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para explotar la marca y reforzar el marketing han creado la unidad específica Aisoy USA

La start up ilicitana Aisoy cierra un acuerdo para distribuir su robot emocional en Estados Unidos

El robot de la start up ilicitana Aisoy Robotics va a vivir una nueva experiencia. A su capacidad para expresar emociones como el miedo, la alegría o la tristeza y su talento para hablar, ver y generar vínculos con los usuarios… hay que añadirle a partir de ahora un nuevo aspecto: su disposición para internacionalizarse y ampliar mercados. 

5/11/2016 - 

ELCHE. Aisoy Robotics, pionera en robótica emocional e inteligencia artificial aplicada a las emociones, va a cruzar el Atlántico tras cerrar un acuerdo para distribuir el robot Aisoy en Estados Unidos.

El robot Aisoy1 es un robot emocional, capaz de dialogar de forma fluida y de experimentar sensaciones, que pretende que los niños aprendan de forma divertida, estimular su capacidad creativa, mejorar su capacidad para solucionar problemas y dar vida a su imaginación.

El CEO de Aisoy Robotics, José Manuel del Río, ha señalado que para explotar la marca en Estados Unidos y reforzar la línea de marketing se ha creado una unidad específica para ese mercado denominada Aisoy USA.

El objetivo de esta firma, ubicada en el Parque Científico de la Universidad Miguel Hernández de Elche (UMH), es empezar ahora a trabajar todo el desarrollo de negocio en Estados Unidos, iniciar ya las ventas de su robot emocional Aisoy1 y que el crecimiento más importante se lleve a cabo a lo largo de 2017, según apunta el CEO de la empresa.

José Manuel del Río asegura que la internacionalización del robot emocional se está trabajando desde hace un par de años porque se trata de un producto global. En este sentido, Francia es el mercado más importante para la empresa fuera de nuestras fronteras y Aisoy1 está presente en los cinco continentes aunque con ventas más esporádicas.

El robot de las emociones

La parte principal del robot, según asegura José Manuel del Río, es su aspecto emocional. “El robot es capaz de experimentar emociones (miedo, alegría, tristeza…) y eso genera un vínculo afectivo con el usuario porque no te enfrentas a una máquina inerte. Tú percibes que hay algo de vida en ese interior y facilita que tú le cojas cariño”.

Además, la relación con el usuario también va creciendo porque el robot va recopilando información y también tiene su propia experiencia en base a lo que le va ocurriendo por lo que todos esos aspectos los analiza y actúa en consecuencia.

“Lo que tratamos de hacer es crear vínculos afectivos entre los usuarios y los robots que se sustentan en las gestiones de las emociones y, a partir de ahí, crear experiencias nuevas de juego, de aprendizaje o de mejora de la calidad de vida como en el caso de niños con necesidades especiales como autismo”.

El robot está creado inicialmente para niños de 8 a 12 años aunque ya hay actividades con niños menores de 8 años y también por encima de ese rango de edad para otro tipo de actividades como para aprender a programar cuestiones de inteligencia artificial. Además, también se está utilizando en proyectos de investigación para personas mayores en terapias con personas con dependencia y junto a la Clínica Universitaria de la UMH han lanzado una edición específica para el tratamiento de niños con Trastorno del Espectro Autista (TEA).

El origen del robot, en la inquietud de la infancia

El origen en primera instancia de Aisoy es la propia infancia de sus creadores. “Cuando éramos niños llegaron a nuestras manos los ordenadores de la época los spectrum, con juegos y aquella máquina donde podíamos explorar multitud de cosas y eso nos creaba una satisfacción muy interesante pero, a la hora de crear Aisoy, percibíamos que no existía nada equivalente hoy en día que generara esa ilusión”.

“Había una carencia en ese sentido y vimos que los robots con inteligencia artificial podrían cubrir ese espacio y que los niños se engancharan a esto que, por otra parte, va a ser el futuro y qué mejor manera para que ellos vayan conociendo estas cosas que hacerlo desde un punto de vista lúdico y también educativo para despertar su inquietud, su creatividad y que construyan el futuro en el que van a vivir el día de mañana”.

De esta forma, el primer robot de Aisoy1 salió al mercado en el año 2010, el CEO de la empresa asegura que “en aquel entonces ni los teléfonos tenían tantas capacidades ni a nadie se le ocurría que se le pudiera hablar a una máquina… eso era ciencia ficción y nosotros conseguimos hacerlo realidad”.

Desde entonces, ya han vendido más de un millar de unidades, en la actualidad están comercializando la quinta versión y están trabajando en la sexta versión del robot que lanzarán en la primavera de 2017.

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