ALICANTE. Estábamos esperando esta ocasión para sentarnos frente a frente desde enero, cuando se hizo la primera presentación de 'Geografía', la nueva programación de verano del Adda, a la espera de saber los nombres y las fechas de la temporada sinfónica de otoño-invierno. Ahora que ya la tenemos aquí, con nombres como Yarom Traub, Valery Gergiev, Ivo Pogorelich, Dima Slobodeniouk, la Orquesta Nacional de España, la Mariinsky Theatre Orchestra, la Orchestre National de Belgique o la Gustav Mahler Jugendorchester, entre otros, ha llegado el momento. Tomamos asiento, cara a cara, en una alta mesa sólida que, como me explican el propio Josep Vicent y María José García, del Adda, estaba arrinconada y ellos adoptaron como improvisado lugar de reuniones y encuentros, función para la que se ha revelado imprescincible. Cafés, tentempié y una reflexión como un latigazo, para empezar, del músico y director alteano, convertido en gestor casi por obligación moral: "Los equipamientos no son la realidad cultural, esta es una idea que hay que quitarse de la mente. La realidad cultural son los contenidos. En la medida en que una ciudad, un espacio, un barrio, una comarca, generen los contenidos y tengan el público para ellos, esa es una realidad cultural. No es una realidad cultural que en lugar X haya un auditorio con capacidad para 3.000 personas, que esté vacío 250 días al año. Eso es una caja de zapatos. Y esto, el Adda, es una realidad cultural. Ahora mismo estamos sentados en su cafetería, Addaggio, y está llena de gente. Tenemos una programación sold out en la mayoría de sus grandes ciclos, y la realidad cultural es esa. Ahora hay que ir generando puentes para que sea cada vez más extensa geográficamente, en principio en toda la provincia, es nuestra responsabilidad y nuestra necesidad".
Aclarado esto, podemos empezar.
-Una vez que ya conocemos la programación de verano, con los PROMS, y la temporada sinfónica, ¿dónde sitúan estos ciclos al Adda, en qué segmento, dentro de la oferta nacional?
-Las dos temporadas son de máximo nivel, probablemente habrá temporadas en España que tengan más recursos, pero yo dudo que haya proyectos de más nivel o de más emoción sonora que este. Podrán ser iguales, pero este es un proyecto que se ha consolidado en muy poco tiempo. Nuestra temporada sinfónica marca un cambio de inflexión en cuanto a su filosofía programática, porque sitúa en un mismo entorno a las grandes sonoridades sinfónicas de nuestro país, junto a las formaciones más emblemáticas del mundo, en un entorno que permite entender ya, de una vez, que no estamos a la cola de nadie, que nuestros músicos, nuestras orquestas, nuestros directores, tienen su personalidad propia y es un lujo poder verlos junto a maestros como Gergiev, Mariinsky, como la Orquesta Nacional de Bélgica, o como el resto de orquestas que se pueden encontrar en la programación. Y eso sólo en cuanto a la temporada sinfónica, porque en la de verano estamos comprobando que cumple al mismo tiempo la función lúdica que prendíamos que tuviera y, también, a la vez de contenido emotivo y de contenido pedagógico. Nos lo demuestra constatar que los diferentes sectores de público se acercan con mucha ilusión. Nos sorprendió que en el último concierto de la temporada sinfónica, se repartió la información de los abonos del verano y la primera reacción fue la de los abonados del ciclo sinfónico, sintiendo que el programa de verano les interesa también. Ojalá que podamos consolidar que todos esos públicos sean un todo. Y en eso es en lo que creo que este auditorio está trazando un camino innovador.
-¿Con esta programación el Adda ya es lo que pretendía ser?
-Bueno, un proyecto artístico nunca puede ser del todo lo que quiere ser, el día que pase eso, yo me iré. El proyecto del Adda tiene que estar en constante evolución, y estamos dando los primeros pasos. Pasos de gigante para nosotros, pero pequeños si nos comparas con la realidad del mundo y si los comparas con nuestros sueños. A mí me gustaría que Alicante fuera de verdad, en el futuro, un foco cultural indiscutible, que pudiera llegar a ser un ejemplo desde el punto de vista de la oferta sonora cultural. Porque estoy convencido, y esto es algo muy personal, de que el sonido, la música, es el hecho artístico que más directamente influye en el espíritu, el alma y las mentes a la vez. Pero este es un largo camino, un paso de gigante para nosotros, pero pequeño para los sueños que nos quedan por realizar.
-Tal vez el primer paso sería seducir a lo más cercano, que se perciba al Adda como algo mucho más allá que la oferta cultural de Alicante.
