es frecuente que al menos tres cuartas partes de los recién ingresados sean varones, mientras que en Enfermería o precisamente Educación Infantil y Magisterio, ocurre justo lo contrario.
No obstante, y si bien hace una década no había ninguna universidad en la Comunitat Valenciana donde las mujeres fueran al menos la mitad del personal docente, en el pasado curso 2022-23 y según las cifras del Ministerio la presencia femenina superaba a la masculina en tres centros. Son la Universidad CEU Cardenal Herrera (UCH-CEU), la Universidad Europea de Valencia y la Universidad Internacional de Valencia (VIU), tres universidades privadas que, por lo tanto, se rigen por sus propios criterios de contratación docente, distintos a los procesos comunes de la universidad pública.
Al mismo tiempo, y pese a que de media un 43% del personal docente universitario son mujeres, el porcentaje se reduce todavía más en el caso de la categoría profesional de mayor prestigio, como es la de catedrático. En el caso valenciano, alrededor de un 28% de quienes han alcanzado ese nivel laboral son mujeres, mientras que por ejemplo entre los profesores ayudantes de doctor la presencia femenina es mayoritaria con un 55% del total.
En este sentido, y durante la presentación del último informe sobre ‘La Universidad Española en Cifras’ elaborado por la Conferencia de Rectores y Rectoras de Universidades Españolas (CRUE), el asesor adjunto a la presidencia de la CRUE, Juan Julià, reconoció que es “verdad” que la participación de la mujer en el profesorado universitario “se reduce considerablemente cuando hablamos de la categoría profesional de mayor relieve, que es la de catedrático de universidad”.
Con todo, también en esta figura se observa una evolución de la situación, puesto que en el curso académico 2015-2016 solo había 269 mujeres catedráticas en la Comunitat Valenciana que representaban menos del 15% del total, mientras que los últimos datos elevan ya esa cifra a más de 500, con un incremento de casi el 90% en menos de una década.