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tribuna libre  / OPINIÓN

La participación en el capital social como apoyo a la recuperación

31/05/2020 - 

La pandemia sigue afortunadamente su curso de declive. Los efectos en el tejido productivo suponen un reto de imaginación y liberación de “tabúes” en la política económica y social para superarlos.

Algunas recetas no sirven. Las bajadas de impuestos, el adelgazamiento de lo público, y la privatización sin límites, no son apropiadas para la envergadura de la crisis que estamos sufriendo. El papel compensador de los presupuestos de las administraciones públicas son un bálsamo tranquilizador para miles de empresarios y trabajadores.

En economía, las expectativas a veces superan en importancia a la realidad. Si los agentes económicos, sociales y los consumidores perciben un compromiso firme de los poderes públicos, es decir, que están decididos a poner todos los medios a su alcance para superar la crisis, es seguro que habremos ganado un elemento psicológico clave para avanzar en la solución esperada. Hay que remontar la actividad económica, la creación de riqueza y empleo. El trabajo es la prioridad, mantener los ingresos de las personas y su capacidad adquisitiva.

Los créditos y préstamos de financiación a las empresas (avalados por el Estado) ha sido todo un acierto, lo mismo que los ERTEs.

La necesidad de una política firme de la Comisión europea, está sobre la mesa. La mutualización de la deuda es una fortaleza de la Unión Europea que, si hay sentido común, será activada, y los Eurobonos son la solución, se quiera o no reconocer.

De forma paralela, se ha puesto en el punto de mira de las políticas europeas de reactivación la posibilidad de fortalecer a empresas, que eran viables antes de impacto de la pandemia, instrumentando la participación en el capital social, en particular en el  de empresas que por su función de tracción e irradiación en el aparato productivo, deben ser ayudadas, para evitar un efecto dominó que agrave la recesión económica.

La liquidez es la clave, porque es la causa de muerte de las empresas, pero hay que tener en cuenta que los préstamos son deuda, y la carga de la misma, aunque su coste sea reducido, tiene un límite, ya que debe devolverse.

Me interesa destacar el papel de la deuda subordinada. Además de la aportación al capital social, habría que considerar otro tipo de participación financiera, de función similar a la que realiza éste. La propuesta consiste en crear un fondo de participación financiera, de carácter reembolsable a medio y largo plazo, que, de forma similar al préstamo participativo, sirviera para materalizar un aporte de liquidez a las empresas, sin que computara como deuda, sino como un recurso propio, es decir, autofinanciación. Deuda subordinada quiere decir, eso, ser los últimos en cobrar cuando la empresa va mal. En caso de liquidación de la empresa, los acreedores privilegiados y ordinarios cobran primero y luego le toca a la participación financiera y por último quedan los socios o accionistas, con su aportación al capital social.

Así pues, tenemos dos instrumentos paralelos y eficaces para añadir a las medidas de apoyo financiero aprobadas por el Gobierno de España que son: la toma de participaciones en el capital social de las empresas y el establecimiento de un fondo de participación financiera de carácter reembolsable.

Hay que aportar soluciones imaginativas y eficaces para el mantenimiento del sistema económico de creación de riqueza y empleo, y así garantizar el equilibrio y bienestar social, ayudando a superar los peores efectos de la crisis económica que ya estamos viviendo.

Miguel Millana es secretario general del PSPV PSOE Alicante y secretario de Economía Social de la Comisión Ejecutiva Nacional PSPV-PSOE

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