ALICANTE. El título de la Recopa de Europa conquistado por el Club Balonmano Calpisa, la mayor gesta lograda por un equipo deportivo de la provincia de Alicante, cumple este lunes, 20 de abril, cuarenta años.
El mítico conjunto alicantino, ya desaparecido, culminó su edad de oro con la consecución de un título continental ante el VFL Gummersbach alemán, campeón de las dos anteriores ediciones y liderado por el legendario Erhard Wunderlich, en una eliminatoria que permanece en la memoria colectiva del deporte de la ciudad.
El Calpisa ya se había erigido a mediados de la década de los 70 como el gran dominador del balonmano español tras conquistar varias Ligas –cuatro de forma consecutiva- y Copas –otras cuatro-, pero le quedaba la asignatura pendiente de un título europeo.
El conjunto alicantino, entrenado por Pitíu Rochel, quien había vivido como jugador el inicio de la edad dorada, dejó en la cuneta esa misma temporada al Union Krems de Austria, al Dosza Debrecen húngaro y al IFK Göteborg sueco.
El Calpisa venció en el partido de ida de la final en el pabellón Central de Alicante, ahora conocido como Pitíu Rochel en memoria del legendario jugador y entrenador, por 20-15 y en la vuelta, disputada bajo una fuerte presión ambiental y ante 11.000 espectadores, supo mantener la renta. 18-16.
El equipo de Pitíu, que había rozado la gloria en la Copa de Europa, en la que llegó a semifinales, se convertía en el segundo conjunto español en levantar un título continental tras el Granollers.
Aquel equipo estaba formado por lo mejor del balonmano español, ya que contaba en sus filas con jugadores como el portero Juan Pedro De Miguel, Javier Cabanas, Goyo López, Miguel Ángel Cascallana, Nacho Novoa, Juan Francisco Muñoz ‘Melo’, Santos Labaca o José Luis Soriano ‘Poli’, entre otros.
“La prueba de lo importante que fue aquello es que hoy día aún se recuerda”, señala a Efe Santos Labaca, componente del equipo campeón, quien reside en Alicante.
“Ahora nos hemos acostumbrado a ganar títulos europeos con equipos y la selección, pero entonces fue todo un hito”, añadió el vasco, quien recordó que aquel Calpisa era un conjunto “que además de calidad se entregaba en cuerpo y alma en la pista”.
“De la final recuerdo el ambiente del pabellón alemán. La gente llevaba huchas con monedas para hacer ruido. No se oía a un compañero ni a un metro de distancia”, rememoró.
También Nacho Novoa, ex internacional español y miembro de aquel Calpisa, calificó de “orgullo” que se recuerde aquella gesta, aunque también lamenta que no tuviera continuidad en las décadas sucesivas.
“Le doy mucho valor a ese título porque en aquella época estaban todas las potencias unificadas y nosotros no teníamos extranjeros. Ir a Alemania, con el peso que tenía este país, a ganar la Recopa ante el campeón fue una hazaña”, aseguró.
“Es verdad que el Calpisa era un equipo hecho para ganar en España, pero Europa era otra cosa y no teníamos como objetivo nada más que llegar lo más lejos posible porque el nivel era altísimo”, recordó.
Novoa recuerda la “dureza” del Gummersbach, que provocó que Pitíu Rochel se planteara durante el partido “retirar al equipo”. “Nos dieron muchos golpes, incluso a mí me abrieron el labio, para intimidarnos y la cosa se puso fea, pero aguantamos”, presumió.
“Yo he disputado varios Juegos y Mundiales y nunca he visto un ambiente así. Sufrimos bastante. Los alemanes, pese a perder por cinco goles en la ida, estaban confiados en la remontada y así nos lo dijeron en la cena entre jugadores tras el partido de Alicante”, añadió el guipuzcoano.
La Recopa de Europa marcó el punto álgido de un equipo que ya no volvió a ser mismo y que fue perdiendo potencial deportivo y económico con el paso de los años hasta extinguirse, aunque su brillo fue tan intenso durante un poco más de un lustro que permanece en el recuerdo 40 años después.