ciudadana / OPINIÓN

La (nefasta) gestión del coronavirus

15/03/2020 - 

La crisis del coronavirus es una manifestación del actual mundo global. Cuando un país se constipa, tosemos todos. Empezó en China pero ya se ha extendido con más o menos casos a todo el mundo. La semana pasada me sobrecogía la toma de medidas adoptadas por Giuseppe Conte en Italia. El aislamiento de 60 millones de personas para evitar la propagación, la prohibición de circulación de trenes que conectaban del norte con el sur, cierre de universidades y colegios, prohibición de funerales (no sé qué habrán hecho con los muertos). El ejército vigilando la plaza del Duomo de Milán, sin apenas viandantes. Es la imagen de la tristeza económica y social. Es la imagen de la guerra en periodo de paz.

Mientras por aquí andamos bastante preocupados, yo me he vuelto una antipática total, ya no saludo con dos besos cuando me encuentro con un conocido, ni tampoco le extiendo la mano. Cuando tose alguien le miramos raro, andamos bajo sospecha, todos somos potencialmente peligrosos…

Las bolsas se desploman, los vuelos se cancelan, las reservas hoteleras se anulan y ante la inminente llegada de la Semana Santa la incertidumbre impide planear nada. Es la cara enferma de la economía.

En España se ha tardado demasiado tiempo en adoptar medidas preventivas. Unos 20.000 italianos han disfrutado de las mascletaes en Valencia en un ambiente pre-fallero. Hasta el día 11 no se impidió la llegada de vuelos desde ese país. Un crucero procedente de Palermo con 3000 pasajeros desembarcaba en Palma de Mallorca con toda la naturalidad sin someterse a control de ningún tipo. Cuando se suspendieron las clases en Madrid y se cerraron las Cortes, muchos madrileños creyeron que empezaban las vacaciones y se desplazaron hacia la Comunidad Valenciana y playas de Murcia para disfrutar del sol y playa.

Fernando Simón nos dio tranquilidad diciendo que podíamos acudir a las manifestaciones del 8M sin embargo algunos miembros del gobierno reconocen a puerta cerrada que ya el sábado 8 por la noche en el ministerio se sabía del pico ascendente de contagios.

Se ha visto descoordinación y desajustes entre comunidades autónomas y el bichito mientras se ha propagado sin fronteras. No distingue quién gestiona en cada territorio.

Existe grandes lagunas en la gestión del coronavirus que a mi juicio han nadado en un difícil equilibrio entre la prudencia y la economía. No alarmamos para no generar daños económicos, pero como esto se vaya de las manos, que se va a ir, ya veremos qué pasa, alguien tendrá que responder políticamente.

El ministro Ábalos decía en Valencia el otro día "que haya un poquito más de sensibilidad en torno a los desplazamientos", ¿esto qué quiere decir? ¿Quién debe adoptar las medidas de sensibilidad? ¿cada uno la que quiera? Este gobierno progresista de coalición se ha vuelto liberal de la noche a la mañana.

El panorama en las Comunidades Autónomas ha sido dispar, el lunes 9 cerraban los colegios y universidades en la Comunidad de Madrid, mientras tanto en Valencia, con mascletaes verticales, y actos multitudinarios no se hacía absolutamente nada. El día 13 Cataluña, suspendía la actividad en centros educativos, Galicia y Murcia lo hará el lunes 16. El 12 por la tarde lo acordaba la Comunidad Valenciana. En estas situaciones es cuando te das cuenta que 17 Comunidades autónomas son tal vez demasiadas.

Los colectivos civiles, Juntas de cofradías, escuelas de baile, equipos deportivos, han ido por delante de las autoridades anulando actividades. Expertos juristas desde el día 12 reclamaban la declaración del estado de alarma para frenar el contagio ante la inacción del gobierno central.

El día 11 de marzo la OMS declaraba oficialmente la pandemia del coronavirus. Su máximo responsable decía estar asombrado de los altísimos niveles de propagación, así como de los “alarmantes niveles de inacción”.

Llegamos tarde, suerte para todos. La vamos a necesitar.

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