-Lo que el Adda no puede hacer, tan rápido, es cambiar la idiosincrasia de nuestra realidad, y nuestra realidad es la que es. Indudablemente, si decidiéramos caminar todos, concediendo el beneficio de la confianza a los vecinos, andaríamos más rápido, y toda esa diversidad de la provincia (Alacant, Elx, Orihuela, Benidorm, Torrevieja, Altea, Dénia…) tiene que acabar confluyendo, porque en el fondo somos una gran urbe. Si queremos ser fuertes, tenemos que ser una gran urbe. Siento que tenemos la suerte de ser una ciudad relacionada con la naturaleza, con verde, con mar, con montañas, pero que a la vez tiene como unas vías de conexión que la convierten en una gran ciudad, en una gran urbe. Y, obviamente, el Adda ocupa un sitio estratégico, y asume su responsabilidad de, no sólo pensar en sí mismo, en la ciudad de Alicante, en la provincia, sino más allá. Y es importante que todo el mundo sienta que tiene su pequeña parcela, bandas, orquestas, jóvenes músicos, que van a ir encontrando su espacio aquí. Abiertos, solidarios y empáticos con lo que nos rodea, pero la idiosincrasia de la provincia es la que es, y este es un camino colectivo.
-¿La tasa de retorno de la inversión sobrepasa los límites de la pura contabilidad, en vuestro caso, en cuanto a formación y seducción de nuevos públicos?
-Nosotros tenemos una contabilidad que, por cuestiones de topes de gasto, no beneficia a nuestras taquillas. Y aunque nuestra prioridad es ofrecer, antes que recibir, se trata de mantener un equilibrio entre lo invertido y lo ingresado, por eso es tan importante esta tarea de comunicación, que nos permite vender todos nuestros abonos, nada más ponerlos a la venta. En cuanto a la tasa de retorno de intangibles, por ejemplo en nuestra apuesta pedagógica. En concreto, este ciclo pedagógico, en la publicación que acabamos de cerrar (y que pronto estará en imprenta y disponible, de manera gratuita, para que todo el mundo la pueda disfrutar y pueda, con ella, establecer sus rutas Adda), hasta septiembre de 2018, tenemos 7 grandes espectáculos pedagógicos. En colaboración con La Caixa tenemos una producción con Etcétera Teatro, una de las grandes compañías dramáticas pedagógicas españolas, para finales de 2017, El sastrecillo valiente. Habrá músicos que van a explicar, de manera muy cercana, tanto en los conservatorios, como en los colegios con los que concertamos las visitas, su trabajo. Esta realidad de retorno es enorme. El Adda está cada vez más cerca de la gente. De su gente y de todo aquel que se quiera dejar seducir, porque por ejemplo podemos avanzar en primicia que el año que viene se va a programar una temporada contemporánea, con estrenos de autores alicantinos, como Navarro o Cano, un ciclo que se va a llamar Emoción Diva, rodeado de mujeres intérpretes, todas ellas viajando más allá de su propio instrumento, cantantes que son a su vez artistas plásticas, compositoras que interactúan con la electrónica, violinistas que realizan performances, o percusionistas que construyen un puente con Europa y su folklore. Todo ello en un marco de programación contemporánea.
-Para acabar de seducir al público, nada mejor que saber qué selección, qué curación de sus propios contenidos haría su programador. ¿Qué señalará Josep Vicent espectador, como imprescindible, en ese libro del Adda 2017-2018?
-(Cara de no me hagas esto)… nosotros tenemos 7 u 8 ciclos programáticos definidos, que recorren los diferentes estilos, desde la clásica hasta la contemporánea, que recorren los diferentes estratos programáticos, tanto pedagógicos, como lúdicos, experimentales o cultos, y estratos económicos, desde actividades gratuitas hasta precios asequibles o más costosos. Así es que lo ideal, para una persona que quiera sentirse seducido por el deseo de conocer, es hacerse su propio recorrido, para lo que hemos creado un abono especial para el verano, que permite tener 7 u 8 conciertos, por unos 60 €. Donde se pueden crear un pequeño viaje, una Ruta sonora, que es como se llama el abono, representativo. Con eso, con el concierto final del DJ Tavaroli, gratuito como el espectáculo inicial de Xarxa Teatre, la danza vertical en la fachada del edificio, se puede pasar un verano magnífico. Y en la temporada sinfónica, es una oportunidad ver a los músicos de aquí, ya consolidados, junto a grandes maestros ya en su madurez artística, como Valery Gergiev, que ahora tenemos la oportunidad de verle haciendo los grandes repertorios que han definido la historia de la cultura del mundo. Así que en el momento en que esté disponible el libro maravillosamente editado con toda la programación, que se pasen por aquí, se lo lleven a casa y, tranquilamente vayan disfrutándolo al tiempo que hacen su selección.
-Pero de ahí, ¿qué no se perdería Josep Vicent?
-Al final caeré en la tentación de reconocer que yo no me perdería a Xarxa Teatre, que cómo me voy a perder a Chick Corea… pero es que no me perdería nada, a Vicente Amigo con Rafa de Utrera, y por supuesto, no me perdería la última noche de los PROMS, con Joaquín Achúcaro, con Igor Yebra. Un día donde de un modo especialmente efusivo, tenemos una gran orquesta en el escenario, grandes solistas, se da un premio del Adda, y nos implicamos solidariamente con Unicef, destinando una parte de la recaudación a los niños de la guerra de Siria.