ELCHE. El penúltimo mes de este atípico y devastador 2020 se ha cerrado para los establecimientos hoteleros ilicitanos con la tasa de ocupación más baja desde que se reabriera la actividad. De las habitaciones disponibles -más del 20% permanecen cerradas-, tan solo se han llenado un 43,7%. La bajada respecto a octubre es de 8,7 puntos porcentuales y en comparación con noviembre de 2019 de 27,8 puntos.
Tampoco en esta ocasión son buenas las cifras de rentabilidad. El ingreso medio por habitación disponible (revpar) apenas ha logrado 47,24 euros por habitación, treinta y dos céntimos menos que el dato de octubre y a gran distancia de los notablemente lejos de los 51,35 euros de noviembre del pasado año.
En este escenario tan sombrío confluyen distintos factores: la evolución de la pandemia, que ha supuesto importantes restricciones a la movilidad tanto en el ámbito doméstico como en el internacional para el turismo vacacional; se han aplazado o cancelado las reuniones y eventos profesionales, deportivos o musicales con capacidad de impacto en la ocupación hotelera; el otoño viene acompañado de un descenso estacional de la demanda. Todo ello ha dado lugar a unas cifras muy negativas en las que solamente se mantiene el cliente que se aloja en la ciudad por razones profesionales y en mucha menor medida visitantes de fin de semana.
Un final de año poco esperanzador
El turismo internacional se mantiene en mínimos. Así lo atestiguan los datos del aeropuerto de Alicante-Elche, que en octubre registró un movimiento de 241.178 pasajeros, un 83,1% menos que el mismo mes de 2019. Desafortunadamente, no se esperan cambios significativos. La continuación de las restricciones a la movilidad hasta el fin de las fiestas navideñas no permite ser optimistas de cara al último mes del año.
Tampoco el sector de hostelería y restauración podrá aliviar su crítica situación con las celebraciones de empresa y familiares propias de estas fechas, al menos en comparación con cualquier otra temporada.
El inicio de la vacunación todavía se hará esperar y no se prevé una reducción de los índices de presión sanitaria que permita una relajación sensible de las medidas vigentes. Es necesario por tanto reforzar el apoyo a las empresas con ayudas directas para evitar el desmantelamiento de las estructuras empresariales y el empleo hasta que la enfermedad esté definitivamente bajo control. También es preciso reforzar las campañas de promoción para que el destino mantenga su posición en el mercado