ELCHE. La firma ilicitana Greene Waste to Energy sigue embarcada en grandes proyectos gracias a su tecnología de valorización de residuos que le ha valido para hacerse un hueco en iniciativas relacionadas con la economía circular, tanto con financiación europea como compartida. El último es Valogreene Paper BC, bajo el cual invertirá 20 millones de euros con diferentes inversores de Euskadi junto a los que creará una planta de valorización de residuos del papel.
El proyecto se desarrollará en el polígono industrial de Larramendi, Bergara (Guipúzcoa), para utilizar los residuos de la industria papelera como materia prima para producción de ecomateriales para la construcción y la química industrial. Hay grandes expectativas por sus características de economía circular ya que con los residuos se producirán cargas minerales ecológicas usando como materia prima desechos de la industria de producción de papel. Mediante la tecnología de la compañía ilicitana se pueden transformar en ecomateriales, de forma sostenible, los residuos procedentes de las papeleras. Estos se orientarán a diferentes sectores industriales para después volverlos a introducir en el mercado siguiendo los parámetros que marca la Agenda 2030 de la Unión Europea.
Para la construcción, operación y gestión de la planta, Greene ha creado junto a las otras empresas la sociedad Valogreene Paper BC, entidad a través de la que se pondrá en marcha esta instalación, "que permitirá maximizar la sostenibilidad social, económica y ambiental de la actividad de este sector", explican desde la firma. Se ha calculado que con este impulso se generarán 45 puestos de trabajo en la zona, entre directos e indirectos durante la construcción de la infraestructura, y está previsto que las obras comiencen en los próximos meses, con un plazo de ejecución de 18 meses.
Previamente se hizo realizó un estudio que permitió demostrar la viabilidad técnico-económica del proyecto, así como la obtención del permiso ambiental del Ejecutivo vasco. Hasta ahora, los residuos de esta industria acababan en el vertedero, pero con su entrada ahora en el proceso de economía circular se convertirán en nuevas materias primas sostenibles. Se ha calculado que evitará el envío al vertedero de 122.000 toneladas de material al año, lo que equivale a una emisión de hasta 150.000 toneladas anuales de CO2. Al sustituir estos residuos no renovables por 'ecomateriales', producidos gracias a los lodos y al rechazo de papelote que se generan en el proceso de fabricación del papel, “con Valogreene evitaremos que estos materiales acaben siendo considerados residuos y que terminen depositados en vertedero, así como limitaremos la contaminación de suelos y aguas freáticas, mitigando gases de efecto invernadero”, explica el consejero delegado de Greene, Juan José Hernández.
Además, Hernández explica que la tecnología de la planta “nada tienen que ver con la incineración, ya que está basada en un proceso de pirólisis, posterior secado y conversión a carbonato cálcico, que permite tratar los residuos de forma óptima y sostenible, consiguiendo un total autoabastecimiento energético de la planta y la extracción de cargas minerales para su reintroducción en la cadena de valor de muchas industrias. Esto convierte a Valogreene en un auténtico proyecto de economía circular”. Con esa capacidad de 122.000 toneladas anuales de residuos se podrán obtener 30.000 toneladas al año de cargas minerales ecológicas para su uso en los sectores de la construcción y la química industrial.
En octubre de 2021, una delegación del Ayuntamiento de Bergara, encabezada por su alcalde, con varios concejales y técnicos de Medio Ambiente y Urbanismo del Consistorio visitaron la planta piloto que tiene la empresa ilicitana en su sede para conocer el procedimiento y si podría generar problemas de ruido u olor. A día de hoy, Greene se ha erigido como un referente en el ámbito del tratamiento de los residuos sólidos urbanos (RSU), residuos industriales, biomasas y fangos de tratamientos de aguas, etc. Las plantas de la firma permiten eliminar estas materias, generando materias primas sostenibles (aceites, cargas ricas en carbonato cálcico, carbón activo, ceras sintéticas, hidrógeno), gracias a un proceso de 'termoconversión sostenible' con el que participan en proyectos de economía circular.