Se cumplen dos años de la toma de posesión de la corporación provincial de la que tengo el honor de formar parte. Aquella mañana del 19 de julio de 2019 se abrió una nueva etapa ilusionante. Era la primera vez que juraba el cargo de diputada, como le ocurría a muchos compañeros de corporación. Y fue un momento, lo confieso, de sensaciones contradictorias. Sentí mucha ilusión y ganas de dar lo mejor de mí misma. Por supuesto. Pero también me acompañaron el peso de la responsabilidad y la incertidumbre propia de comenzar algo nuevo. Desde el primer día fui plenamente consciente del deber público al que me enfrentaba y hoy sigo teniéndolo igual de presente.
Tuve la inmensa suerte de poder asumir el área de Cultura -un ámbito personal y políticamente apasionante- y Transparencia- pilar en el ideario de Cs, mi partido-. Quién nos iba a decir entonces que a la vuelta de ese verano, a miles de kilómetros de nuestra tierra, se empezaba a gestar una terrible epidemia que iba a afectar a la humanidad entera. A todos y a todo.
Por eso, cuando me planteé hacer balance de la primera mitad de legislatura, pensé que no podía quedarme, como se suele hacer en estos casos, en una enumeración de acciones y futuros retos. Creo que, ante todo, he de dar cuenta de las cosas que decidimos hacer para arrimar el hombro en una situación complicada y dramática. No podemos actuar como si nada hubiera pasado porque no es verdad.
Nuestro escenario principal fue el área de Cultura y a ello voy a referirme ya que Transparencia, por sus características, se vio menos afectada. La hoja de ruta inicial quedó, a comienzos del 2020, en un segundo término. Las prioridades debían ser otras. Nuestro trabajo se centró en encontrar un equilibrio entre el riesgo de contagio y la necesidad de no renunciar al bálsamo de la Cultura como antídoto. Porque la Cultura nos salva. Del miedo, del estrés, de los días oscuros. Nos salva siempre. Así que hicimos un gran esfuerzo por adaptar el Adda, el Marq, el Mubag, el IAC Juan Gil- Albert y las salas de exposiciones del Palacio Provincial a la nueva realidad.
Decidimos cerrar lo estrictamente necesario. Y siempre con la previsión de tenerlo todo preparado para reabrir cuanto antes y continuar. Nos sentíamos en la obligación de ofrecerle a la gente un respiro y de contribuir a mantener viva la esperanza de que la normalidad, tarde o temprano, volvería a ser posible. Y así lo hicimos. Eso sí, aplicamos medidas de prevención sanitaria de excelencia, con aforos más reducidos de los que aconsejaban los protocolos y un amplio programa digital. Cultura segura al 200 por 100. Pero Cultura al fin y al cabo. Fue nuestra apuesta. Y lo sigue siendo.
También decidimos alentar a la ciudadanía a visitar el Marq y sus yacimientos implementando en ellos la gratuidad. Éramos y somos conscientes de las dificultades económicas que nos ha traído, entre otros muchos sufrimientos, la Covid-19.
Desde el momento cero hasta hoy, nos hemos ido adaptando a las distintas olas, previendo siempre acciones acordes con escenarios distintos para actuar de manera rápida y adelantarnos a los acontecimientos. Y he de decir que la implicación no solo profesional sino personal de los funcionarios y equipos de trabajo ha sido encomiable desde el primer día. Imposible haber estado más a la altura. Mi agradecimiento sincero, porque han hecho mucho más de lo que debían.
En paralelo, centramos nuestra preocupación en intentar salvar a quienes hacen posible, con su trabajo y su vocación, que la Cultura nos salve. ¿Cómo? Pues creando nuevas líneas de ayudas e inventando fórmulas imaginativas de apoyo. Sin afán de enumerar, así ocurrió, por ejemplo, con la creación en 2020 deI I Festival de las Artes Escénicas, que este año verá su II edición con un presupuesto que duplica el anterior. Teníamos que evitar que el sector se hundiera. Otro ejemplo fue apoyar al sector de los libreros el pasado año con una reinventada feria del libro online. Y en la misma línea, estamos a punto de sacar una convocatoria de ayudas vinculada al gremio de artistas de hogueras y a los artesanos tanto de los Moros y Cristianos como de las Hogueras.
No hemos superado la pandemia. Pero creo, sinceramente, que lo peor ha pasado. A quienes componemos esta Corporación 2019-2023 nos queda la mitad del camino por recorrer. Y nos toca recuperar el tiempo que nos ha arrebatado la Covid-19 para avanzar en los planes que quedaron pendientes cuando se nos cayó el mundo encima. Ahí se enmarca, por ejemplo, la posibilidad de vincular Alicante con la colección de Carmen Thyssen, o traer al Marq, el próximo año, una de las mejores exposiciones arqueológicas del mundo: Los Guerreros de Xiam. Tenían que haber venido este año, pero las circunstancias de nuevo no acompañaron. En un tiempo récord, buscamos una muestra alternativa para que Alicante no se quedara este año sin una exposición de calado. Así surgió ‘Etruscos. El Amanecer de Roma’, una muestra internacional de una calidad extraordinaria que vuelve a poner a la provincia en el candelero a nivel mundial. Asimismo, en las próximas horas se hará realidad otro de los proyectos culturales que nos marcamos como un reto apasionante: acercar el legado de Miguel Hernández de la mano de la Diputación de Jaén.
Seguiremos trabajando con más motivación, ilusión y ganas si cabe. Porque las dificultades también sirven para sacar lo mejor de nosotros mismos. Y seguiremos renovando cada día este compromiso sincero. Como en los últimos dos años. Hasta el último día. Adelante.
Julia Parra Aparicio
Diputada de Cultura y Transparencia
Vicepresidenta Diputación de Alicante