El panorama político actual y la cercanía de la convocatoria electoral de mayo aliña las cenas de Nochebuena de este año con un condimento especialmente picante, que esperemos que en ningún caso llegue a ser amargo.
Me sorprende que estos días, algunas personas hayan descubierto que a las cúpulas de los principales órganos judiciales de nuestro Estado de Derecho las eligen los partidos políticos mediante unas “cuotas o proporciones”. Ayer una joven periodista me decía que cómo podía ser que se clasificara a los magistrados del Tribunal Constitucional como jueces conservadores y jueces progresistas.
Rectifico, no me sorprende porque no es una cosa que se enseñe ni que se explique de una manera fácil y tampoco forma parte de las principales preocupaciones de la gente según reflejan las encuestas. Sin embargo, también comentaba esta semana con otra compañera periodista que es lamentable que la sociedad desconozca estos mecanismos y sobre todo, la gran relevancia que estos nombramientos y esta situación que vivimos puede tener en nuestras vidas, en nuestra sociedad.
En los últimos días hemos empezado a leer algunos artículos que intentan hacernos la luz en este tema. Yo recuerdo mucho en momentos así la tesis doctoral de la profesora de la UMH, Victoria Rodríguez Blanco sobre “La politización de la justicia: instrumentos a favor de una mayor separación de poderes como presupuesto necesario para una democracia de calidad”.
La tesis, que luego fue libro, estuvo dirigida por la catedrática de Derecho Procesal y también ilicitana Olga Fuentes Soriano. Entre los miembros del tribunal de esta tesis había profesores cuya ideología política es muy variada, y tan diferente como la de la autora de la tesis y la de su directora.
El trabajo de investigación es del año 2015 y aborda el Poder Judicial en el marco del sistema político, analizando el conjunto de relaciones interdependientes entre la política y la Justicia, los conflictos que han surgido entre el Tribunal Supremo y el Constitucional y otra serie de ejemplos y poniendo de manifiesto que existe una politización de la Justicia no deseable. Les suena ¿Verdad? La tesis acaba con algunas propuestas para solucionar estos problemas que nunca se han puesto en marcha y yo diría que ni siquiera se ha intentado.
Volviendo a la cena de Nochebuena, los “cuñaos” van a tener que leer un poco si quieren hablar del asunto político de actualidad aunque si algo caracteriza a este perfil de elemento en toda mesa familiar es que no necesita argumentar ni conocer el asunto del que habla para cumplir con el perfil, que por cierto le ha caído a los cuñados, como a las suegras, cuando en muchos casos son otros miembros de la familia los que asumen el rol.
Llegados a este punto me resulta curioso y a veces se lo he preguntado a los “afectados” qué tipo de conversaciones mantienen en esas citas familiares en casa de Toñi y Loli Serna, la primera Secretaria Autonómica de Cooperación y Calidad Democrática del gobierno de Ximo Puig y la segunda concejala del Partido Popular en el ayuntamiento de Elche. También ha sido curioso el paso por la política de otros dos hermanos conocidos en Elche, José Ángel Quero, del Consejo Sindical Obrero e Izquierda Unida y su hermana María José Quero que fue concejala del PP del ayuntamiento de Elche hace dos décadas.
Más famosos son Ciprià Ciscar, PSPV y su hermana Consuelo Císcar del PP y su cuñado Rafael Blasco. Aquí Blasco bailó con PSOE de joven y luego PP y acabó como todos ustedes saben. La cena de Nochebuena no me la quiero ni imaginar. Hay otros casos, algunos propios de novela romántica, como la del exconcejal socialista de Elche, Alejandro Pérez que acabó enamorado y formando una familia junto a la concejala del PP, (cuando se conocieron, luego cambió), Raquel Almodóvar.
En todas partes cuecen habas y me voy a poner a estudiar porque este año la conversación se ha puesto complicada y periodista es “el que de todo sabe y de nada entiende”. Paz y amor y salud que hoy es el día.
