ALICANTE. El sector de la hostelería de la provincia de Alicante arrecia en su contestación a las últimas medidas impuestas por la Conselleria de Sanidad, mientras la Administración autonómica se ratifica en su postura e incluso medita endurecerla en función de cómo evolucione la pandemia. Restaurantes, cafeterías, bares y pubs de la capital alicantina y de Benidorm se concentraron este jueves ante la Subdelegación del Gobierno, mientras hosteleros ilicitanos hacían lo propio en el Centro de Congresos, para exigir que se levanten la restricciones y que, en todo caso, se habiliten ayudas para el sector.
En el caso de la concentración alicantina, fueron unas 700 personas según la organización las que apoyaron la lectura de un manifiesto en el que los empresarios de la restauración y el ocio nocturno rechazan la "criminalización" a la que consideran que les someten estas medidas, exigen que se les deje trabajar "con normalidad" y, para evitar la quiebra de mucho de ellos, reclaman ayudas específicas (que de momento no se han planteado, tras la entrada en vigor de las restricciones) y que les permita acogerse de nuevo a ERTE "a coste cero".
Estas exigencias son las que el sector planea llevar, seguramente la próxima semana, ante la Generalitat. De momento se han organizado protestas más o menos locales, pero la estrategia pasa por unir a hosteleros de toda la Comunitat en una gran concentración en València, y entregar un documento con sus peticiones a la Administración autonómica. Los hosteleros defienden que son un sector seguro, que fueron los primeros en cerrar de forma voluntaria (antes de decretarse el estado de alarma) y los últimos en abrir, y que ahora se les imponen nuevas limitaciones que, avisan, van a arruinar a muchos establecimientos.