ELCHE. Me encanta la emoción de los finales de Liga. En Primera, Segunda y Segunda B, e incluso Tercera. Cuando se deciden luchas como el descenso, el ascenso o el 'play-off'. Cuando se juegan tantos partidos a vez y los sigues por la radio. Las lágrimas de alegría por lograr el objetivo. Las de tristeza cuando pasa lo contrario. En clave Elche, hay que reconocer que en varias de las últimas temporadas sí ha habido tensión por tener algo en juego. El ascenso a Segunda, el descenso a Segunda B, las permanencias en Primera…pero parece que en la presente, se va a repetir la historia de tantos años atrás. Finales de campeonato insulsos, sin metas más motivadoras que acabar más arriba o más abajo en la clasificación. Con el deseo de que termine cuanto antes.
Este curso, el equipo ilicitano ha conseguido la permanencia virtual con cinco jornadas de antelación. Un gran éxito, pues su condición de recién ascendido con presupuesto modesto hacía presagiar sufrimiento hasta el final. Así que hay que sentirse afortunados en este sentido. Pero también deja la desafortunada ‘condena’ de vivir unas últimas fechas de, permítanme la expresión, desgana.
La historia de tantos años una vez alcanzada la salvación virtual. Sobre todo, en la pasada década, cuando el Elche ‘bajaba la persiana’ tantas campañas en marzo o abril. Sin nada que hacer ni por arriba (ni había 'play-off') ni por abajo. Los entrenadores y jugadores de turno repetían discursos: seguiremos compitiendo igual, no vamos a bajar los brazos, queremos acabar lo más arriba posible, nos debemos a un club y una afición y hay que pelear por el orgullo y el prestigio, somos profesionales… pero luego, los mensajes desentonan con lo que se ve en el verde.
El 5-3 en Almería dejó esa sensación. Hasta cinco cambios en la alineación ideal. Consigues un 0-2 en 9 minutos y te remontan antes del descanso. Facilidades defensivas. Falta de contundencia en los duelos. Un resultado anómalo, entre dos equipos prácticamente sin nada en juego. Aunque también hay que decir que a pesar de la ‘manita’, creo que los franjiverdes realizaron méritos suficientes para rascar algo positivo de tierras andaluzas.
Uno lleva muchos años de seguimiento al Elche y ya está curado de espanto con estos remates de temporada. Por muchas palabras que puedan decirse desde el equipo para convencer, veo muy pocas posibilidades de que el cuadro ilicitano empate o gane contra Tenerife, Deportivo y Málaga, que se juegan mucho. El duelo contra el descendido Nàstic será otra historia. A mí el campeonato de los franjiverdes no me va a dejar un regusto amargo pase lo que pase en las últimas fechas. Porque el difícil objetivo está cumplido con antelación. Algo que todos firmábamos en agosto y febrero. Está claro que mejor acabar octavo que decimocuarto, sobre todo por el beneficio económico, pero lo vital está hecho.
Y a diferencia de otros, yo sí voy a defender que Pacheta dé oportunidades a los menos habituales. Creo que pueden jugar con más motivación que los indiscutibles y tienen más necesidad de mostrarse de cara al futuro proyecto. Como Gonzalo Villar, uno de los futbolistas con más proyección del plantel y que llevaba cuatro meses inédito. O ver a Carlos Castro como titular, a ver si convence para que el club trate de quedárselo en propiedad. O Xavi Torres, quien termina contrato y su posible continuidad presenta dudas.
Cabe señalar que la línea que más falló en Almería, más allá de Edgar Badia en la portería, fue la defensa. Una defensa formada por Tekio, Gonzalo Verdú, Neyder y Juan Cruz. Un cuarteto titular fijo en alguna fase de la temporada. Y dos de los mejores fueron Nacho Gil, con gol de penalti provocado por él mismo, y el citado Gonzalo Villar. Ni alinear a los titulares te asegura el mejor rendimiento ni sacar a los suplentes habituales supone bajar el nivel.
Llegar al último mes de competición sin más objetivo que progresar en la tabla es, perdónenme la expresión, un poco 'peñazo' para afrontar los partidos. No sólo para el equipo. También para los aficionados, que pueden debatirse entre ir al estadio o disfrutar de un día de playa o montaña con familia y/o amigos. E incluso para la prensa, más pendiente de otros asuntos (en el caso actual, la renovación de Pacheta). Pero prefiero esta situación un millón de veces a que el Elche se tenga que jugar la salvación en jornadas de mucha presión y nervios. Y eso sí, a pesar de todo lo dicho, el equipo debe trabajar con profesionalidad para #GanarAlTenerife este sábado. Sobre todo, por la afición que le ha apoyado durante toda la competición.
P.D: Con la permanencia virtual del Elche, qué ganas repentinas me han entrado de que lleguen las vacaciones…