A pesar de los tiempos tan convulsos que estamos viviendo, no podemos pararnos por la crisis internacional, de inciertas consecuencias. Tenemos que seguir apostando por el futuro y confiando en que las cabezas pensantes, por llamarlas de algún modo, sean capaces de eso, de pensar en las consecuencias catastróficas de una posible guerra nuclear y en la necesidad de llegar a acuerdos y alianzas para parar este sinsentido y no hacer caso de los que solo pretenden lucrarse con este desastre. La mayoría de las personas solo quiere vivir en paz y dejar vivir, progresar y ver crecer a sus hijos.
Si la guerra de Putin y su plan kamikaze no lo impiden, tenemos unas perspectivas muy halagüeñas por delante. La capacidad de innovación de la gente de esta tierra es sin duda enorme y este es un momento verdaderamente histórico. En este sentido, los estudios de la Ciudad de la Luz nacieron en su día como una gran idea, una idea genial, pero que se desbordó en un proyecto megalómano, en el que se enterraron millones de euros a lo tonto. Cómo se nota cuando se tira con pólvora ajena: este fue el caso. Allí se gastó el oro y el moro, coronado por la enorme piscina, gracias a la que Bayona rodó la fantástica cinta “Lo imposible”, que recomiendo vivamente que vean, si no lo han hecho aún. Por cierto, que el huracán que está arrasando la costa oeste de los Estados Unidos recuerda tristemente aquel episodio del tsunami, y seguro que en él habrán ocurrido también hechos terribles, como los que sucedieron en el sudeste asiático en 2004.
Volviendo a la Ciudad de la Luz, tras las obras faraónicas todo estaba preparado para poder generar una actividad enorme a la provincia, gracias a los estudios de cine de promoción pública y los servicios y puestos de trabajo que se preveía que iban a generar los rodajes. Todo era de color de rosa, hasta que llegó el hachazo de la Unión Europea y la prohibición de funcionamiento, por la competencia desleal en que el proyecto incurría en relación con otros estudios privados europeos. Y nos quedamos con cien palmos de narices, viendo cómo los hangares se iban estropeando. Aquellas instalaciones punteras fueron deteriorándose y quedando como un buque fantasma, ajado y polvoriento.
Al cabo de unos años se decidió darle otra utilidad a las instalaciones, y se acondicionó uno de los edificios como sede del Distrito Digital. Esta sede atrajo unas cuantas empresas de base tecnológica, entre otras, a varias startups, incluso algunas promovidas por gente alicantina y que han resultado ser proyectos punteros. Después llegaron empresas tecnológicas nacionales a instalarse en nuestra ciudad y la pandemia también favoreció el desarrollo de estas actividades, pues las posibilidades que ofrece el teletrabajo, unidas a la potencia del aeropuerto internacional –que es de primera magnitud en Europa- sirvieron para atraer a nómadas digitales, que con su portátil pueden trabajar desde cualquier lugar del mundo. En Alicante se vive muy bien, y están llegando desde 2019 muchos residentes extranjeros, atraídos por el clima y otras bondades de esta tierra.
La noticia del levantamiento de las restricciones impuestas por la Comisión Europea el pasado mes de julio ha favorecido que la Generalitat pueda plantearse la reapertura de los estudios. Dicen que se van a invertir 2,5 de euros en el reacondicionamiento de la Ciudad de la Luz para ponerlo en funcionamiento y poder empezar a rodar, pero pienso que esa será, en su caso, la primera inversión, la de abrir boca, porque lo que hay ahí es poco más que un cascarón hueco. Los que fueron a pincharse alguna vacuna de la covid-19, al improvisado vacunódromo que instaló allí la Generalitat, lo verían al igual que lo vi yo, que ahí no había nada más que las cuatro paredes, aunque supongo que algo quedará en pie de aquella época, en algún otro de los edificios no abiertos al público, como aquel en que ensayamos –y digo bien, no es un error, pues participé en la producción- la ópera "Lucia di Lammermoor" con la compañía alicantina Vocemmus, en 2013.
Es cierto que en pocos años la evolución del sector audiovisual ha sido enorme y que han crecido las plataformas para poder ver películas y serie en casa, en detrimento de las salas de cine tradicionales. Podemos elegir dónde y cómo ver nuestras producciones favoritas y también ha cambiado la manera de ver la televisión. Ya no vamos todos como borregos a ver los mismos programas a la misma hora, pero eso es por la oferta tan diversificada y enorme, defiende mi correctora improvisada, mi madre, Nieves. Lo que es cierto que la demanda de contenidos va in crescendo, también de videojuegos, sector en el que España está a la cabeza. Sé de buena tinta que desde nuestro país se dirigen equipos internacionales de la súper empresa esports, por poner un ejemplo. La industria está sin duda en evolución y tenemos una gran oportunidad a las puertas si la sabemos aprovechar, pues el retorno que se espera es enorme. Si además de esto consiguiéramos también, siguiendo con los proyectos tecnológicos, que Alicante fuera nombrada sede de la Agencia de la lnteligencia Artificial de España, estaríamos verdaderamente de enhorabuena y tendríamos un futuro más que prometedor como provincia. Al frente del proyecto hay un equipazo, sin duda: Nuria Oliver, Desantes, Andrés Torrubia y Botti, por lo que creo que tenemos muchas opciones de conseguirlo. Ojalá así sea.