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TRIBUNA / OPINIÓN

La Universidad de Alicante ante el nuevo año

17/01/2020 - 

El otro día me hicieron una pregunta de esas sencillas pero que, por inesperadas, te llevan a pararte y pensar. Era el primero de enero y buen amigo me preguntó sobre qué le pedía al 2020, ahora que he decidido dar el paso de presentarme a rector de la Universidad de Alicante.

Le respondí con el corazón y le dije que espero que este sea un año de inflexión en el que las personas escuchemos más y seamos capaces de trabajar para construir una sociedad más justa, con un futuro en el que todos tengamos cabida. Poco después, sin quererlo, esta petición para el 2020 me venía de nuevo a la cabeza y, con ella, me hice preguntas como ¿y eso de qué forma se lleva a cabo? ¿qué podemos hacer nosotros desde la Universidad de Alicante?

Reflexioné, sonreí y me alegré de la pregunta de mi amigo porque, de repente, empezaron a pasar por mi cabeza proyectos, ideas y deseos sobre cómo imagino nuestra universidad y también a la universidad pública de nuestro país. Entré en una tormenta de ideas que no sé cuánto tiempo me tuvo desconectado con una sonrisa dibujada, por momentos, y con cara de preocupación, en algunos otros. Lo sé, me daba cuenta, pero seguía dibujando en mi mente el futuro sin reaccionar.

Y ¿qué es lo que veo? Pues veo a la Universidad de Alicante como un motor ejemplar de la sociedad, un referente para el tejido socioeconómico de nuestras comarcas, una herramienta transversal de mejora para la formación, la investigación, la innovación, la cultura, el deporte y la sostenibilidad.

Veo un año que debe suponer una inflexión después de una década en la que se nos ha cercenado la inversión y en la que hemos tenido que dedicar esfuerzos mayúsculos a solucionar problemas burocráticos y de gestión. Una década en la que se ha demostrado la solidez de nuestra universidad porque ha tirado de imaginación, inventiva y trabajo duro para superarse a sí misma y demostrar todo su potencial. Ahora es el momento de romper el corsé y permitir que ese potencial fluya.

El trabajo realizado ha construido unos cimientos sólidos en los que debemos apoyarnos para lanzarnos al futuro siendo capaces de dar respuesta a las necesidades de formación de la sociedad, de los jóvenes, de los no tan jóvenes y del tejido socioeconómico. Debemos lograr una plantilla estable, con incentivos y que pueda centrarse en la formación, en la investigación y en la innovación en lugar de en su subsistencia.

Se abre una nueva etapa para la Universidad de Alicante que demanda un liderazgo consciente de dónde venimos y hacia dónde queremos dirigir nuestros esfuerzos en el futuro. Y estos pasan por algo tan simple como ser parte fundamental de la sociedad a la que nos debemos. Demostrar que cada euro público invertido en la Universidad de Alicante regresa multiplicado en forma de talento, de innovación y de conocimiento.

Cada problema al que se enfrenta el mundo que nos envuelve es un reto al que la universidad debe dar respuesta y eso pasa por ser ágiles y reactivos. Nuestra institución debe ser permeable a las necesidades de nuestro entorno, debe proyectarse internacionalmente para beber de las mejores fuentes y debe proyectar el modelo social sobre el que construir el futuro a través de la sostenibilidad y la igualdad como referentes de un mundo inclusivo que aproveche lo mejor de las personas sin mirar su sexo, raza o condición social.

José Vicente Cabezuelo es catedrático de Historia Medieval de la Universidad de Alicante

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