ORIHUELA. La Confederación Hidrográfica del Segura ha comenzado este martes los trabajos para abrir una nueva vía de escape para el agua que baja por el cauce para dar más salida y evitar que las inundaciones se prolonguen. Actualmente, la zona de los alrededores de la desembocadora del río, como la N-332 a su paso por Guardamar o en las cercanías de Roajes o San Fulgencio llevan dos días inundadas, sin que haya una vía de salida para esas acumulaciones. Actualmente, el río tiene dos salidas que no tienen capacidad suficiente para asumir todo el caudal del agua que procede de los tramos de más arriba.
Además, se da la cirscunstancia de que la acumulación del agua sigue, pese a que el cauda del río ha descendido en las últimas horas, como ha informado la CHS. Sin embargo, en la zona de Alicante hay un caudal superior que antes de llegar a Orihuela ha disminuido a los 43,6 metros cúbicos, pero justo después alcanza los 75,7 en Manzano y Ferrer, y los 97,9 en Jacarilla y los 86,5 en Benejúzar o los 79 en Rojales. En cuanto la inundación de una zona de la Vega Baja colindante con la antigua desembocadura de Guardamar ha motivado que la Confederación haya llevado a cabo una apertura provisional que conecta ese canal con el nuevo y mucho más amplio canal de la desembocadura.
Según fuentes de CHS, si funciona esa apertura se podría abrir incluso más la conexión entre ambos canales para aliviar la situación. Lo que ha ocurrido es que los 2,5 kilómetros del viejo canal están a un nivel metro y medio inferior con respecto al nuevo canal y, por lo tanto, las múltiples canalizaciones de agua que llegan a él han aportado tal volumen de agua que en lugar de llegar al mar Mediterráneo como sería previsible lo han hecho a las zonas de tierra colindantes, afectando a poblaciones como San Fulgencio.
El alcalde de Guardamar, José Luis Sáez, ha aplaudido la medida, al tiempo que ha lamentado la "tardanza" del organismo de cuenca "pese a que la actuación se había solicitado días atrás". Con maquinaria pesada se ha procedido a la rotura del dique central para, a partir de las 15 horas, comenzar la evacuación.
"Esta medida se debería haber tomado antes", ha repetido Sáez, quien ha supervisado los trabajos a pie de río junto a otros responsables municipales y agricultores cuyos terrenos están bajo las aguas. La actuación permitirá aumentar la capacidad para que acabe en el Mediterráneo buena parte del agua que inunda la comarca, sobre todo terrenos de cultivo.
La medida beneficiará a los municipios de Almoradí, Dolores, San Fulgencio, Formentera del Segura, Rojales y Guardamar, entre otros, que sufren los estragos la rotura del cauce del Segura, así como los desbordamientos de los distintos azarbes, cauces adonde van a parar las aguas sobrantes de los riego
Este lunes, la asociación de Vecinos de Guardamar Playa había denunciado que la desembocadura tenía problemas para asumir todas las aguas y residuos que arrastra el río Segura hasta localidad. Hablaban los vecinos de una situación "insólita pues el agua se ve forzada a salir por un canal estrecho entre espigones". "Al margen izquierdo, los espigones de los años 70, más o menos paralelos, de escasa longitud y abiertos al mar. Al margen derecho, un espigón descomunal, con orientación inversa a todos los del Mediterráneo (abierto al Levante y NE, vientos predominantes que causan la ola y mayores daños), construido sobre el delta natural del río y en forma de cuchara", critican.
"Que el espigón esté orientado y abierto hacia Levante (no protegiendo de la peor ola, viento y dificultando la salida de materiales) y la acumulación de estos materiales en su cauce interior por su diseño y posición está provocando "el desvío de estos materiales fuera de su destino natural de depósito, que no es otro que las playas y la costa".
A ello se añade -continúa la queja de los vecinos- es que "el dique está construido exactamente encima del delta natural que generaba el río cuando no estaba encauzado, por lo que el efecto es devastador. Justo ahí, lo colocan, con forma de cuchara, siendo una zona de acumulación de sedimentos que no pueden salir con normalidad". Y lo más clamoroso es que los sedimentos y materiales salen desviados hacia la izquierda, hacia el norte."El destino natural de depósito de esos materiales son las playas, y esos materiales no llegan al lado derecho, sur, que es el de las playas de Guardamar", denuncian.
Tambien la escasa la "profundidad de cierre", pues "ni el viento ni el mar pueden devolver a la costa los sedimentos que llegan". Por ello, los vecinos lamentan que la Dirección General de Costas, también dependiente del Ministerio de Transición Ecológica, como la CHS, no haya actuado en este episodio de gota fría. Y las consecuencias son las erosiones que está generando en las playas adyacentes.