ELCHE. De entre las numerosas cuentas pendientes de la ciudad con su patrimonio, una de ellas es la del estado de la piedra de sus distintos monumentos. Prácticamente todos los que nuclean el casco histórico, el grueso con piedra caliza —calcarenita, calizas-areniscas—, presentan desprendimientos o desconchados bien por la calidad de la piedra o bien por los fenómenos atmosféricos. Ahora, además de la restauración de varias placas de la trama urbana romana, el Ayuntamiento se ha aliado con expertos de la cal de Morón, también Patrimonio de la Humanidad, para probar por métodos naturales la restauración de la piedra, como llevan tiempo haciendo en el patrimonio de Granada.
Estos desperfectos, visibles en prácticamente todo el conjunto monumental, se pueden observar en la fachada de Santa María, en la Lonja Medieval del Ayuntamiento y en la puerta consistorial sobre todo, en la Casa de la Festa, en la fachada y tapiales del Palacio de Altamira, en la Calahorra, en Las Clarisas... La piedra se está desintegrando, lo que supone un problema grave por el deterioro en el tiempo. En su día se puso resina sintética que no ha funcionado, a pesar de la fuerte inversión, y ahora el problema es mayor porque hay que decapar lo que hay y poner un producto nuevo, que es lo que se está probando estos días en Las Clarisas.