Lo malo de cumplir años es que cuentas muchas “batallitas” y lo bueno es que has vivido mucho y es difícil que te confundan con algunos hechos que has vivido en primera persona. El president de la Generalitat Ximo Puig contestó a un periodista la semana pasada que es consciente de que se debe compensar el esfuerzo que hizo Elche en la compra de los terrenos para la universidad y por eso hay una “inversión sostenida en el tiempo” más allá de que eso se pueda reflejar en un convenio. Daba por saldada la deuda histórica y estas declaraciones han hecho saltar en Elche todas las alarmas.
Vamos por partes. El alcalde Carlos González fue quien, en una de sus primeras reuniones en València con Puig en abril de 2017 consiguió arrancar el reconocimiento expreso de esa deuda por parte de la Generalitat y la intención de establecer una compensación. Se pidió un informe sobre el gasto que supuso para el municipio comprar los terrenos sobre los que se asienta la Universidad Miguel Hernández y así se hizo. No uno, dos informes de Tesorería y de Patrimonio certificaron una cantidad de 43 millones de euros.
¿Y por qué esa deuda? Pues porque fue el ayuntamiento quien adquirió y pago las expropiaciones de los terrenos cuando ningún otro municipio lo había hecho, es competencia autonómica. ¿Y por qué lo hizo? Cojan palomitas que les cuento.
El 20 de mayo de 1997 asistí junto al resto de periodistas de Elche de la época a una carpa instalada en el terreno donde hoy se levanta el edificio La Galia de la UMH al acto de colocación de la primera piedra de la universidad.
Fue Eduardo Zaplana como president de la Generalitat y Francisco Camps como conseller de Educación quienes protagonizaron el acto junto a un nutrido número de representantes de la sociedad ilicitana. Hacía dos años que el PP había conseguido con el “pacto del pollo” gobernar en la Comunitat ganando las elecciones a Joan Lerma. El socialista Diego Macià llevaba el mismo tiempo en la alcaldía de Elche. Hacía al menos 7 años que se había estado trabajando por parte del gobierno socialista entonces en la puesta en marcha de una universidad de Elche, pero como los proyectos a largo plazo son así, fue el PP el partido que remató la faena.
El gobierno local, con el ansia viva de que fuera una realidad y de que las elecciones y las trifulcas políticas no dejaran el proyecto en agua de borrajas, apostó por avanzar en la compra de terrenos.
Se consiguieron 248.000 metros cuadrados por cesión obligatoria y por expropiación forzosa 439.499, recurrido el precio y ganado por parte de algunos propietarios en los tribunales muchos años después, por cierto. Los informes de 2017 cifraron ese coste en 43 millones de euros, entre compra, expropiación préstamos e intereses.
Cuando Ximo Puig reconoció esa deuda en 2017 se habló de que quedara por escrito en un convenio. Nunca se ha conseguido que se firmara. A ese hipotético convenio se refería Puig cuando dijo en Elche que más allá de convenios se ha invertido mucho en la ciudad.
Es cierto. Se ha apostado por Elche con varios proyectos, probablemente el más atractivo e interesante sea el Centro de Envejecimiento, porque el Centro de Diseño y Moda del Calzado reconvertido a Centro de Aprendizaje Empresarial pero con nombre en inglés, no termino de verlo claro. Desde luego no llegan a los 43 millones de euros pero es que es difícil cifrar y delimitar lo que llega a Elche por que corresponde y el “esfuerzo mayor por la deuda de los terrenos”.
También es difícil sentirse en deuda por algo que ocurrió hace casi 30 años y más difícil aun asumirla. Alguien decidió con buen criterio entonces comprar los terrenos por adelantado para que no se escapara la universidad y a alguien le vino muy bien esa compra. Recuerden que por en medio, la creación y puesta en marcha de la Universidad de Elche tuvo otra grandísima polémica que incluso acabó en el Tribunal Constitucional, la segregación de Medicina de la Universidad de Alicante. Otra batallita que queda muy lejos pero que aún trae cola de vez en cuando.
Recuerdo horrorizada la noche que se votó la Ley de creación de la UMH en las Cortes Valencianas y que el entonces Presidente del hemiciclo, Vicente González Lizondo de Unión Valenciana, sufrió un infarto que viví en directo porque yo estaba allí. Murió unos días después.