VIENA. Casi un centenar de jóvenes alicantinos tomaron ayer la plaza del ayuntamiento en Viena para gritar de alegría. Entre risas y jolgorio los miembros de la Orquesta de Jóvenes de la Provincia de Alicante, Ojpa, celebraba su clasificación en Austria. La música clásica les había llevado allí y con su trabajo han convencido al jurado del Summa Cum Laude Festival. Este les ha otorgado el primero premio en la categoría de orquesta sinfónica y les ha alabado por su "sobresaliente éxito".
Es la tercera vez que consiguen el triunfo en este certamen internacional que se celebra en la capital austríaca desde 2007. Los jóvenes dirigidos por Fran Maestre ya ganaron en 2015 y 2017. Ahora lo han vuelto hacer con un programa que incluye la apertura de Coriolano de Beethoven, El tambor de Granaderos de Chapí, Conga del Fuego Nuevo de Márquez y Tico-tico no fubá de Abreu.
Si Maestre no tenía palabras la noche de este domingo para celebrar la victoria de la agrupación sinfónica, tampoco lo era fácil para sus intérpretes. Lucía, que toca el contrabajo en ella, literalmente se había quedado afónica por los gritos de alegría. Eso sí, aún con un hilo de voz puntualiza que se trata el fruto de mucho trabajo. La misma jornada del domingo habían tenido que madrugar para ensayar su actuación. "Estamos cansados porque habíamos trabajado muchísimo", destaca.
Los 75 intérpretes de la Ojpa tienen edades que oscilan entre los 15 y los 25 años. Un amplio abanico en el que dominan principalmente los del primer tramo, como la propia Lucía que tiene 17. Ella lleva desde los siete tocando el contrabajo y ahora en sus estudios se está preparando para entrar en el superior. A su edad demuestran que el trabajo de verano entre los adolescentes puede basarse solo en la música sinfónica.
Más jóvenes que Lucía son sus compañeros Álvaro y Vitalii. Ambos tienen quince años y tocan el violín en la Ojpa. Comparten con ella esa alegría de la victoria como premio al esfuerzo de tantos años. El primero estudia este instrumento desde lo siete años, un año antes lo empezó a manejar su amigo que se encargó del concertino.
La relación entre todos ellos aseguran que es muy buena. De hecho, Lucía apunta a ello como un factor decisivo. "Nos queremos muchísimo, con una relación entre todos espectacular, eso creo que nos ayuda a hacer piña y ganar". Esa es una sensación que corrobora Álvaro y una de las razones que explica que tienen claro que toca celebrarlo yéndose de fiesta. Este domingo tienen claro que se pueden permitir romper un poco la estricta disciplina que se aplican como músicos.
La "frase estrella" de Lucía, como ella misma explica es "no puedo, tengo ensayo". Esa es su respuesta habitual cuando sus amigas se acercan y le preguntan si pueden salir de fiesta, y "dices que "no puedes porque esas horas te ocupan mucho tiempo". Un labor a la que se entregan porque "es un trabajo precioso" a pesar de lo "sacrificado, de estar más de cinco horas ensayando además del tiempo que dedicas al instituto".
Si para los que están terminando la adolescencia es complicado, también tienen su mérito quienes están en la niñez. La alegría se compartía además con otro casi centenar de jóvenes, los de la Ojpa Aspirantes, que han conseguido la segunda posición en la misma categoría con el reconocimiento de un "excelente éxito".
Al igual que los mayores han pasado 34 horas de viaje para llegar a Viena desde Alicante. Acompañados por sus familias, todos viven con mucha emoción la cita. A Aspirantes pueden entrar a partir de los siete años y conforme crecen pueden simultanear un tiempo el trabajo en ambas formaciones. Más como apoyo de la Ojpa que como dedicación completa. De formarlos se encarga Juan Miguel Antón, un director al que demuestran sus muy jóvenes alumnos devoción.
A entrar en la Ojpa aspira Julia, quien con doce años lleva seis de ellos tocando el violín y ya está entre las mayores de Aspirantes. Participar en el Summa Cum Laude Festival lo califica como una "experiencia inolvidable" por unir dos facetas, el "estar con los amigos y hacer música, lo que te gusta". Así que lo está disfrutando al máximo. Una de las razones para ello la da su compañera Elena, "es algo que no se te va a olvidar porque tocar en esa sala es algo que no todo el mundo puede conseguir".
La sala a la que se refiere Elena es la dorada del Musikverein, por donde han pasado nombres como Karajan, Brahms o Rubinstein. De hecho, Iker, uno de los que también participa en esta formación infantil, lo considera "necesario para la vida de un músico y seguir avanzando en estos estudios" y Gonzalo lo resume de forma sencilla, "donde tocamos lo han hecho orquestas y músicos brutales".