DÉNIA. La pesca tradicional de Dénia se siente amenazada. Las embarcaciones que salen cada día al mar desde la capital de la Marina Alta hallan cada vez más trabas para desarrollar su labor. “Aumento de la presión de la Unión Europea, inspecciones o sanciones”, son sólo algunos de los problemas con los que lidian a diario los propietarios de las embarcaciones de la localidad, apuntó el Patrón Mayor de la Cofradía de Dénia, Juan Antonio Sepulcre.
Pero sin duda, lo que más “daño” esta haciendo al sector en Dénia es la importación de pescado de países de fuera de la Unión Europea. “Las grandes piscifactorías son un competidor al que no se le puede hacer frente. El pescado que llega es más barato y en su producción no se cumple con las normativas tan estrictas que hay en Europa”, agregó.
Sepulcre afirmó que en la pesca está ocurriendo una situación similar a la de la agricultura: “Se permite que entre producción de fuera de la Unión, de países que no tienen nuestros controles sanitarios y donde los costes son mínimos, por ejemplo en el tema salarial o de cuidados sanitarios”.
Una embarcación amarrada en Dénia.
El Patrón Mayor de Dénia alertó que el sector está amenazado también por la propia Unión Europea y ante esto recordó el parón del pasado 4 de junio, ante la “nueva normativa que implantarán sí o sí”. “Mientras a los pescadores tradicionales nos quieren reducir los días de trabajo permiten que entre pescado de grandes piscifactorías, es algo que no logramos entender”, precisó.
Sepulcre entiende que lo que está ocurriendo es un “ataque a la pesca tradicional”. “Nos plantean reglamentos utópicos, parece que quieren que desaparezca este sector”. En los últimos años, dijo, desde la Unión Europea han aumentado las restricciones, “estamos sometidos a más controles y hacemos frente a sanciones.
Precisamente, todos estos factores han hecho que en los últimos años varios propietarios de embarcaciones hayan abandonado su labor: “Es casi insostenible. Los gastos de combustible, de seguridad y de control sanitario hacen que no haya margen y que muchas barcas hayan prescindido de personal también en estos años”.
Dos empleados trabajan en la Lonja de Dénia.
Pero, pese a todos estos factores, Sepulcre tiene “claro” que la principal amenaza son las piscifactorías internacionales: “Producen a gran escala, nada que ver con lo que se hace en recintos que pueda haber en el Mediterráneo y sin los controles de calidad a los que aquí estamos obligados”.
De hecho puso como ejemplo la nueva normativa que quiere aplicar Europa: “Tenemos que reducir los días de pesca en los próximos años. En 2020 salíamos entre 210 y 190 días al año, cada año son menos las jornadas de trabajo que nos permitirán hasta llegar a 2023 con un margen de entre 100 y 150 días, así no se puede mantener un barco”.
Sepulcre hizo hincapié en los daños que generará la desaparición de la pesca tradicional en un municipio costero como Dénia: “Es un factor turístico más. Dénia y su lonja son un atractivo para los visitantes, pero también una necesidad para la gastronomía de la ciudad. Los restaurantes vienen a por productos frescos, con el sello de nuestro mar. Eso también está en peligro”.