Una noche en la que, de nuevo, lo religioso es atravesado por lo popular porque, como todo en Festes d’Elx, tiene su motivo y origen en una faceta tradicional
ELCHE. Si hay una noche más larga que el resto por su contenido en las fiestas patronales esa es la Roà. Una noche en la que, de nuevo, lo religioso es atravesado por lo popular —seguramente en muchos casos, sin ser conscientes— porque, como todo en Festes d’Elx, tiene su motivo y origen en una faceta tradicional. Cada año, miles de ilicitanos e ilicitanas hacen su particular procesión con un cirio alrededor de la basílica de Santa María y lo que era la Vila Murada para velar a la patrona, la Mare de Déu de l’Assumpció, cuya imagen yace en una cama en el cadafal de la basílica de Santa María. Un velatorio tras la muerte de María que se habrá representado en La Vespra del Misteri y el ascenso de su alma, y que al día siguiente, el 15 de agosto, culminará con La Festa.
Un velatorio colectivo que cada cual se toma a su forma, unos con una parte del recorrido al que se suman en cualquier punto, otros con una vuelta, otros con varias, haciendo la de familiares o gente cercana que no ha podido hacer lo propio. Una cita que también está vinculada con las promesas que habría hecho la población a la patrona en malos momentos para cumplir el día de La Festa y que se remonta a la propia celebración del Misteri hace quinientos años, con noticias que muestran que por ejemplo acudía mucha gente del campo.
Mientras esta tiene lugar, toda la noche y sin horario, otros van entrando a ver la imagen. A partir de las cuatro de la madrugada, empiezan las misas en el propio cadafal, frente a la imagen. Una noche muy enraizada y que también supera ese carácter eminentemente religioso, siempre presente, para profundizar en lo popular por la heterogeneidad de la gente que participa cumpliendo sin dormir esa noche.
Una procesión y recorrido que se replicará el día después con el entierro durante la mañana, esta por parte de la comitiva del Misteri, convirtiendo a Elche en el valle de Josafat. Como a su vez se hará durante la tarde en la basílica, en la representación de La Vespra sobre el escenario, momentos previos antes de la unificación del alma con la imagen y la coronación de la Mare de Déu. Una fuerte combinación, por tanto, de ese componente religioso y popular, ya que mientras esa parte de la población más devota cumple con la Roà velando a la Virgen, muchos otros estarán en las barracas municipales o las terrazas de pubs hasta la mañana, donde ya es también tradición, y casi sacrilegio no hacerlo, desayunar un chocolate con churros.
No hay fiestas sin música, y en el caso de Elche hay una tradición más que centenaria de canciones tradicionales que se han mantenido y que no solo son meras canciones, sino pequeños capítulos de mitos y tradiciones de siglos de historia que crean identidad